LAS CARTAS DE MOZART COMO ESPEJO DE SU POSICIÓN FRENTE AL MUNDO (2)
REALISMO (25)
AUTOPRESERVACIÓN (12)
Si el padre le pide que
vuelva al servicio del arzobispo Colloredo elude la sugestión con elegancia.
Mi
buen y amado padre, alegre usted a su hijo, pues sólo el pensamiento de desagradarle
puede hacerlo infeliz, infeliz en medio de sus buenas perspectivas. (1)
Ante los reiterados
reproches de su padre, lo enfrenta implorante:
Le
suplico, mi querido, mi amado padre, no me escriba usted más cartas como las
anteriores, los conjuro, pues no sirven nada más que para calentarme la cabeza
e inquietarme el corazón y el espíritu, y yo, que siempre tengo que componer,
necesito una cabeza despreocupada y una mente tranquila. (2)
En forma parecida
reacciona a una carta quejosa del padre:
Le
ruego que no me vuelva a escribir cartas tan tristes, pues necesito ahora un
espíritu despreocupado, una cabeza liviana, y ganas de trabajar, y eso no se
tiene si se está triste. (3)
Cuando es posible, Mozart
trata de pasar por encima de los obstáculos de la vida diaria sin ironía, sin
diplomacia y sin anticiparse a los acontecimientos. Para restablecer la armonía
crea alentadores contrapesos a la tristeza y el miedo, de la misma manera que
entreteje sus óperas y obras musicales son alegría, para evitar lo trágico.
El pensamiento de que
debía volver desde París a los grilletes opresores de su trabajo en Salzburgo
resulta odioso para Mozart. En cada carta trata de ocultar la amargura con la
alegría de volver a ver a su padre y a su hermana. La formulación de la misma
idea en formas semejantes parece robustecer la impresión de que se trata de una
defensa personal:
Le
aseguro, querido padre, que estoy ansioso de verlo, pero no de estar en
Salzburgo…
En
pocas palabras, créame que ardo en deseos de abrazarlo a usted y a mi querida
hermana, si no fuera que están en Salzburgo, pero como hasta el momento es
imposible verlos sin viajar a Salzburgo, voy con alegría. (2)
…siento
alegría cuando pienso que he de hacerle una visita, pero disgusto y miedo
cuando me veo nuevamente en esa corte de pordioseros. (3)
¡Querido
padre!, ¡le aseguro que si no fuera por el placer de poder abrazarlo pronto no
regresaría a Salzburgo!
…sólo
usted, querido padre, sólo usted, puede endulzarme la amargura de Salzburgo. (3)
De igual suerte se
defiende en la miserable situación de su último tiempo en Viena:
No
puedes procurarme mayor alegría que estar alegre y contenta, pues la situación
más mala y confusa me ha de parecer una pequeñez si sé que estás sana y
contenta. (4)
Muchas veces recurre a
esta especie de consuelo en las cartas a Constanza. El espíritu juguetón, que
le es propio, acude a menudo en su auxilio, para oponer la burla a lo enojoso.
La
causa por la cual le he escrito sólo niñerías y bromas y pocas cosas sensatas
es que he querido aguardar el resultado de las cosas de aquí, para horrarle el
disgusto… (5)
Notas
(1) A su padre, Munich,
8-I-1779, I, 575.
(2) A su padre, Mannheim,
12-XI-1778, I, 554.
(3) A su padre,
Estrasburgo, 15-X-1778, I, 546.
(4) A Constanza, Viena,
6-VII-1791, II,287.
(5) A su madre,
Mannheim,10-XII-1777, II, 332.
No hay comentarios:
Publicar un comentario