por José Ángel Montañés
Enciclopèdia Catalana reúne
en un libro 150 obras creadas por 40 artistas entre 1906 y 1939
Ramon Casas y Santiago Rusiñol viajaron a
París a comienzos del siglo XX para conocer de primera mano la modernidad
artística que reflejaron en sus pinturas; unas obras que a su regreso vendieron
a coleccionistas catalanes. Pocos años después, otro pintor catalán, Joan Miró, hizo que le
mandaran a París un sobre con hierbas de Mont-roig del Camp para poder
terminar La Masia, una de sus obras más icónicas que acabó en la
The National Gallery de Washington. “Una de las grandes diferencias entre los
pintores modernistas y noucentistas y los de las vanguardias es que por primera
vez se produce un debate y un diálogo entre los artistas de aquí y lo de
afuera” explica Joan Maria Minguet, profesor y autor de un libro de
coleccionista editado por EnciclopèdiaCatalana (2.000 ejemplares a 595 euros) que aborda las
vanguardias catalanas a partir de 150 obras de 40 artistas (tres de ellos
mujeres: Remedios Varo, Ángeles Santos y Olga Sacharoff) realizadas entre 1906
y 1939.
Para el experto, se
trata, “además de un periodo de confusiones y transversalidad”; de un momento
en el que se “abandona la realidad en la representación y la pintura dejar de
estar jerárquicamente por encima del resto de las disciplinas”. Por eso, en el
libro pueden verse, además de pinturas, fotomontajes, fotografías, collages, carteles y poemas visuales. “Se incluye
el Manifest Groc, promovido por Dalí, Gasch y Montanyà,
que no es una obra de arte, pero sin él no puede entenderse la oposición a la
tradición noucentista y lo que sucedió después”.
El libro establece
un canon con los artistas que participaron de este momento. “Se han tenido que
tomar decisiones, seguramente arriesgadas, sobre qué obras incluir y cuáles
no”, explica. “Todas habían sido vistas y eran conocidas dentro de los círculos
culturales de la pintura catalana”. Y cita las cinco exposiciones privadas que
realizó Miró en su casa o en casa de personajes como Josep Lluís Sert con obras
que había pintado antes de que viajaran a París y Zúrich para exponerse. Unas
obras que Minguet estudia para una posible exposición en la Fundación Joan
Miró.
Una influencia que
también se repite con Picasso: “Visita Gósol en 1906, Horta de Sant Joan en
1898 y 1909 y Barcelona en 1917, un momento en el que es famoso y le hacen
homenaje y cenas multitudinarias. Y sabemos que los artistas catalanes que
visitaban París pasaban por su taller”. Para Minguet, no hay duda de que
"sin los tres grandes: Miró, Picasso y Dalí, las vanguardias serían
diferentes". En el libro podemos ver Mujer en una butaca (1917)
y Retrat d’una vaileta (1919) de Miró; Autorretrato cubista (1923), Venus y el marinero (1925) y La persistencia de la memoria (1931) de Dalí, y
títulos como La mujer de los panes (1906), Casas de Horta (1909) y El paseo Colón (1917) de Picasso. De este último
asegura que es “una bestia que todo el mundo sigue desde 1907 y el bromista
mayor del arte contemporáneo porque cuando hace cubismo, el hace nuevo
clasicismo, y cuando lo imitan el regresa al cubismo analítico”. También
recuerda los debates furibundos en la prensa catalana “por devoción o reacción”
sobre todo a favor y en contra de Miró y Dalí.
Pero el voluminoso
libro también incluye artistas venidos de fuera. Como el uruguayo Rafael
Barradas, del que se han incluido una docena de pinturas. “Su influencia es sublime,
sobre todo en artistas como Torres-García o el poeta Joan Salvat-Papasseit.
Barradas es un personaje fascinante”, prosigue Minguet, que asegura que sería
capaz de justificar “cada una de las obras del libro”.
La socialización y
la democratización del arte que supuso las vanguardias no acabaron con la
guerra civil. “Las formas y el espíritu de combate están presentes en los
carteles, portadas de libros y fotomontajes que se producen en ese momento”, y
cita autores como Helios Gómez y Carles Fontseré.
Minguet tras poner
sobre la mesa la infausta polémica de los límites entre el Macba y el MNAC y el
hecho de que se haya considerado a las vanguardias como obras y autores menores
"pese a que explican la realidad de nuestra pintura”, asegura que la poca
presencia de estas obras en museos catalanes es una situación
"irrecuperable"; algo que "impide elaborar un relato sobre el
periodo".
Por eso, el libro
que ha editado Enciclopèdia Catalana tiene mucho valor. “Es una herramienta que
quiere ser útil donde está todo lo que tiene que estar”. Incluso habría
incluido alguna obra más. “En el libro está representado Ramón Calsina, pero no
me habría importado poner más obras suyas, como una maravillosa que salió a
subasta por 18.000 euros hace un mes de una carga de la policía en las Ramblas,
que, además se quedó sin vender. Si hubiera podido, incluso la habría comprado
yo”, remacha.
(El País España / 10-3-2019)
(El País España / 10-3-2019)
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