lunes

EL TALLER DE LA VIDA / confesiones (31)


HUGO GIOVANETTI VIOLA

Primera edición: Caracol al Galope / elMontevideano Laboratorio de Artes (2009)
Primera edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes (2018)
Retrato de portada: Horacio Herrera.

TRES: LA SOLEDAD DEL PARAÍSO

25 / LEONARDO REGUSCI

Cuando Moure me convención de que valía la pena reincidir con la adaptación cinematográfica de Jesús de Punta del Este Gullermo Wood o el Willy tenía veinte años, aunque nadie le daba menos de veinticinco. Había empezado a estudiar la guitarra con mi hijo a los quince y después siguió conmigo y ahora ya era docente y ser perfeccionaba con Olga Pierri, pero además escribía poemas y cuentos y componía canciones absolutamente independizado del Taller Literario Universo. Y soñaba con hacer cine.

En 2003, además, habíamos co-guionado un espectáculo teatral inspirado en Zitarrosa que titulamos El alma de Alfredo y publicamos en el volumen colectivo Aunque se llene de sillas la verdad.

Y al otro día de que Moure lo señaló como el actor perfecto para hacer Jesús de Punta del Este lo llamé por teléfono y Willy, que tiene el exasperante defecto de ensimismarse como si no existiera una persona del otro lado del tubo, esta vez pareció envejecer in situ de tanto que demoró en hablar y al final pude verle una salingeriana risa de oreja a oreja: Es lo mejor que me podía pasar en la vida. Pero tendría que ir a buscar la novela ya mismo.

Einstein y Planck sabían muy bien que la activación de esa ráfaga de pura fe que algunos llamamos el Espíritu Santo supera cualquier clase de velocidad concebible cuánticamente, así que no necesité recordarle al futuro Leonardo Regusci que en la crucifixión tenía que cantar desnudo. Vale decir: él conocía la trama básica de la historia y ya la había aceptado.

Y como vivimos en la misma vereda de la misma cuadra apareció ipso facto con la melena color miel resplandeciéndole igual que un plátano en mayo y le informé en la puerta: Le puse a Moure la condición de que esta vez el guión lo escribía yo. Y a vos te pongo la condición de que lo escribas conmigo.

Ahora me sentía con mucho más cine arriba y me di cuenta que Olvercito tenía toda la razón cuando me advirtió que el levantamiento más o menos literal del texto madre, tanto a nivel estructural como dialógico, puede parecer respetuoso y honesto pero en realidad es cómodo y peligrosísimo para la autonomía de una película.

Él fue muy amigo de Manuel Puig, por ejemplo, que asistió durante todo el rodaje a Héctor Babenco cuando se filmó El beso de la mujer araña, y sabía que si el escritor no se baja del caballo y colabora con la renovación rítmica del relato puede caerse en un freezer.

Y yo ahora tenía muy presente, además, la recreación que hizo mi amigo Senel Paz de su propia nouvelle El bosque, el lobo y el hombre nuevo para ampliarla y transformarla en la excelente Fresa y chocolate.

Pero el verdadero problema que teníamos que resolver no pasaba por el guión, porque Moure se formó en Brasil y lleva veinte años experimentando con la versatilidad multimediática de un tipo de work in progress que exige un margen de frescura y es capaz de adaptarse, con un olfato metafísico hermosamente posmoderno, a la dialéctica que te propone siempre la vida misma.

Y el nivel actoral, tanto para los profesionales como para los debutantes, tampoco nos obsesionaba demasiado. Había que trabajar, nada más. Y no como un caballo, Pino Solanas dixit, sino como cuarenta caballos.

El desafío supremo era que Willy Wood llegara a componer y cantar y organizar un entorno arreglístico digno de cualquier Capitán del Vuelo, para que Leonardo Regusci, el profeta estético-ético que le deja un disco por la mitad a una productora del glamouircito montevideano y se encierra en un quilombo de Maldonado a refundar una purificación crística, fuera un grande de veras.

Pero vamos por partes. El primer proyecto de guión lo terminamos en dos meses y nos juntamos a leerlo con Álvaro y el Pitu y nos costó hacerlos entender una historia con cuatro planos temporales entrecruzados y además yo me había emperrado en que nadie más que Willy leyera la novela.

Fue una buena jornada, sin embargo. Y al final nos pusimos tan contentos que me agarró el tsunami y compré tres cajas más de vino en un triste supermercqadito de Lagomar y lleguéa casa nocau y al otro día Rosina murmuró Buscá ayuda con una fragísilima capa de tolerancia y anuncié solemnemente que dejaba el alcohol y me fui a confesar con el padre Jorge Presentado y todo. Fue en noviembre de 2005.

Pero poco iba a durar la alegría de los negriazules, como decían los comentaristas cuando Liverpool hacía un gol y le empataban a los treinta segundos.


