martes

JOSEPH CAMPBELL EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (92)


4 / EL CRUCE DEL UMBRAL DEL REGRESO (1)

Los dos mundos, el divino y el humano, sólo pueden ser descritos como distintos uno del otro: distintos como la vida y la muerte, como el día de la noche. El héroe se aventura lejos de la tierra que conocemos para internarse en la oscuridad; allí realiza su aventura, o simplemente se nos pierde, o es aprisionado, o pasa peligros; y su regreso es descrito como un regreso de esa zona alejada. Sin embargo, y esta es la gran clave para la comprensión del mito y del símbolo, los dos reinados son en realidad uno. El reino de los dioses es una dimensión olvidada del mundo que conocemos. Y la exploración de esa dimensión, ya sea en forma voluntaria o involuntaria, encierra todo el sentido de la hazaña del héroe. Los valores y las distinciones que en la vida normal parecen de importancia desaparecen con la tremenda asimilación del yo en lo que anteriormente era mera otredad. Como en las historias de las ogresas caníbales, el horror de esta falta de individuación personal puede ser la carga total de la experiencia trascendental para las almas no preparadas. Pero el alma del héroe avanza valientemente y descubre que las brujas se convierten en diosas y los dragones en los guardianes de los dioses.

Sin embargo, debe quedar siempre, desde el punto de vista de la conciencia normal despierta, cierta incongruencia desconcertante entre la sabiduría que se trae desde las profundidades y la prudencia que usualmente resulta efectiva en el mundo de la luz. De aquí la divergencia usual entre el oportunismo y la virtud y la resultante degeneración de la existencia humana. El martirio es para los santos, pero los seres comunes tienen sus instituciones y no puede permitirse que estas crezcan como flores del campo; Pedro sigue blandiendo su espada, como en el huerto, para defender al creador y sostenedor del mundo. (18) El don traído de la profundidad trascendente, se racionaliza con rapidez y se convierte en una no-entidad y se aviva la necesidad de que exista otro héroe que renueve el mundo.

¿Cómo enseñar de nuevo, sin embargo, lo que ha sido enseñado correctamente y aprendido incorrectamente mil y mil veces a través de varios milenios de tontería prudente de la especie humana? Esta es la última y difícil labor del héroe. ¿Cómo dar en el lenguaje del mundo de la luz, los mensajes que vienen de las profundidades y que desafían la palabra? ¿Cómo representar en una superficie de dos dimensiones una forma tridimensional, o en una dimensión tridimensional un significado multidimensional? ¿Cómo transcribir en términos de “sí” y “no” revelaciones que convierten en contrasentido cualquier intento de definir parejas de contrarios? ¿Cómo comunicarse con personas que insisten en encontrar en la exclusiva evidencia de sus sentidos el mensaje del vacío omnigenerador?

Notas

(18) Mateo, 26:51; Marcos, 14 47, Juan 18:10.

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