por Laura Serrat
¿Dónde encuentra la
inspiración un coreógrafo? El bailarín Andrés Corchero (Ciudad Real, 1957)
defiende que las ideas pueden surgir mientras escucha una canción, lee un libro
o mira un cuadro. Corchero considera que la danza no es solo movimiento. También
puede ser poesía, filosofía, narrativa… En su último trabajo, el artista ha
decidido mirar en su interior y tratar un tema universal: la pérdida de un ser
querido. Así, el bailarín vuelve al Mercat de les Flors con dos piezas sobre la
muerte. Absències (del 16 al 18 de enero), que está dedicada a su padre
fallecido, y La música del teu nom (19 de enero), un homenaje al músico Joan
Saura.
El año 1995 creó la pieza
Camí de silenci dedicada a su padre poco tiempo después de su muerte.
Ahora vuelve a dirigirse a él con el solo Padre. ¿Qué le empuja volver a bailar
para él?
He cumplido 62 años. La
edad que tenía mi padre cuando murió. Es un momento difícil para mí y he
querido expresarlo bailando. Pero no es una actuación que solo ponga el foco en
mi experiencia personal. El espectáculo trata sobre la pérdida, la muerte. Y
aquí todo el mundo puede sentirse identificado. El programa Absències
enlaza el solo Padre con la pieza Camí de silenci, donde recupero
la coreografía que bailé hace veinticinco años, después de la muerte de mi
padre. El paso del tiempo une las dos coreografías.
¿Cómo se transmite el
paso del tiempo a través del movimiento?
No buscamos dar al
público un mensaje narrativo. En el teatro, hay una narración que tiene que ver
con el tiempo. Las obras presentan un inicio, un desarrollo y un final. En la
danza el tiempo no se explica sino que es intrínseco a la actuación. El paso
del tiempo se construye a partir de la composición de los movimientos en el
espacio o de la relación entre los silencios y la música.
Nietzsche apuntaba que la
danza es la disciplina que mejor explica el tiempo.
La danza es efímera.
Puedes bailar la misma coreografía cada día pero siempre la vivirás de forma
diferente. El público de hoy tampoco sentirá lo mismo que el público que vendrá
mañana. Siempre se baila en el eterno presente. Puedes hacer una filmación de
vídeo pero nunca será lo mismo. No conseguirá transmitir la energía del
directo.
¿Cómo es esa energía del
directo?
Lo más importante es
despertar emociones al público. El espacio entre el bailarín y los espectadores
debe estar lleno de energía. El objetivo es conseguir que se mueva algo en el
interior de los espectadores. La emoción es movimiento. Esto también puede
suceder cuando lees un libro, escuchas una canción o conversas con una persona
que te atrae por alguna razón y te despierta un interés, una curiosidad.
¿La inspiración para una
coreografía también surge de un modo espontáneo?
Cuando uno se enfrenta a
un espectáculo nuevo lo mejor es leer. La danza no solo es movimiento. También
es filosofía, poesía, narrativa… Como bailarín, intento adquirir el máximo
conocimiento sobre el tema que quiero tratar. Por ejemplo, las contras de La
Vanguardia me gustan y las colecciono. Los filósofos o teólogos que aparecen
plantean preguntas que traslado a la danza. En el caso del programa Absències,
también he hecho un proceso de documentación. Quizá la influencia más relevante
es la del libro El Padre de la poeta americana Sharon Olds. Durante la
actuación, sus versos aparecerán.
Ha recibido influencias
de poetas, músicos, pintores, y los ha hecho partícipes de sus espectáculos.
La danza no está
desligada de otras disciplinas. Se retroalimentan. La poesía y la danza se
tocan. La poesía es como bailar escribiendo, puedes ir muy lejos con la
imaginación. También hay una estrecha relación entre la danza y la música. Uno
de los músicos que más me influenció fue Joan Saura. Desde que murió siento un
enorme vacío.
Este domingo dedica el
espectáculo La música del teu nom a Joan Saura en el Mercat de les
Flors. Le gusta hacer homenajes a las personas que le han marcado.