26 / EL ENEMIGO

En las entrevistas radiales y televisivas siempre nos hacen las mismas preguntas: ¿Pero por qué Jesús de Punta del Este? ¿Por qué Leonardo Regusci funda un Laboratorio de Artes en el quilombo de Naná?

Y ahora prefiero contestar citando a uno de los pocos pensadores completos que tiene el Uruguay, Alberto Methol Ferré, que en el libro-reportaje-ensayo La América Latina del siglo XXI, elaborado junto con el periodista italiano Alver Metalli, diagnostica insuperablemente el mal que reina más que nunca en nuestra península de la vergüenza, donde ahora veranean los políticos de todos los partidos: Lamentablemente, con la caída del comunismo el capitalismo creyó poder retornar impunemente al neoliberalismo económico, nueva utopía reaccionaria contra los pobres, sean ellos países o personas. (…) Zbigniew Brzezinski es quien mejor traza el perfil de lo que está surgiendo. Caracteriza a la sociedad del consumo del mundo capitalista como la “cornucopia” de los deseos infinitos. Cita largamente al premio polaco Czeslaw Milosz, y luego utiliza la imagen en la que Júpiter se alimentaba de un cuerno repleto de todos los deseos posibles.

Y ya justificando nuestra sed de implantación, en plena Babilonia revisited, de uno de los mayores arquetipos celestes, una música popular cosmizante del caos, Methol vuelve a escarbar con más calado filosófico en las bases que sustentan al territorio enemigo de Leonardo Regusci y cualquier oriental artiguista: En un mundo sin valores, el único valor que permanece es el del más fuerte; donde todo tiene un idéntico valor prevalece un solo valor: el poder. El agnosticismo libertino se transforma en el principal cómplice del poder establecido: de hecho, la forma más característica de difundirse es la propaganda, que a su vez está en función de un mayor lucro por parte de quien detenta más poder.

Y tres capítulos más adelante, cuando Metalli pregunta ¿Qué entiende usted por ateísmo libertino?, surge una definición que maneja un escalpelo comparativo imprescindible para entender las fases de la modernidad: La palabra “libertino” fue inventada pòr Calvino. Alude a una forma atea de libertad. Adquiere importancia y llega a su culmen en la sociedad cortesana del siglo XVIII: su apogeo se da en Sade, el “Divino Marqués”. Sade representa la exaltación y, al mismo tiempo, el agotamiento de un ateísmo de corte aristocrático: cuando Robespierre habla de ateísmo dice: “El ateísmo es de los aristócratas: la revolución es deísta” (…) El Marqués de Sade lleva al ateísmo libertino moderno a sus últimas consecuencias, es un “santo” al revés por la rigurosidad con la que empuja al ateísmo hasta el extremo de sus posibilidades. El ápice del eros es “sádico”, el deseo absoluto termina en el crimen. No se puede ir más allá. Existen fariseos del cristianismo y fariseos del ateísmo. No es fácil ser cristiano, pero tampoco es fácil vivir sin Dios. Quienes dicen vivir sin Dios, en realidad viven en los restos de una ética que supone a Dios. La inmensa mayoría de los ateos son de segunda mano. Por eso pensaba que no es extraño que el ateísmo libertino, la forma primordial del ateísmo moderno, hubiese renacido en las sociedades del consumo capitalista y se expandiera en las formas más simples de hedonismo agnóstico, de consumismo sexista, en la multiplicación descontrolada e incesante de la pornografía, del erotismo y del placer inmediato. El eterno círculo del placer del poder, en una rueda que se cierne en torno a sí mismo y que el “sadismo” sintetiza en sus últimas expresiones. En el ateísmo no existe un “más allá” de Sade. El mismo ateísmo de Nietzsche, en comparación con el de Sade, es un ateísmo adolescente. No digo que Sade simbolice la única forma histórica del ateísmo; afirmo que es una de las formas que asume el ateísmo contemporáneo desde un cierto momento en adelante, como sustituto del ateísmo mesiánico que se habúa suicidado.

Y si nos reenganchamos con el segundo capítulo encontramos la explicación de por qué Leonardo Regusci, a quien la productora-Ahab sobrenombra burlonamente Jesús de Punta del Este, da la vida por sacar a Mariana Ventura, su ella crísticamente adorada, de la prostitución. El Evangelio, por todas partes, supone la presencia permanente de un enemigo: lo llama también “diabolos”; diablo es lo contrario de diálogo: quien queda incomunicado, aislado, obstruido, quien obstruye una relación, es decir, impide el amor. En este sentido el enemigo está “afuera” pero también está “adentro”. Tenemos necesidad de volverlo amigo, encontrar al amigo que existe en el enemigo, sabiendo que el enemigo lo tenemos en nosotros mismos. Pero, repito, la identificación del enemigo principal pone orden en una estrategia de acción.

¿Quedó claro?


