HUGO GIOVANETTI VIOLA
Primera edición: Caracol al Galope /
elMontevideano Laboratorio de Artes (2009)
Primera edición WEB: elMontevideano
Laboratorio de Artes (2018)
Retrato de portada: Horacio Herrera.
TRES: LA SOLEDAD DEL PARAÍSO
31 / EL RIVENDEL
Gerardo Pérez Céspedes es
un empresario y poeta que al empezar el milenio consttuyó un hotel orientado
por las coordenadas esotéricas que señalizaban el Axis Mundi de don Francisco Piria y lo bautizó Rivendel en homenaje
a Talkien.
Y en ese mejor lugar concebible de Piriápolis nos
alojó un radiante fin de semana otoñal para que filmáramos, entre muchas otras,
la escena-clic de la crucifixión de Leonardo Regusci.
Allí se consumó la
propuesta de acceder a un cine posible y
multimediático de Álvaro Moure Clouzet, porque se organizó una
fiesta-Gólgota donde los invitados, entre los que figuraban el pintor Guillermo
Büsch, la psicóloga Raquel Guadalupe, el musicante y fotógrafo Ricardo Comba y
el comunicador Miguel Muto, no sabían lo
que iba a pasar, más allá de estar conscientes de su participación en una
película.
Entonces sube a la tarima
Willy Wood completamente desnudo y canta con la guitarra Hombre-árbol-búho: No sé nada de estos días que me quieren decir algo /
desde el hueco del dolor. / El latido de la luna en el hombre-árbol-búho / el
latido de la cruz. / Y no soy yo y no sos vos / es todo el universo / en el
corazón de esta noche. / No sé nada de estos siglos que nos quieren decir algo
/ delmisterio, del amor. / Tus tristezas siempre tuyas mis miserias siempre
nuestras / la que lava siempre es Dios.
Mezclados con el público
están el Rey y la productora-Ahab Federica Finkbein, que filma secretamente al
ejecutado con un celular para venderle el material a En trozos en la Punta, un programa chatarrero porteño.
Y Leonardo ataca con En el abrazo final, otro tema de su
autoría: Ya perdí lo que nunca fue mío /
ya empobrecí hasya el amor / ya falta poco. / Ya lloré por cada humano ya oré /
me humillaré hasta humildar / un hombre nuevo. / Y me desintegraré en migas de
paz / para que coman todos. / Un relámpago me romperá / en pájaros perfectos. /
Me iré. / La lluvia la eternidad un abrazo / el misterio amansará / mis tres
tristes ojos. / Y un pájaro se llevará mi corazón / hasta el carozo del sol /
se me astillarán los huesos / como huevos de estrella / y me explotarán de los
poros mariposas / en el abrazo final / desnudaré todas las canas de mis alas /
y me iré con Dios.
Y apenas se levanta y cae
fulminado por la explosión de un aneurisma aparece Mariana Ventura, que zafa de
un patovica y aúlla escalofriantemente mientras trata de recoger el cuerpo de
Leonardo igual que en una Pietà y aquello duró tanto rato que Álvaro me
hizo señas de que empezáramos a aplaudir porque pensó que Leticia Acosta había
entrado en un trance delirante.
¿Viste
cómo podía llorar, Giovanetti?, me toreaba después la
vedette carnavalera que nunca quiso ensayar esa escena y aquel día se
transformó en una tremenda actriz que
ya apiadó y electrizó a las miles de personas de veinte países que vieron el making-off de Jesús de Punta del Este en nuestro blog oficial.
Esa noche también
grabaron preciosas escenas Sabrina Speranza, Cristina Velázquez, Horacio
Lapuriz, Juan Comesaña, Victoria Césperes, Norina Torres, Monica Pedreira y el
debutante Federico Moure con sus diez años.
Y al otro salimos muy
temprano para Maldonado a registrar a Miguel Ángel Muto en pleno Canal 7
leyendo el obituario de Leonardo Regusci y liquidamos unos cuantos exteriores
en la plaza de la Torre del Vigía, donde se agregaron Martín “Pitu” Ferrreyra,
nuestro impagable Judas quilombero, y el propio Gerardo Pérez Céspedes, que ya
se comprometió a asumir un protagónico en Belleza
uruguaya, el próximo largometraje de ficción que realizará elMontevideano.
