La psiquiatría psicoanalítica desde la Teoría del Ser (4)
Estas ideas nos permiten
comprender las frecuentes identificaciones de los esquizofrénicos con elementos
cósmicos, como por ejemplo, el sol. Se entiende que estos enfermos, fracasadas
las identificaciones realizadas con la madre y otros seres humanos, recurran a
identificaciones como planetas como un intento desesperado de encontrar un
sostén y restaurar su psiquismo y cuerpo desintegrados.
Si el narcisismo yoico
nos provee de las identificaciones humanas mediante las cuales se construye el
yo, el narcisismo del Ser nos suministra estas identificaciones, que hemos
llamado identificaciones cósmicas y por medio de las cuales el enfermo busca
reconstituirse. Forman parte, por consiguiente, de los intentos de auto
curación de la psicosis,
Como ejemplo, citaré una
paciente de Geza Roheim, que se había propuesto mantener al sol en su lugar.
Mientras miraba el sol por la ventana fabricaba con sus manos una bola de
carne. Debía repetir esta acción, porque el sol volvía a estar hechos trizas y
sangrando.
No es difícil percibir
que identifica su cuerpo despedazado con el sol, y que mediante la bola de
carne que construía procuraba dar a su cuerpo forma, sostén y lugar. Por algo
el sol es un símbolo cósmico de resurrección y de inmortalidad.
También un esquizofrénico
que tuve en tratamiento psicoanalítico identificaba su cuerpo enfermo con “el
árbol de la vida” caído. Su cuerpo y el árbol eran una y la misma cosa. En el
narcisismo del Ser todas las cosas existentes forman una unidad. El paciente
sano era el árbol, firme y erecto, simbolizando el eje yoico, mientras que su
enfermedad era el árbol de la vida caído.
El sol y el árbol, no son
simples metáforas para estos pacientes, es decir, representaciones narcisistas del
yo, sino que son identificaciones cósmicas que hemos descrito como
presentaciones del yo-Ser.
Con la instancia del Ser
hemos introducido la realidad cósmica como una nueva realidad en metapsicología
analítica. Si las representaciones pulsionales son el nexo de unión entre el
psiquismo y el cuerpo, las presentaciones del narcisismo del Ser lo son entre
el psiquismo y el Cosmos.
Freud ya había señalado
que el desarrollo del yo segrega el Universo que previamente está integrado al
psiquismo y habló de un “sentimiento oceánico” para referirse a esta
integración del psiquismo con el Todo. No es de extrañar, por consiguiente, que
el derrumbe del yo nos permita recuperar la integridad perdida, esa “intimidad
antigua con el exterior” de la que habla Bachelard.
El estudio de la
psicosis, junto con la creatividad, la mística y la adolescencia, nos condujo a
nuestra propia mitología de los orígenes. Si bien el conocimiento de los
orígenes es imposible, como decía Derrida, es muy útil establecer una mitología
de los mismos, a punto de partida, fundamentalmente, de las investigaciones
realizadas en la psicopatología de los adultos, pero también por observaciones
realizadas en la niñez temprana.
Nosotros entendemos que
en el nacimiento vivenciamos la unión con el Todo, en virtud del desequilibrio
narcisista que comporta el mismo. El pasaje del medio líquido pre-natal, donde
las paredes uterinas nos permiten vivenciar límites, a un medio aéreo sin
límites, nos procura la sensación de hallarnos suspendidos en un espacio ahora
ilimitado.
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