1º edición WEB:
elMontevideano Laboratorio de Artes / 2018
Interludio de magnates
Era el día siguiente a primera hora. El más joven de los viejos llegó
apurado y convencido de su victoria. Arriba de la mesa, la luz de la Tablet que
usaban como tablero se filtraba a través de las hojas de un diario dándole un
aspecto etéreo. Qué raro. Sólo el viejo y él tienen acceso a ese lugar. Si él
mismo no lo había dejado quería decir que el viejo había estado allí la noche
anterior. (Viejo ansioso y traidor, pensó.)
Agarró el diario y vio una morbosa imagen de los ojos vaciados del cadáver del
Juez. Al leer el encabezado de la tapa, puteó riendo.
Jaque Mate
Muere importante juez en un
barrio marginal de la capital con un balazo en el cuello en un confuso
episodio. Hasta las principales autoridades son víctimas del brutal juego que
sucede entre los narcos que se disputan-
No leyó más. Revisó la Tablet sólo para verificar lo obvio: la cara del
juez Cortés aparecía en blanco y negro en la columna de sus piezas muertas.
Intermitentes, unas letras rojas anunciaban al jugador con las piezas blancas
como ganador.
En ese mismo momento (como si lo hubiera estado espiando) entró a paso
desvencijado el viejo de ochenta y un años. Con una sonrisa postiza le mostró una
diminuta memoria extraíble.
-Hablé con uno de tus empleados para conseguir esto. Espero que no te
moleste.
-Pero, viejito. Usted siempre un paso adelante.
-Y ya me hicieron la edición para que nos sentemos tranquilos a disfrutar
del resumen de nuestra partida.
-¿Cómo? ¿Alguien vio todo esto?
-Tranquilo. Son mis hombres de confianza y te aseguro que han visto cosas
mucho peores.
-¡Ay qué miedo!
Uno cerró las cortinas mientras el otro puso a reproducir el video. Sólo la
luz de la pantalla les iluminaba la cara llena de gozo. Algunos comentarios se
les escapaban al reconocer los momentos de la partida:
-Mirá: el pibe pelado.
-Cómo le desfiguró la cara al
amigo sin sentir una pizca de culpa.
-Uh. Y ahí la imagen se llena
toda de sangre: ¿qué pasó?
-Es el pibe filmándose la muerte.
-Qué impresión.
-Y pensar que después de eso el
pibe raro mató al padre.
-Sí. Cómo nos lo perdimos. Para
la próxima hay que buscar la forma de filmar más.
-Mirá al Payaso tirando las
cuerdas para arriba.
-¿Era para que las agarráramos
nosotros?
-Claro.
-Qué artista. Qué artista.
-Mirá el enfermo de la moto y la
camisa mal prendida.
-Era medio tarado pero me caía
bien.
-¡Dejate de joder!
-Qué casita tenía tu rey, eh.
-Y por eso sobrevivió. Hay que
elegir reyes fuertes.
-Cómo quedó ese pibe raro. Los
brazos mordidos, la cara partida y la espalda toda llena de droga.
-Sí. Ese sobrevivió de milagro.
-¡Qué! ¿Ya terminó?
-¿Qué querías? ¿Una película?
-Me quedé con ganas de ver más, viejito.
-Igual queda la frase final. Escuchalo al Payaso.
“La vida tiene algo de chiste: si no te reís es porque no entendiste nada”.
-Me cae bien el Payaso. Lo voy a extrañar.
La pantalla de volvía negra y sólo quedaban flotando las mismas palabras
del principio.
-El nombre se lo pusiste vos, ¿no?
-No, fue el pibe.
-Qué increíble. Le embocó justito: Sólo
somos piezas.
La pantalla se apagó por completo y los dos viejos sonrieron añorando, como
queriendo guardarse el gustito de lo que acababan de ver.
El viejo se paró y caminó hasta el escritorio. Agarró la flor (que estaba
increíblemente inalterada después de tanto tiempo) y le propinó una profunda
olfateada. Riendo miró a su amigo:
-¿Jugamos otro?
-Por supuesto, ¿pero quién reacomoda las piezas?
-Está lleno de piezas por ahí.
2018
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