Y fue todo hermandad. A
mí me importaron particularmente las repetidas felciitaciones de Guillermo
Büsch, un extraordinario plástico que iba a participar como escenógrafo en el
primer Jesús de Punta del Este y que
nació sin la más mínima capacidad de regarlarle flores inmerecidas a nadie. Y
después supimos que la barra de Piriápolis se quedó comentando hasta la
madrugada aquel silencio blindado que
provocó la cuajadura desnuda del arte de Willy. Y eso es más que un elogio.
Hace poco charlábamos con
Juan Martín Moretti, un ex-alumno de guitarra hijo de Blanca Aguirre, la
encantadora mujer-muchacha que nos mandó a hacer la nota dominical en El País
en el 98 y a la que le vi el alma nada más que a través del teléfono porque a
los poquísimos días viajó de golpe al Padre, sobre la luminosa misión que les
corresponde cumplir a algunas ráfagas de
la desgracia.
Porque si yo no hubiese
conservado aquel reportaje tan humillante y Moure no se hubiese emperrado en
arrancármelo de las falanges para leerlo en la trinchera estrellada no tendríamos
película.
32
/ LA CRUZ
A mediados de los 80, el
veinteañero estudiante de Facultad de Humanidades Álvaro Moure Clouzet y cuatro
amigos antimperialistas se propusieron escandalizar la playa Ramírez con una performance indiscutiblemente creativa:
armaron una cruz de siste metros por tres con tronquitos de los que se usan
para hacer arcos de fútbol, la clavaron en la arena apoyándole un Judas-Ratón
Mickey sentado sobre una tapa de water y la incendiaron.
Y antes de que se lo
llevaran preso, mientras observaba las llamaradas heréticas sentado con
sonriente tranquilidad en el murito de la rambla, el futuro cineasta le escuchó
comentó a una señora: ¿Qué querrá decir
esto?
Más de veinte años
después, en una de las primeras reuniones de diseño de producción de Jesús de Punta del Este, Álvaro nos
propuso hacer lo mismo a Willy y a mí pero en el monumento de los Dedos de la
península y cuando nos dimos cuenta de que no estaba hablando en joda le
tiramos el asunto al óbol haciéndonos los mexicanos casi con diversión pero nos
miramos fijo.
Hasta que en 2007 nuestro
compañero del alma insistió fervorosamente con la perpetración del revival ochentista y a mí se me ocurrió
que podía ser una escena onírica ilustradora de la agonía de Leonardo Regusci y
me pasé tres días craneando una frase definitoria de la cobardía posmoderna
para ser proferida en off y me quedó muy poética: EL CONSUMISMO SALVAJE ES CAPAZ
DE INCENDIARNOS LA FE PARA VENDER TRISTEZA.
A Álvaro le encantó la
idea y nosotros nos junamos con Willy como diciendo: Buenos, después de todo a Tielhard de Chardin también lo excomulgaron.
Y en agosto decidimos
poerle el cascabel al diablo y nos instalamos un viernes de noche en el Nogaró
y planificamos cada movimiento con un inevitable nerviosismo terrorista y el
sábado compramos dos gruesísimos puntales de eucalipto de tres y siete metros
en una barraca de Maldonado y pedimos permiso en Prefectura para filmar un
fueguito escenográfico y el oficial nos dio el okey entusiasmado por la próxima
película y los troncos eran tan pesados que apenas pudimos hacerlos rodar hasta
los Dedos aunque igual los clavamos y los atamos y los forramos con sábanas
chorreantes de querosén y aceite quemado y después de hacer bruto pozo en la
arena nos dimos cuenta que no podíamos levantar la cruz para enterrarla.
Éramos cinco hombres:
Álvaro, el Pitu, Willy, Comesaña y yo. Juan recién se nos sumó el sábado porque
estaba saliendo de una gripe terrible pero tenía que actuar carcajeando histéricamente
frente al fuego del Gólgota. El resto del equipo eran Nanda Sanjurjo y Rosa
Etchenique, encargadas de las cámaras y la foto fija, y el pobre Fede Moure,
que después de vernos echar los bofes durante dos horas sin que un maldito auto
se arrimara a ayudarnos, comentó delicadísimamente: Papá, ¿sabés que parece que estuviéramos locos?