27 / EL LARGO ADIÓS

En enero de 2006 pasé una semana paradisíaca en el Parque de Vacaciones de AGADU dejando llegar el último diagrama de 1809: Artigas y la barbarie ilustrada y el alma cimarrona, y de noche me arriesgaba a sorber nada más que un vaso de vino mientras armaba el fuego y terminé pensando que el duelazo estaba derrotado.

Juan Comesaña, que cada tanto me llamaba para ver cómo andaba con la cura del tsunami, me advirtió que me convenía tratar el asunto como un canceroso recién operado: ponerme plazos de prueba anuales durante cinco años y esperar otros cinco para darme el alta definitiva. Capaz que a los setenta ya te podés tomar alguna copa en paz, trató de inducirme, además, con cauteloso cariño, a que me dejara de joder y pensara en vivir mucho. Y tenía toda la razón, aunque no le hice caso.

Willy empezó a entrar en personaje con el Pitu y en una reunión que hicimos con los primeros actores que contactamos sin imponer casteos, Horacio Lapuriz me sugirió que Leticia Acosta, la vedette carnavalera, podía dar muy bien a Mariana Ventura, la prostituta-Alma del Mundo. Y eso fue un golazo histórico.

Hasta que el 19 de abril festejamos mis 58 pirulos en la preciosa casita de huéspedes que ntienen los Wood-Palma en el fondo y cuando compramos el vino con Willy en la Tienda Inglesa el poeta descalzo agarró nada más que cuatro cajas de Cabernet Santa Teresa para por lo menos diez personas, y mientras hacíamos el asado ya nos quedamos cortos y mandamos buscar otras cuatro y a la hora de los discursos el 34 oriental ya se había desbocado porque lo llamaban desde el cementerio y me volvieron a sacar nocau y Rosina lo dejó pasar por ser el cumpleaños del nene.

El dragón volvió a atacar durante el vernissage de Horacio en el Cabildo y estuve toda la noche besando un extraordinario Don Pascual blanco sin respiro y no pasé demasiada vergüenza pero al llegar a casa me caí en el dormitorio. Y una semana después vine un poco pasado de una reunión y al otro día Rosina se fue a Buenos Aires a cursar un seminario de posgrado de Terapia Sistémica Familiar y me dio un beso mudo aunque lloraba y entonces me sentá a matear en la cama pensando nada más que en la palabra Mierda hasta que entendí del todo la sistematicidad del amal que estaba actuando y organicé un ritual.

Esta escena ya la trasladé al relato inédito Todo para vos y a la novela El evangelio según el traidor y ahora no parecería incorrecto levantarla y salute, pero la comodidad artística es uno de los disfraces más seductores del Capitán Ahab del Aacdemicismo. Nunca se olviden de eso, aspirantes a cazadores mágicos capaces de despreciar cualquier famita fácil.

El ritual fue bañarme y después evacuar desnudo. Cuando Freud dijo que el hombre busca a su madre en los excrementos demostró ser un santo, por más que uno no pueda coincidir a rajatabla con las últimas consecuencias de su cientifismo.

Yo no sabía muy bien lo que iba a hacer, pero al detectar el aferramiento de varias costras vinosas en el water las froté una por una con papel higiénico y murmuré Te vas y tiré de la cisterna y dejé todo limpio mojándome hasta el codo y porfié algo así como: ¿No entendiste, mami? Te dije que te vas. Y Satanás también se va contigo.

Santo remedio. Claro que cuando anuncié que ahora sí había dejado el alcohol para siempre algunos me junaban sin fe y era justificable, pero en la próxima reunión de película los muchachos propusieron encargar pizza y como vi que empezaban a dudar con la elección de la bebida me adelanté a avisarles: Pidan vino, si quieren.

Y la Programación Divina quiso hasta que los estafaran, porque les mandaron un Castel Pujol a precio de petróleo y ahora pude contemplar la botella caderuda comentando: Este tinto es muy bueno. Y enseguida sentí lo mismo que la mañana que me desperté curado por una pesadilla digna de Sade y supe que iba a divorciarme irreversiblemente de mi primera pareja: Te tomaría, pero ya no te amo.

Nunca me olvidaré que al comentarle la anécdota a Raúl Turri y agregar que volver caer en el alcohol sería lo mismo que engañar a mi esposa, él prendió un cigarrillo igual que si me regalara una brasa de hermandad y sonrió: Ah, entonces estás salvado.

En agosto hicimos el primer retiro sedimentador de la película en un apartamento del cuarto piso del Nogaró que nos prestaron los abuelos de Willy y la tarde del domingo, un rato antes de venirnos llenos de la mucha fe que íbamos a precisar para ganar la maravillosa y feroz batalla del rodaje de Jesús de Punta del Este escruté durante media hora la Isla de Lobos y de repente pude concebir a mi madre reposando en una morada lejana a mi tristeza. Vos lo dijiste, hermano Julio: Comprender es perdonar.

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