miércoles

JOAQUÍN TORRES GARCÍA: CONSTRUCTIVISMO, SEMIOLOGÍA Y MITOLOGÍA (8)


por RUBEN TANI

5. Concreción “estructural” de arquetipos semiológicos (2)

Por esta razón las “normas de construcción” estructural proponen:

(1) Trasladar lo subjetivo y lo objetivo mediante la “esquematización geométrica”, a un valor universal de varios niveles semiológicos.
(2) Valor concreto de la forma y del plano del color.
(3) Ley de frontalidad, ritmo y funcionalismo.
(4) Ley de proporción o medida armónica.
(5) Calidad y tono. (Torres, 1944: Lección 41 y Torres, 1944:1010-1011).

Esto permite proponer un sistema ortogonal construido mediante líneas verticales y horizontales, sobre las que se funda el funcionalismo de los planos de color (y de los volúmenes en escultura y arquitectura). (Torres, 1944: 35-36). En este sistema, la recuperación concreta del objeto, no se logra imitando analógicamente los fenómenos de la percepción, sino “construyendo “la estructura de las cosas grabada en nuestra mente”, mediante la ley frontal y un esquema geométrico que produce un “diseño gráfico” que es una verdadera escritura. (Torres, 1947: fasc., 2,44-45 y fasc. 3,13). (Negritas nuestras). En este orden plástico, los objetos pueden “deformarse” si lo exige el espacio que han de ocupar como formas, y de acuerdo con el ritmo y la proporción de la obra que se basa en la sección áurea. (Torres, 1944: 36-37).

Como no hay analogía estructural entre signo y cosa, porque: “Se llega a lo real de las cosas por equivalencia, no por imitación”. (Torres, 1944:764). Lo que importa son las equivalencias entre elementos “arbitrarios” y funcionales que constituyen la estructura y este principio de equivalencias semiológicas.

(1) Se expresa en el orden geométrico de la plástica constructiva, mediante la combinación de elementos abstractos como la línea, el plano, el tono, la forma y el ritmo como un valor absoluto (funcional), y distinguiendo por un lado, los signos: (a) casa, hombre, flor, barco, etc., y por otro, las conectivas universales: (b) la línea, el círculo, el triángulo, etc. La expresión material de un símbolo es un signo, y no una imagen (ícono). Además, puede incluir diferentes tipos de alfabetos (verbales, y no verbales). (Torres, 1944:642).

(2) Abandona la ilusión de la perspectiva, en este ordenamiento estético abstracto, no se tiene en cuenta las proporciones externas, es decir, las dimensiones y las relaciones de los objetos “reales” entre sí. Importa como proporción, por ejemplo, la dimensión, si esta marca una jerarquía significativa que establece relaciones armónicas arbitrarias entre signos y figuras.

(3) Además de los elementos de la estructura, el “Realismo” pos-platónico de Torres consiste en hallar el Tono, y no el color: esto le permite establecer el valor funcional en la construcción, se plantea el problema de dosificar los colores primarios: rojo, amarillo, azul, blanco y negro y excepcionalmente usar los colores secundarios: naranja, violeta, verde, porque “desplazan la pintura de su base clásica”. La base es constituida por el rojo, blanco y negro, en menor proporción, el azul y el amarillo que no deberían constituir la base de la estructura de color. Torres comenta que para evitar la imitación y lograr la construcción y sus valores: el plano de color y la línea, la vanguardia eligió cinco colores básicos: rojo, amarillo, azul, negro y blanco. Luego y para superar este error, los colores no debían mezclarse, emplea tres tonos, esto es, un tono bajo, intermedio y claro. Más claro o más oscuro añadiendo blanco o negro. Por esto, como en la música, Torres se refiere a un “atonalismo pictórico” (Torres, 1944: 768 y 954 y; 1947: fasc. 1, 10-14).

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