Al final nos conformamos
con apoyar la cruz inclinada entre dos dedazos del monumento y cuando tremolaron
las llamaradas hacia el estrelladísimo cobalto oceánico se pudieron hacer las
tomas de Leonardo Regusci y el locutor porteño recortados sobre el trasluz
infernal y el traperío se carbonizó en un rato pero la cruz quedó más intacta
que la fe de María Magdalena.
¿Querías posmodernidad?
Bueno, allí la tenés. Nadie, lo que se dice nadie
nos dio pelota.
Y lo graciosamente triste
fue que a mediodía habíamos previsto un escándalo apocalíptico tramoyado por la
prensa carroñera y la posibilidad de que Moure y yo fuéramos presos y Fede se
lo tomó con tranquilidad de querube, aunque aclaró que lo que él no quería era
que lo internaran en un asilo infantil. El domingo vimos amanecer la gigantesca
cruz apenas chamuscada entre los gigantescos dedos y mateamos sintiéndonos un
poco ridículos pero profundamente orgullosos por haber trabajado con tanta
garra. Comesaña todavía llora de risa acordándose que apenas llegó a la
península arriesgándose a pescarse una bruta neumonía y me preguntó cuanto
demorarían en arder los troncos yo puse cara de talibán veterano y murmuré: Quince o veinte minutos. Pero al volver
a casa oriné sangre y Rosina disimuló el susto y se preparó: Acostate y esperá. Y si vuelve a pasarte nos
vamos a la Sociedad enseguida.
No me volvió a pasar. Los
riñones se me quejaron igual que a un tamborilero, nomás. Fue la primera vez,
sin embargo, que podía tener un tumor como el de cualquier hijo de vecino y que
ahora estaba enamorado irreversiblemente del atardecer.
33
/ EL CONRAD
Cuando filmamos en el
Rivendel Gerardo Pérez Céspedes sugirió que me contactara con el Vicepresidente
de la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay, encargada de organizar y
programar el cuarto Festival Piriápolis de Película que se realizaría entre el
10 y el 12 de agosto de 2007 en el Hotel Argentino.
Jorge Jellinek se interesó
enseguida en exhibir el documental Itinerarios
I completo y un making-off de Jesús de Punta del Este, y además nos
vinculó con la Dirección de Cultura de la Intendencia Municipal de Maldonado,
una de las instituciones auspiciantes del Primer Encuentro Nacional de Cine que
se desarrolló entre el 16 y el 29 de julio en el Archivo Nacional de la Imagen,
la Sala Hugo Balzo del Complejo Sodre y el Hotel Conrad.
Entonces nos decidimos a
filmar el concierto de Leonardo Regusci en el anfiteatro barrial de la plaza de
la Torre del Vigía el sábado 21 de julio a mediodía, y de noche predicar en
bloque en el templo del glamour.
Y Gastón Ciarlo, “Dino”,
a quien habíamos visitado en Dolores unas semanas atrás, viajó cinco horas en
ómnibus para actuar con Willy Wood y su banda. El autor de Milonga de pelo largo, uno de los doce Capitanes del Vuelo estudiados en el Laboratorio de Artes
de Leonardo Regusci, había empezado a gorjear en el 58 y ahora compartía el estribillo
de su shakespereana milonga Tablas con
un muchacho nacido en el 85. Morir sobre
un escenario / estanto rodeado de amigos / lograr que lleves en los labios / el
último de mis suspiros / mi vida / mi alma.
La semana pasada el historiador
y legendario comunicador Nelson Caula escarbó agudamente durante una entrevista
que nos hizo en XC 38: ¿Pero por quñe la
Torre del Vigía? ¿Por qué el quilombo de Naná?
