CÓMO ESCRIBÍ “CONDENA”
“Yo
quisiera saber
qué destino
brutal
me
condena al horror
de
este infierno en que estoy…”
Yo he querido pintar la situación de un hombre que está pobre, caído, sin
recursos, no teniendo nada y ambicionándolo todo. He querido colocar a ese
hombre ante el mundo, viendo pasar la vida que sonríe, el dinero que corre, los
placeres que nublan, mientras se retuerce en la impotencia de ver que no son
para él. He visto tantas veces en la calle al hombre de traje raído, de cara
desencajada, de andar medroso que ve pasar a una mujer envuelta en crujir de
sedas y se muerde pensando que será de otro, de cualquier otro, menos de él. Y
el automóvil que pasa brillando de insolencia y que nunca podrá ser para él. Y
he sentido el dolor de este hombre que está como en un cepo, debatiéndose en la
impotencia, en la envidia y el fracaso. Ese enorme y concentrado dolor del
hombre encadenado a su triste destino, frente a la felicidad que pasa sin
tocarlo, es lo que he querido hacer, llegar bien y hondo, pero sin llorar. (14)
Notas
La Nación, enero 1931.
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