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JOSÉ LUIS MACHADO TRIBUTO A SAÚL IBARGOYEN ISLAS - especial para elMontevideano



Joselo
(José Luis Machado)
Junio 2019
Poema dedicado a Saúl Ibargoyen Islas
Como tributo y homenaje a su vasta obra literaria,
Para el primer festival poético musical:
LIVRERA 2019

La patria del escritor
es claramente el idioma
cada escritor pasa y toma
lo que cree que es mejor.
La patria del escritor,
que con sus ideas pinta
de una manera distinta;
cada frontera es variable
cada ruta interminable,
cada ciudad variopinta.

Y, claro, a pesar de todo
es de lo más entrañable,
recóndita e insondable,
en nuestro vivir, ni modo.
Y, claro, a pesar de todo
vive en lo más profundo
de nosotros, nuestro mundo,
su núcleo: nosotros mismos,
envuelta en el cataclismo,
de un latido, o de un segundo.

Es la materia lingüística,
de la que son definidos,
sus poemas construidos,
su manifiesta estilística.
Es la materia lingüística,
es una argamasa plástica,
es múltiple y fantástica.
No es un retrato cualquiera,
un lenguaje de fronteras,
inabarcables y elásticas.

Entrerríos, entreaguas,
entrecierras, entremontes,
entreabres, entrevoces,
entresierras, entrelenguas.
Entrerríos y entreaguas
Saúl Ibargoyen goza
haciendo de cada cosa,
la su materia verbal
moldeable y sin modal,
así construye y destroza.

En portugués y español:
palabras nuevas, vivas,
sintaxis muy permisivas,
entrañable portuñol.
Entrañable portuñol
de luces inesperadas
formas descontracturadas,
con sus giros fronterizos,
con sus jeitos fronteriços,
fronteira de paz amada.

Aquellos pequeños seres
pueblan el mundo y sus males
hombres, cosas, animales,
cumbres, pozos y mujeres.
Aquellos inmensos seres
bajo una luz moribunda
aparecen pues, e inundan
el paisaje de piedad,
amor, engaño y verdad,
en su poesía profunda.

Multitud de estaciones
y multitud de lugares;
montes, barrios, calles, mares
hoteles, cuevas, pensiones.
Multitud de profesiones
de oficios y de países,
de pieles y cicatrices,
pero siempre congruente,
con sí mismo consecuente,
con sus rojos y sus grises.

Así, es que en su poesía
los pájaros ladrarán
y los mancos volarán,
y la noche será día.
Y la noche será día,
las fácticas relaciones
trasmutan en sus funciones
las cosas ya no serán,
transparentes en su afán,
de atar las tres dimensiones.

Más también hay esperanza:
de poeta extraordinario
poeta contestatario;
que el horizonte no alcanza,
y no alcanza la balanza,
pa' sopesar su valor,
para medir el dolor,
que palpita y agoniza,
su pluma traza y realiza,
las fronteiras del amor.

La lengua habla a través
de nosotros, eso es cierto,
y nos muestra al descubierto,
cada uno es como es.
La lengua habla a través,
pero no es menos verdad,
que intentamos sin piedad
dominar esa estructura,
que nos habla clara y pura,
esa que no hemos hecho,
que heredamos como un hecho,
que viene en nuestra cultura.

Todo hombre, ese animal
de palabras y de ideas,
y esa patria aunque no creas,
nos desgarra y es letal.
Todo hombre, ese animal,
siente cómo su voz pesa
el idioma lo atraviesa,
y así atravesamos juntos
tan laberíntico asunto
que a tiempo es individual
y es colectivo, tal cual,
y Saúl dio con el punto.

Físicas y nacionales,
con sus paisajes humanos,
sus parajes sobrehumanos,
sus impulsos viscerales,
sus prácticas regionales
entre fronteras habladas,
entre dos lenguas pobladas,
que se tocan, se interpretan,
se enriquecen, se penetran,
que nunca se ven cercadas;
vívidas, entrelazadas;
todos salen, todos entran.

Así pues, juega con ella,
la hace una cosa viva,
palpitante, creativa,
tan distinguida y plebeya.
Así pues, juega con ella;
como si un raro animal
se mueve y sin igual,
en su entramada estructura,
en la ferviente cultura
entre Brasil y Uruguay,
donde España y Portugal,
han dejado sus fisuras.

Saúl, también narrador
y claro, también es crítico
es un animal político,
arquitecto y constructor.
Arquitecto y destructor
de tres espacios, tres vías
a saber: son la poesía,
crítica y narrativa,
retroalimentan su vida
su misma desgarradura,
son tronco, son nervadura
son sabia, son hojas vivas.

Ibargoyen, hombre sabio,
que ha viajado, visto, oído,
ha estudiado y comprendido,
sin rencor y sin resabios.
Ibargoyen, hombre sabio.
Ese hombre de fronteras
de viajes, dentros y fueras,
hombre que ha intercambiado,
las pieles que se ha arrancado,
llagas de tiempo escaldadas,
viva carne lacerada,
que con lenguaje ha curado.

Con su patria primordial,
pues su patria es el lenguaje,
sin que importe su linaje,
cada hombre allí es igual.
Con su patria primordial
su lenguaje, que es el nuestro,
analfabeto o maestro,
en silencio o a los gritos,
orales, también escritos,
que vienen de los ancestros,
dando vida a los sonidos
potenciando los sentidos,
tan lejanos como vuestros.

Es un hombre —un poeta—
que “ya no puede volver”,
que ya sabe en su saber
que su profunda tristeza,
lo abraza y lo atraviesa.
La patria, dice, “es conmigo”,
quiere decir es consigo
que vive adentro de él,
como la nostalgia fiel,
socavón y parapeto,
tal vez exilio perpetuo,
hecho de tinta y papel.


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