Y le contestamos lo mismo
que a un periodista del Canal 7 en plena ex-Plaza del Recreo, cuando rodamos
los primeros exteriores: Porque Punta del
Este representa el falso vuelo de Jerusalén, y porque la Torre del Vigía, en
cambio, es un falo construido para defender esta tierra. Cuando los ingleses
tomaron Maldonado los fernandinos pelearon parapetados en la catedral a medio
terminar. Y, con todo respeto, tanto Casapueblo como el Conrad no significan para
nosotros más que una especie de pastelería de postal. Y lo que precisamos es
reforzar nuestro perfil iconográfico con belleza uruguaya digna de la
Purificación. En todos los niveles. Al establishment le encanta lustrar un
Oscar acorde con la culturita de paño tibio, por ejemplo, pero el ganador del
Cervantes prefirió morir lejos de la mediocridad oficial. Y el Negro Jefe se hubiera
tomado muchos tintos lija con Leonardo Regusci en un quilombo.
Y la noche del 21 de
julio presentamos nuestro making-off en
un salón del Conrad y vivimos una de esas comuniones con el público que caldean
la vida, como decía Espínola Gómez.
Los representantes del
Departamento de Cultura de la Intendencia Municipal de Maldonado, Alejandrina
Morelli y Roxana Ukmar, tuvieron la extraordinaria idea, al final de la
exhibición, de que hiciéramos pasar al frente a todos los integrantes presentes
de nuestra democrática comparsa, y allí se unieron para agradecer un eufórico
aplauso los niños Federico Moure y Kueishsya Barrero junto con Álvaro Moure
Clouzet, Willy Wood, Leticia Acosta, Martín “Pitu” Ferreyra, Fernando Sanjurjo,
Cristina Velázquez, Sabrina Speranza, María Isabel Espinosa, Juan Comesaña,
Gerardo Pérez Céspedes. Ale Spinetti, Norina Torres, Mónica Pedreira, Judith
Varela, Rosa Echenique, Gonzalo Rey, Javier Nadales, Leonardo Nadales, Martín
García, Silvia Silvestri y un servidor.
La
originalidad de Cristo no es sólo el amor al prójimo, sino particularmente el
amor al enemigo, profundiza Alberto Methol Ferré en La América Latina del Siglo XXI: La dialéctica
amigo-enemigo en términos cristianos no se resuelve con el aniquilamiento del
enemigo, sino con la recuperación del enemigo como amigo.
Volvemos a machacar,
entonces, con lo expuesto en La Gozadera cuando
se realizó el estreno montevideano del making-off
de Jesús de Punta del Este.
No
puede haber belleza uruguaya en ningún discurso que no genere una base de unión
hacia una humanidad nueva fermentada sobre arquetipos universales pero
enriquecida con nuestras incanjeables facciones. Y todo esto implica la
complicadísima construcción de una cultura con un sentido purificador y
enamorado del vuelo. Por eso lo profundamente oriental o uruguayo, como quiera
llamársele, tiene que engancharse con Artigas o desanclarse de lo cósmico.
Y
no podemos olvidar jamás que el consumismo salvaje es capaz de incendiarnos la
fe para vender tristeza. Les molesta este amor.
CUATRO:
PAX-LUX
ONLY
YOU
El 18 de setiembre del
año pasado me encerré un día y medio en un bungalow del Parque de Vacaciones de
AGADU a soñar el diagrama básico de este libro. Llovió mucho y de noche tronó
maravillosamente y me cambié el vaquero por un pantalón piyama pero ni siquiera
usé sábanas. Hice asado en la estufa y escuché música clásica sin parar y
mientras las horas se elastizaban en galaxias de sesenta moradas fui titulando
algunos capítulos de Las alas del
infierno y concibiendo el arco de
tensión de un fraseo polirrítmico, la
estructura del trípode aldea-mundo-universo y la interrelación narrativo-ensayística. Mendelssohn fue vital para
instalar ese tono de la condensación. A la larga todo es una marcha nupcial, maestro Félix.
Al poco tiempo de volver
de Europa en el 74 tuve que organizar un ritual de redención porque encontré en
la biblioteca un esperpento de Sade que perteneció a Guillermo Chaparro y olí el apocalipsis cloacal parisino que
cuerpeó Jean Valjean antes que existiera Sartre y quemé La filosofía en el tocador entre los frutales del fondo.
