La historia de Aleksandra Kolontái es la historia del feminismo socialista y de
la revolución rusa protagonizada por las mujeres. Durante un breve periodo de
tiempo Aleksandra soñó con un mundo utópico en el que las mujeres se liberaran
de lo que ella consideraba sus principales ataduras sociales: la familia, la
sexualidad y la maternidad. A pesar de que sus logros no se prolongaron en el
tiempo, su vida fue sin duda excepcional y dejó una importante huella en el
feminismo europeo de principios del siglo XX.
Una aristócrata rebelde
Aleksandra Mijáilovna Kollontái nació el 31 de marzo de 1872 en el San
Petersburgo de los zares, en el final de la esplendorosa época de la Rusia
Imperial. Pertenecía a una familia aristocrática rusa de origen ucraniano que
anclaba sus raíces más allá del siglo XIII. Su padre, Mikhail Alekseevich
Domontovich, era un general al servicio del zar, y su madre, Alexandra Androvna
Masalina-Mravinskaia provenía de una familia de campesinos finlandeses que
había hecho una gran fortuna en la industria maderera.
Aleksandra estuvo siempre muy unida a su padre, quien inculcó en la
joven el interés por la historia y la política desde una óptica liberal. Con su
madre tendría algún que otro conflicto, sobre todo cuando mostró interés por
continuar sus estudios, algo que para su madre, no era apto ni necesario para
una mujer.
La infancia de Aleksandra fue una infancia feliz gracias a la situación
acomodada de su familia. A los 19 conoció al que sería su marido, Vladimir
Ludvigovich Kollontai. Este no sería del agrado de su madre, pues era un joven
estudiante de ingeniería de origen modesto. El enfrentamiento con su madre no
serviría de mucho al futuro de la pareja pues Aleksandra, tras afiliarse en
1896 al partido socialista abandonó a su marido y su hijo para estudiar en
Zúrich, centro neurálgico de las jóvenes estudiosas afines a las ideas
socialistas. En 1899 se afiliaba al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso
iniciando a partir de entonces una carrera trepidante hasta formar parte activa
en la revolución bolchevique de 1917.
A la sombra de Lenin
Después de convertirse en la primera mujer elegida por el Comité Central
del Partido Bolchevique ese mismo año de 1917, Aleksandra Kollontai se sumergió
en la dirección de la Organización de Mujeres Soviéticas conocida como
Zhenodtel en 1920 gracias a su nombramiento por parte de Lenin.
Siguiendo las ideas marxistas que situaban a la familia burguesa en el
centro de unas estructuras sociales opresivas e inmorales propias del
capitalismos, Aleksandra definió su política social y feminista alejada de la
estructura familiar. Para ella, como para muchos socialistas, era necesario
eliminar el concepto de la familia patriarcal opresora y trasladar la
responsabilidad de los hijos y el hogar a la sociedad. Para ello, Lenin y
Kollontai imaginaron una red de instituciones como casas-cuna y
guarderías, restaurantes y lavanderías públicos, que liberaran a las mujeres de
las tareas del cuidado de los niños y de la casa.
Durante los primeros años de la revolución rusa, la directora de la
Zhenodtel promulgó varias leyes que liberarían a las mujeres a través de sus
ideas socialistas. Le dio al matrimonio un carácter civil e igualitario entre
cónyuges, facilitó el acceso al divorcio por ambas partes y consiguió la
protección estatal a madres e hijos a la vez que hizo gratuita la asistencia
maternal en los hospitales.
Los sueños utópicos
A pesar de la Aleksandra Kollontai consiguió avanzar en buena medida en
la liberación de las mujeres rusas, dos fueron sus puntos débiles. Por un lado,
toda su obra política estaba demasiado ligada a la figura de Lenin quien, en el
momento en que dejó de darle su apoyo destituyéndola de la dirección de la
Zhenodtel, hizo decaer su influencia política. La destitución vino provocada en
buena medida por uno de los puntos del programa ideológico de Kollontai: además
de defender la liberación de la mujer alejándola del hogar y de la maternidad,
la liberación sexual debía ser el siguiente paso. Pero sus ideas demasiado
modernas para su tiempo fueron rechazadas no sólo por Lenin, sino también por
muchas mujeres socialistas con unas ideas tradicionalistas demasiado
arraigadas.
Por otro lado, su intención de sustituir a la familia por un estado socialista
que se hiciera cargo de los roles domésticos, tampoco dio sus frutos. La guerra
civil que devastó Rusia tras la revolución bolchevique, trayendo hambre, muerte
y desolación, hizo que los que sobrevivieron se aferraran a las instituciones
tradicionales, entre ellas la familia.
Así, en 1922, la voz de Aleksandra Kollontai perdió fuerza. Lenin la
relegó de su cargo y le asignó tareas diplomáticas. Sin saberlo, Aleksandra se
convertiría en la primera mujer embajadora del mundo.
Durante más de 20 años, la gran defensora del socialismo feminista
transmitió sus ideas por Europa y Estados Unidos. Mientras Aleksandra defendía
con orgullo y profundo convencimiento sus ideas por medio mundo, en la nueva
Unión Soviética, Stalin revocaba parte de las leyes que ella había promulgado
en defensa de los derechos de la mujer.
Un gran número de artículos y discursos así como varios libros y su
propia autobiografía dejaron por escrito sus ideas, sentando las bases del
movimiento feminista socialista.
Aleksandra Kollontai
moría el 9 de marzo de 1952 en Moscú. Tenía 79 años.
(MUJERES EN LA HISTORIA / 8-12-2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario