para Sonia Galli
La excelente y hermosa profe de piano
es, además, maestra de escuela -por supuesto que no una maestra ciruela- musicóloga y mucho más.
Fue profesora de abu
y tía Ali cuando eran niñas y ella apenas un poco mayor, así que las tres
jóvenes eran y son entrañables amigas.
Peque estudia con
ella desde los seis y la ama con todo el corazón.
María, mamá de Peque,
nunca dejó las lecciones: adora la música como toda la familia y suele tocar
alguna danza húngara o nocturnos de Chopin con las ventanas abiertas en
noches iluminadas de rocío para alegrar estrellas.
Los hermanos mayores
de Peque, María y Damián, tocadores de violín, no disfrutan de sus amorosas
enseñanzas, pero sí de su cálida amistad.
A veces, Peque siente
celos de los numerosos sobrinos de la profe a los que ella les dedica su divina
generosidad, para que sean felices.
Ellos la miman con
sorprendentes obsequios y en estos días le regalaron un super piano electrónico
que suena a Paraíso. Ya es tía abuela y tía bisabuela de los chiquis que vienen
llegando.
Peque muere por ir a
clase, acariciar esas teclas y al volver a casa mira a Canhueco:
-A ver, amigo un poco
viejo. ¿Te pensás que no te amo tanto como al otro "electriquito"?
-¡Trin!¡Trin!
-¡Equivocado andás,
vecino! ¡Sos mi preferido! Si aquel suena a amaneceres escarlata, vos sonás a
romanzas antiguas, a danzas españolas, a misteriosas músicas celtas.¡Y HOY celebraremos que gracias a un titánico esfuerzo de toda
la familia TE AFINARON! ¡HABRÁ PIANO PA TODA LA ETERNIDÁ!
-Andá a repasar el solfeo, mijita.-pide
abu. -Tu mamá, María, Damián y Lola que viene con su violonchelo y yo,
ensayaremos un rato. Este domingo tendremos invitados: Rocío y sus
padres, tía Ali, la profe, tus tíos Juani y Hugo, con Tomás y Mateo.
-¡Que las musas nos cuiden de
esos dos vándalos! ¿Y no hay ensayo para MÍ? -dramatiza poniéndose una mano en
el corazón y otra en la frente. -¡OH! !Me dejaron afuera!
-No, amor -ríe mamá. Aabu y yo acompañaremos las
cuerdas a cuatro manos en Canhueco y tú tocarás solita lo que quieras. Veremos
qué elegís. Ya siento un mar de curiosidad.
La reunión comienza a las ocho de la
noche.
El lugar está preciosamente adornado
con jarrones desbordados de flores, y los vecinos se sientan en el jardín y en
la vereda a deleitarse con la pequeña serenata nocturna, porque no caben en el
living.
Hay perfumes
suavísimos sahumando el aire y un cuarto de luna creciente riendo en el cielo.
Y plata en las aguas
del río.
Así, desfilan Beethoven, Mozart, Tchaikovsky.
Ahora es el turno de
Peque.
Se presenta con parsimoniosos
aires de muñeca antigua vistiendo algo que le prestó Rocío bajo promesa de
cuidados intensivos, llena de frunciditos voladores y con los sedosos rizos
sostenidos por un lazo azul.
Todos esperan
escuchar un super concierto cuando comienzan las deslumbrantes escalas, los
maravillosos arpegios y los divinos acordes, hasta que, parándose, Peque baila
sacudiéndose al mejor estilo de una rockera colifata fanática de los Beatles, los
Rolling, los Iracundos y los Shakers...
La profe
ríe hasta el dolor de panza y a Ro le vienen ganas de estudiar música.
Entonces cuchichea en
la oreja de su mamá:
-¡YO QUIEROOO!
El
comisario-detective opina:
-Siempre que no sea
un deseo del momento, será muy bueno que aprendas.
Peque termina
acaloradamente colorada, encendidos los ojos de lunas y soles, sus hermosos
rizos dorados erizados como alambres de púas y el lazo azul colgándole de una
oreja.
Tomás y Mateo, que se
mantuvieron respetuosamente silenciosos y quietos con los clásicos, jamás
imaginaron que ella fuera capaz de "mesejante barbaridá".
Entonces estallan
bailando y saltando a los gritos.
La gente se para
enloquecida aplaudiendo ferozmente y el zafarrancho llega al espacio sideral.
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