No lo hago de forma
consciente. Supongo que es una forma de dar las gracias a los que tanto me han
dado. Joan Saura era como un hermano. He invitado a los músicos Agustí
Fernández, Liba Villavecchia y Nuno Rebelo para hacer un encuentro donde la
música y la danza improvisadas sean las protagonistas. El hecho de tocar y
bailar para Joan Saura no quiere decir que pensemos que puede aparecer de forma
material, pero de alguna forma él estará allí. Igual que mi padre también está
presente cuando yo bailo. La danza los hace presentes.
La muerte es el gran tema
de sus últimas creaciones. Sin embargo, defiende que quiere lanzar un mensaje
de esperanza al público.
A lo largo de la vida,
dejas atrás muchas personas queridas. La vida tiene ese punto de tristeza. Pero
la tristeza puede convivir con la esperanza. El espectáculo continúa. Si has
visto la película Del Revés (Inside Out), allí las emociones son los personajes
de la historia y resulta que la tristeza es la gran protagonista. Es una
emoción capaz de activar diferentes mecanismos del cuerpo. Estar triste no es
malo. En muchos casos, te da fuerza. Puede ser un motor para la creación. El
espectáculo tiene un aire triste pero hay elementos que hacen pensar que la
vida continúa. Mi hija me acompañará durante el espectáculo tocando la guitarra
y recitando versos. A través de ella es como si reencontrara a mi padre.
¿Cuándo decidió que lo
que quería hacer en la vida era bailar?
Fue una casualidad.
Trabajaba en una empresa de electrónica. Pero cuando volví del servicio militar
me quedé en el paro. Me crucé con una amiga que tocaba la guitarra y estudiaba
teatro. Decidí empezar a estudiar música y descubrí mi faceta artística. Tenía
veintidós años. En aquella época también cursé estudios de teatro y danza.
Nunca había bailando hasta entonces. Me entusiasmaba aprender a comunicar con
el cuerpo, conocer el poder del lenguaje no verbal. Un espectáculo de la
compañía de danza japonesa Sankai Juku dedicada al butoh me impresionó y decidí
viajar al Japón para conocer esta forma de entender la danza.
Aprendió al lado de Min
Tanaka y Kazuo Ohno.
Ellos me enseñaron a
convertir el cuerpo en un vehiculo capaz de manifestar lo que hay afuera. En
sus inicios, el butoh se representaba a través de una gestualidad grotesca. Sus
impulsores buscaban mostrar las tinieblas del ser humano de una forma bella.
Hay cosas que aparentemente pueden ser feas pero en el fondo guardan una
belleza. Cuando somos pequeños nos movemos de forma muy rara. Estamos
descubriendo el mundo. Movemos de forma extraña los dedos y la boca. Sin
embargo, no podemos dejar de mirar a los niños pequeños que sienten curiosidad
por cada objeto.El Butoh busca encontrar esa esencia. El problema es que a
veces algunos bailarines se quedan a la superficie copiando los movimientos que
se identifican como butoh pero no se sumergen en la filosofía que existe
detrás.
¿El butoh continúa siendo
la mayor influencia en su forma de bailar?
Por supuesto que en las
últimas creaciones resuenan las enseñanzas de mis primeros maestros. Pero son
muchas las personas que han dejado huella en mi forma de bailar. Creo que la
danza siempre va más allá de los estilos. Pero desgraciadamente necesitamos
etiquetar. Cuando ves a un bailarín que no se enmarca dentro de ningún estilo,
pero a la vez los tiene todos, simplemente baila. No me gusta casarme con las
formas. Mi forma de acercarme a la danza es reconocible por el público pero eso
no quiere decir que no esté abierto a otras formas de moverme.
Dedica buena parte de su
tiempo a la docencia. ¿Qué consejos les da a las nuevas generaciones?
El esfuerzo, tener
criterio y buscar más allá de lo mediático son los principales consejos que les
ofrezco. Tanto los alumnos del Conservatorio Superior de Danza como los de la
Escuela Superior de Arte Dramático me transmiten su preocupación por las pocas
salidas laborales que tienen como bailarines en Catalunya y en España. Y es
verdad. La danza es la última de la fila. Pero hay una muy buena cartera de
bailarines. Son una generación muy marcada por la inmediatez y quieren
resultados rápidos. Siempre les aconsejo que huyan de la productividad y
procuren pasar más ratos encandilados mientras pasean o miran el mar. Es así
como surgen las ideas.
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