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MUCHOS
TIPOS DE PRISIONES:
LA
MUJER QUE QUEDA AL ÚLTIMO
“NUESTRA
SEÑORA
DETRÁS
DEL MURO”
Factores
de correspondencia inusuales: “borrar
lo
sagrado”, ya sea en una nación entera o en un
solo
niño o adulto, sigue la misma trayectoria…
Y
hay caminos similares para sanar tales heridas (1)
Como hija de inmigrantes y refugiados, crecí con todas las heridas, los
anhelos, los llamados de dolor y esperanza de mi gran familia durante las décadas
posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Eran personas queridas y ásperas,
dulces y profundamente heridas. Sus efectos sobre mi corazón y mi alma llegaron
hasta lo más hondo. De tal suerte que quisiera ofrecerles aquí un pequeño
escaparate psicológico, teniendo en mente que, extraña y atrozmente, las mismas
formas de erradicar a la Santa Madre de un pueblo son también las mismas
estrategias que se utilizan para abusar de un niño. En otras palabras:
arrebatarles el concepto interior de la Madre Sagrada y reemplazarlo con la
idea de que hay “monstruos por todos lados” y alcanzar “la paz a cualquier
precio”.
La manifestación de un abuso tal efectivamente anula al yo e impacta
el alma. Esto les impide a las personas hablar desde el yo y el alma verdaderos,
hasta que puedan restaurar la esencia sagrada interior en sus vidas otra vez.
En mi experiencia clínica a menudo esto significa que tienen que volver a
aprender que son almas preciosas y únicas, con un destino que vivir y crear,
que nacieron con una bendición sobre sus cabezas y no con una espada
colgándoles encima. Que en lugar de mantener intacto, por medio del miedo, un
aspecto materno interior nocivo, haya una voz de madre que nos dice nuestro
destino: yo no debería vivir y arrinconarme, sino vivir y crear algo nuevo
todos los días, libremente.
Ojalá puedan ver también los caminos a la libertad, a la reparación y a una
vida plena otra vez, ya sea como cultura o como persona que vivió la devastación
de la guerra y la lucha por la vida, o si la cultura, el grupo o la persona han
deambulado heridos por otras razones. Las heridas de la guerra y del abuso son
similares, y la sanación es similar: es también muy similar la restauración de
la sanación y de lo Sagrado en las diferentes maneras en que mejor las
entiendas.
Uno puede sanar cuando hace una lista, literalmente, de todas las
libertades que le fueron negadas y trabajando entonces al revés: apropiándose
de todas las libertades coartadas, esencialmente las que traen la bondad al yo
y al mundo de vuelta en la conciencia propia, volviendo a establecer toda
acción y pensamiento a partir del centro sagrado, incluyendo el derecho de
actuar, moverse, crear, ser, prosperar en pleno. Estos recrean en la psique
central de una nación y de una persona un recuerdo aun más fuerte de la Madre
de la Misericordia, que no es ninguna florecilla, sino que es fiera y activa en
defensa del amor, la paz y el honor.
Estos son los pasos centrales en la destrucción de las ideas e imágenes
sacras y las fuerzas sagradas que representan. Esta supresión violenta e
intencional de lo Sagrado, tan profundamente valorado por la gente, ha
proliferado en todo el mundo durante siglos, pues de alguna manera los invasores
intuyen que aunque para muchos a menudo parece invisible la esencia de lo santo
y de lo sagrado, el alma de la cultura y las almas de la gente pueden muchas
veces sentir lo sagrado de manera palpable, y que esta velada fuerza psíquica,
espiritual, religiosa, psicológica y encarnada sostiene enormemente a las almas
durante los desafíos, tribulaciones y revoluciones. Según los invasores, mayor
razón para destruir esos aspectos sagrados que fortalecen a la gente y que
valoran intrínseca y profundamente.
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