1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB: elMontevideano
Laboratorio de Artes / 2019
III / Esquizofrenia
Espacio y tiempo en la
esquizofrenia (*)
(A propósito de paciente)
¿Es que el exterior llama?
¿No es el exterior una intimidad antigua
perdida en las sombras de la memoria?
Gastón Bachelard, “La poética del espacio”
1. Los diferentes
espacios
“Al nacer los primeros
pasos no se dieron en la tierra”, dice un paciente de 32 años.
Diáfano retrato de la
instancia del Ser con la cual nacemos. El yo de este paciente ha perdido sus
límites y se abre al espacio lo que le posibilita rememorar esa “intimidad
antigua perdida en las sombras de la memoria”.
Del Ser al no Ser, del
Cosmos al Caos, de la Vida a la Muerte, este tránsito apocalíptico marcó su
infancia: “cuando se crece se pasa por un agujero negro, paisajes entre
universos, y van muriendo cosas”. Y también: “los pozos negros están, pero
están los mundos, diferentes niveles. Si cae en un pozo va cayendo pero puede
salir… cada uno tiene su pozo negro… pasar por un pozo negro es pasar de un universo
a otro”.
Precisa descripción que
crece agobiado por la angustia aniquilante de no Ser, pero que, sin embargo, conserva
su vínculo con la realidad y perdida la esperanza de volver a ella.
La consecuencia es que el
paciente vive simultáneamente en diferentes espacios, “diferentes universos”,
por un lado el espacio tridimensional que lo conecta con la realidad propia del
ser humano, por el otro, el espacio multidimensional, ese vasto océano de energía
que, a causa de la deslibidinización del narcisismo del Ser, se vuelve un
océano vacío, que el paciente llama “agujero negro” o “pozo negro”, que lo
amenaza con el vacío infinito del no Ser.
Refiere este fenómeno a
la desaparición de su conciencia: “Dentro de la conciencia hay algún otro poder
que la hace desaparecer y uno después la recupera”. (1)
Esta coexistencia de
diferentes espacios hace que el paciente manifieste: “no encuentro mi lugar”.
(2)
Me pregunta: “¿Qué opina
de alguien que está al revés? Veo nuevas cosas que antes de no veía. No sé ni
cómo las veo, bien y mal… Me veo en muchos lados”.
Cuando le pregunto qué
entiende por “estar al revés”, me dice: “En vez de ir para adelante camino
hacia atrás. Estoy al revés en todas las cosas”. (3)
El paciente está
instalado a la vez en el espacio euclídeo de tres dimensiones y en el espacio
multidimensional de n-dimensiones. (4) Por consiguiente, siente que camina
hacia adelante situado en el espacio de tres dimensiones, pero a la vez su
visión del espacio bidimensional lo hace sentirse continuado en todas las cosas
existentes, de modo que cuando avanza tiene a la vez la visión de caminar hacia
atrás acompañando a las cosas que lo rodean, por lo cual concluye: “tengo los
ojos en la nuca”.
El juicio en apariencia
delirante es por el contrario correcto, si tomamos en consideración la simultaneidad
de espacios diferentes en que vive el paciente; es su visión normal de convergencia
binocular propia del yo instancia que le da impresión de ver bien, si su visión
es de un espacio de tres dimensiones y de ver mal si es de un espacio
bidimensional.
Notas
(*) Este trabajo fue
discutido con los siguientes colegas: Jackeline Bister, Gloria Büsch, Felisa Kosiak
de Kalennberg, Carmen Medicci, Ema Uslenghi, Lizardo Vázquez y Gonzalo Varela.
Sus comentarios y sugerencias me fueron muy útiles para precisar mejor las
ideas del mismo. Presentado en la APU, el 16.VI.95.
(1) Govinda (***) dice que
la manera en que experimentamos el espacio es un indicador del estado de
nuestra conciencia.
(2) Aristóteles (****)
concibió el espacio como “lugar”.
(3) Luego veremos otra
acepción de “estar al revés”.
(4) R3 y Rn según la
terminología de Descartes.
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