LAS CARTAS DE MOZART COMO ESPEJO DE SU POSICIÓN FRENTE AL MUNDO (2)
REALISMO (13)
El arte es un ámbito que
no está fundamentalmente separado de la vida, por ello tampoco debe aparecer en
ninguna expresión artística nada que se oponga a la visión del mundo de los
contemporáneos de Mozart, es decir, que no sea razonable. Mozart no desea el
quebranto de las ilusiones, como los románticos:
En
el primer acto, escena VIII, el señor Quaglio ha hecho una objeción que
nosotros ya habíamos hecho al principio. Ella es que no está bien que el rey esté
completamente solo en el barco; piensa el señor abate que se lo puede imaginar
abandonado de todos, en medio de la horrible tempestad, sin barco, nadando en
el mayor peligro, entonces todo ha de quedar así, pero sin barco, pues en el
barco no puede estar solo, caso contrario tiene que haber algunos generales y
personas de su confianza (comparsas)… (1)
Para el espectador no
debe haber discrepancia entre aquello que la persona normal siente en
determinada circunstancia y lo que el actor finge. El espectador no debe
cavilar por qué el rey Idomeneo ha salido en barco completamente solo. Con la
terca exactitud que le es propia, Mozart quiere que todas las circunstancias
sean plausibles y explicables.
A pesar de la capacidad
dramática de Mozart, la creación musical es la que da paso a la dirección de
escena.
Después
del coro fúnebre sale el rey con el pueblo y todos. En la escena siguiente está
Idomeneo en Ginochione del Tempio. Esto es totalmente imposible, tiene que
venir con todo su séquito. Allí tiene que haber necesariamente una marcha. He
hecho una marcha muy simple, con dos violines, viola, bajo y dos oboes, la que
ha de tocarse a mezzo voce, y al compás de la cual debe venir el rey y los
sacerdotes deben preparar las cosas para el sacrificio… (2)
Significativamente objeta
la libertad de una obra italiana, que no respeta el orden natural de la sociedad:
…el
secreto a voces debe tomarse sólo como que se trata de una comedia italiana,
pues la condescendencia de la condesa con el sirviente es totalmente indecente
y contra la naturaleza. (3)
Para Mozart son válidas
las formas sociales de su mundo, las que no pretende echar por tierra, sino que,
por el contrario, reconoce.
Con esto se cierra para
nosotros el círculo que nos trazamos sobre la base de sus cartas. Si echamos
una mirada al camino recorrido veremos que para distintos ámbitos del ser hemos
dicho, en realidad, siempre lo mismo: que Mozart se manifestó tanto en la
expresión de la realidad, en su actitud frente a las circunstancias, cuanto en
el aspecto práctico, ético y estético, como un verdadero realista, pues le son
propios “un prosaico espíritu observador y una fuerte fidelidad al testimonio
de los sentidos” y “un resignado vasallaje al imperio de las necesidades de la
naturaleza”.
La definición de Schiller
del idealista concuerda con lo que es Beethoven, al que caracteriza como “un
inquieto espíritu especulativo, el que se dirige, en todas sus manifestaciones,
a lo no condicionado” y “un rigorismo moral que insiste voluntariamente sobre
lo no condicionado”. (4)
La comparación con
Beethoven nos ha favorecido mucho, pues evidencia aun más las particularidades
de Mozart por oposición. Hacemos notar, sin embargo, que en ambos sólo hemos
tomado en cuenta lo preponderante en cada uno, y que tal contraste no debe
considerarse absoluto, sino condicionado. No nos engañamos cuando afirmamos que
Mozart creaba su música inspirado por el cúmulo de los hechos de la vida, libre
de teorías preconcebidas y especulaciones, libre de ideas y lineamientos
morales, forjada por la existencia diaria. Precisamente a este enraizamiento de
Mozart en la vida real debemos una obra musical que nos deleita por su calor
sensitivo.
Notas
(1) A su padre, Munich,
13-XI-1780. II, 8.
(2) A su padre, Munich,
3-I-1781, II, 57.
(3) A su hermana, Viena,
15-(22)-XII-1781, 145.
(4) Schiller, Uber
naive und sentimentalische Dichtung.
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