¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más
profundo centro;
pues ya no eres equiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este
dulce encuentro!
DECLARACIÓN (4)
9 /
Porque en la sustancia del alma, donde ni el centro del sentido ni el demonio
puede llegar, pasa esta fiesta del Espíritu Santo; y por tanto, tanto más segura,
sustancial y deleitable, cuanto más interior ella es; porque cuanto más interior
es, es más pura, y cuanto hay más de pureza, tanto más abundante y frecuente y
generalmente se comunica Dios; y así, es tanto más el deleite y el gozar del
alma y del espíritu, porque es Dios el obrero de todo, sin que el alma haga de
suyo nada. Y, por cuanto al alma no puede obrar de suyo nada si no es por el
sentido corporal, ayudada de él -del cual en este caso está ella muy libre y
muy lejos-, su negocio es ya sólo recibir a Dios, el cual solo puede ser en el
fondo del alma (sin ayuda de los sentidos) hacer obra y mover al alma en ella;
y así, todos los movimientos de la tal alma son divinos; y, aunque son suyos,
de ella lo son, porque los hace Dios en ella con ella, que da su voluntad y
consentimiento. Y, porque decir hiere en el más profundo centro de su
alma da a entender que tiene el alma otros centros no tan profundos, conviene
advertir cómo sea esto.
10 /
Y cuando a lo primero, es de saber que el alma en cuanto espíritu no tiene alto
ni bajo, ni más profundo ni menos profundo en su ser, como tienen los cuerpos
cuantitativos; que, pues en ella no hay partes, no tiene más diferencia dentro
que fuera, que toda ella es de una manera y no tiene centro de hondo y menos
hondo cuantitativo, porque no puede estar en una parte más ilustrada que en
otra, como los cuerpos físicos, sino toda de una manera en más o en menos, como
el aire, que todo está de una manera ilustrado en más o en menos.
11 /
En las cosas aquello llamamos centro más profundo que es a lo que más puede
llegar en ser y virtud y la fuerza de su operación y movimiento, y no puede
pasar de allí, así como el fuego o la piedra, que tiene virtud y movimiento
natural para llegar al centro de su esfera, y no puede pasar de allí, ni dejar
de llegar ni estar allí si no es por algún impedimento contrario y violento.
Según esto, diremos que la piedra cuando en alguna manera está dentro de la
tierra, aunque no sea en lo más profundo de ella, está en su centro en alguna
manera, porque está dentro de la esfera de su centro y actividad y movimiento,
pero no diremos que está en el más profundo de ella, que es el medio de la
tierra; y así siempre le queda virtud y fuerza e inclinación para bajar y llegar
hasta este más último y profundo centro, si se le quita el impedimento de
adelante: y, cuando llegare no tuviere de suyo más virtud e inclinación para
más movimiento, diremos que está en el más profundo centro suyo.
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