miércoles

JOAQUÍN TORRES GARCÍA. INTEGRIDAD DEL ARTE (5) por ALEJANDRO DÍAZ


1. De la Intuición a la Idea (3)

En el pensamiento de Torres García hay generalmente superpuestos dos planos o dimensiones. Por una parte, el del mundo real y Concreto, el de las cosas materiales corrientes. En ese plano, el aspecto intelectual correspondiente es el de la razón y de los conceptos. Por otra parte, está el mundo del espíritu, donde todo es universal o Abstracto: Ideas en términos platónicos, las escancias de cosas en potencia antes de transformarse en cosas reales, en pensamientos o en conceptos. Y a ese plano donde moran las cosas abstractas no es posible, para Torres García, acceder de otro modo que por el de la intuición. Como él mismo lo expresa al escribir, “bien al revés del literato, el artista verdadero no sabe las cosas de una manera concreta, pero las ha visto” (19); en el pensamiento de Torres García la intuición es valorizada como el punto de partida de la reflexión teórica, que luego habrá de llevarse a palabras y conceptos (20). Y no me refiero aquí a la intuición en su aspecto coloquial, como una percepción más o menos irracional y a veces de carácter premonitorio, sino a la intuición como conocimiento directo y total de una cosa o de un aspecto de la realidad, en el sentido que se ha utilizado en gran medida en contextos ligados a la experiencia religiosa: Conocimiento directo; ver es comprender, sentir es comprender, amar es comprender. Aquí, ese vehículo del conocimiento, el concepto, está suprimido. En su lugar tenemos una intuición -término vago por así decir: imagen sin forma, idea sin concepto (21).

Las intuiciones, cuando son poderosas, dada su característica de representaciones “totales”, se diferencian radicalmente del pensamiento discursivo y secuencial en que -al igual que en un cuadro- todo está a la vista al mismo tiempo; todas las partes y las relaciones entre las partes se hacen evidentes simultáneamente. En su primer artículo de 1904, Augusta et augusta, Torres García defiende de distintos modos la validez de ese “instinto”, que hace sabio al que lo posee en un grado superior. Y luego dice que “En la meditación, todo artista procede por imágenes. De eso se sigue que los conceptos de la filosofía ni le interesan ni le sirven de nada. La religión es la filosofía propia del artista”. El pensamiento de Torres García no pertenece entonces a la esfera de la construcción filosófica en el sentido del pensamiento sostenido únicamente en sí mismo, como quería Hegel, sino que al igual que el religioso está basado en una suerte de visiones o intuiciones profundas. Pero a diferencia de Platón, Torres García afirma que el artista, mediante una percepción extraordinariamente afinada -cercana a la contemplación- puede en el mundo real (o material) captar el orden que subyace a la realidad. Y que a la vez, mediante la realización de las obras de arte puede hacer manifiesto ese orden, ya que si el artista que las hace se halla él mismo -espiritualmente- en ese plano, las obras a pesar de ser objetos materiales, apuntarán a algo de la naturaleza trascendente. La práctica artística así concebida tiene entonces para Torres García un carácter religioso (aunque laico), que no solamente recomienda el artista para hacer su obra sino que lo preconiza en todos los aspectos de la existencia de quien desee hacer un “arte grande”.

Torres García distingue el tipo de hombre de perfil teórico y racional, de ese otro -al que él cree pertenecer- que accede a un mundo de esencias directamente y al que a veces llama vidente. “…entre el vidente y el hombre común, que no ve más que la realidad, está el hombre que por la razón se acerca a lo trascendental. Aquel no descubre nada, pero comprende lo que el otro ha descubierto: lo toma y le da forma de manera más armónica y ordenada que el primero: pero sus obras no tienen la vida ni la frescura de las de ése, que ha llegado a la misma fuente de todo conocimiento en busca de sus inspiraciones. Su juicio es siempre frío y metódico, y sus actos, correctos y sin entusiasmo. (…) Seguramente, si solamente hubiese este tipo de hombres, la filosofía, las artes y la religión estarían por nacer. Hombre divino deberá llamarse a aquel que trae dentro de sí este genio que le recuerda las cosas del cielo. Solamente él puede reconocerlas aquí en la tierra, mostrarlas a los demás y desear que se realicen (22)”


Notas

(20) “Porque siempre la intuición se adelanta al pensamiento, entonces, la teoría que parece ser algo original, no es más que lo que captó la intuición, que se ha sistematizado y hecho inteligible. JTG, 1947. Fascículo 5 P.63.

(21) Conferencia a Cercle et Carré. Archivo del Museo Torres García.

(22) JTG, 1904. En J. Torres García. Escrits sobre art. P. 21

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+