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IRMA HOESLI - MOZART: LAS CARTAS DE UN GENIO DE LA MÚSICA (46)


LAS CARTAS DE MOZART COMO ESPEJO DE SU POSICIÓN FRENTE AL MUNDO (2)

REALISMO (20)

AUTOPRESERVACIÓN (7)

Muy temprano es librado del severo dogma de la Iglesia, si bien lo fascina durante toda su vida el colorido y claro planteo del catolicismo. No ahorra las invectivas contra los curas. No cumple muy escrupulosamente con los ayunos y la confesión. Finalmente se confiesa masón. El ideal de esta organización, la perfección de lo humano, está transfigurado en “La flauta mágica”.

De su fe en lo divino del hombre nace su respeto por el individuo. Humanidad clásica hermosea al ser humano, cuyo fin no es la subordinación a leyes externas sino el libre despliegue de la propia personalidad.

Pero si en el hombre hay algo de divino sería traicionar el propio yo dejar que las paciones vencieran al espíritu. Cuando esto ocurre realmente, Mozart se aparta asqueado:

Son dos miserables borroneadores de notas y ejecutantes, borrachos y fornicadores, no son gente con la que yo pueda darme. (1)

Reprende a los irresponsables. En la iglesia, el borracho M. Haydn toca el órgano:

…es una vergüenza que un hombre tan capaz incurra en falta por propia culpa en una función que ejerce en honor de Dios, estando presente el arzobispo y toda la corte -toda la iglesia llena de gente-, eso es abominable. (2)

Por natural defensa propia, sin compulsión, sin sacrificio siquiera, está preservado de tentaciones, a pesar de la ausencia de fundamentos morales. Libre de su propia pasión, expresa:

Primero, porque soy demasiado religioso; segundo, porque amo demasiado al prójimo y tengo demasiados buenos sentimientos como para perder a una muchacha inocente y, tercero, porque tengo horror a las enfermedades, estimo demasiado mi salud como para andar corriendo detrás de las prostitutas. (3)

Si las amenazas del mundo exterior se hacen ineludibles y la explicación se impone, entonces Mozart capea el peligro con extraordinaria economía de fuerzas. Las mismas facultades, que sus obras presuponen, lo ponen a resguardo del mundo. Se libera en sus cartas, mediante la exposición irónica de un humorista, mediante la exposición diplomática que evidencia al dramaturgo o bien por la temeraria anticipación de lo deseado de su espíritu juguetón.


Notas

(1) A su padre, París, 9-VII-1778, I, 488.
(2) A su padre, París, 9-VII, 1778, I, 485.
(3) A su padre, Viena, 15-XII-1781, II, 142-43.

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