En Atlántida, en cambio,
por consejo de un amigo, empapelé el primer fuego con la revista dedicada a
Saramago que me habían sacado de las manos los libros voladores. Iba arrancando
páginas y murmuraba sin parar Te vas hasta
que todo aquel talentoso veneno se alquimizó en una llama viva que ayudó a mi PAX-LUX. Y el ritual no tenía demasiado
que ver con el gran novelista portugués que se siente más importante que
Jesucristo: yo sabía a quién echaba.
Confieso que dudé mucho
en contar este ritual y me acordé de Demian, que siempre me recomendaba no
exponer el pandeiro exageradamente como su abuelito y que una vez que pisamos
hielo filosófico-político muy frágil durante la grabación del libro-reportaje
me atacó levantando un brazo a lo juez de fútbol. De esas cosas no hablo. Ya sabés. Y cuando retruqué que Jesús siempre
hablaba de esas cosas mi terapeura casi gritó: Pero Jesús fue un gran revolucionario. Yo no.
Ahora me falta contar una
revelación que me transfiguró durante un viaje de ómnibus y despedirme
transcribiendo dos canciones que compuse en los 80.
Hace diez años venía del
centro en un 77 y mientras bordeábamos la Plaza de Los Olímpicos empezó a sonar
el Only you de Los Plateros en la
radio del chofer y sentí que cada segundo se volvía una especie de túnel
poliedrizado por el Gran Diamante y a lo largo de tres cuadras escruté las
platas y los tablados y las kermesses y los clubes y los liceos y los cines y
los bailes de mi juventud tratando de localizar quién era la dueña de las
facciones que yo adoraba cuando
escuchaba ese himno y me pasaron por la cabeza varias muchachas pero paf: me di
cuenta que mi más profunda entretela siempre soñó con un resplandor de otro mundo que
entreví solamente en Bénédicte Froissart.
Y que la Esposa-Esposo de
todos los que eligen el reino del vitral es
esa ella-él o ese él-ella, maestro Félix.
Ahora transcribo la
primera canción: Te hace falta tragar el
lucero del alma / te hace falta la calma del viejo tragaluz. / Te hace falta el
trasluz de las rosas perdidas / te hacen falta las vidas que besaron el mar. /
Te hace falta encontrar el alma del espejo / te hace falta el reflejo del sol
que no se fue. / Te hace falta la fe para volar a oscuras / te hacen falta las
puras soledades del sur. / Te hace falta rugir la mansa llamarada / te hace
falta una espada para partir el mar. / Te hace falta llamar al ángel por su
nombre / te hace falta ser hombre sin matar ni mentir. / Te hace falta vivir en
el humo del llanto / te hace falta ser canto que no sabe rodar. / Te hace falta
ser mar para sangrar tu alteza / te hace falta belleza para desesperar. / Y si
ya te clavaste al perfume profundo / no te quejes del mundo / porque no hay más
que hablar.
Segunda canción: Quiero hablar de tu vida / esa que está en
tu pecho violentamente quieta / como una maravilla enrejada o rajada / te
quiero preguntar si está tu vida allí / su sigue allí brillando detrás del
desencuentro. / Quiero hablar de tu tiempo / ese que está en las grietas de sol
de tu jornada / como un árbol desnudo secretamente verde / te quiero preguntar
si está tu tiempo allí / si sigue allí creciendo contra los que te podan. / Te
lo pregunto porque te conozco / porque me concoés / y porque precisamos /
repetir la verdad en el filo del alba. / Quiero hablar de tu historia / esa que
está en los pozos brillantes de tus ojos / como el vapor alzado de una lluvia
vieja / te quiero preguntar si está tu historia allí / si sigue allí brillando
detrás del desencanto. Quiero hablar de tu amor / esa que está en la fuerza
trenzada de tu sangre / como una soledad abrazada con otras / te quiero
preguntar si está el amor allí / si sigue allí pariendo palomas contra
crímenes. / Te lo pregunto porque te preciso / porque me precisás y porque
repetimos la verdad en el filo del alba para vernos.
La
trinchera estrellada / febrero de 2008
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