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IRMA HOESLI - MOZART: LAS CARTAS DE UN GENIO DE LA MÚSICA (35)


LAS CARTAS DE MOZART COMO ESPEJO DE SU POSICIÓN FRENTE AL MUNDO (2)

REALISMO (8)

Hemos aportado pruebas suficientes para demostrar fehacientemente que Mozart se sentía gusto en el mundo que lo rodeaba. No desea alcanzar reinos irreales, sólo imaginarios. El mundo corriente es el campo de acción de su espíritu y tiene sentido por sí mismo.

A Beethoven, por el contrario, no le basta el mundo contingente que lo rodea:

Para ti, pobre Beethoven, no hay felicidad de afuera. Debes crearte todo en ti mismo, sólo en el mundo ideal encuentras alegría.

Destruir lo malo y mantenerse en lo alto es el lema de un luchador. Le duele que le sea negado al artista:

…ser huésped de Júpiter en el Olimpo. Desgraciadamente la vil humanidad lo obliga a uno demasiado a menudo a bajar de las alturas etéreas… (1)

De este modo huye hacia los sabios que enseñan lo mejor:

…me he esforzado desde mi niñez en captar el sentido de lo sabio y lo mejor de cada tiempo. Es vergüenza para un artista no considerar obligatorio llegar hasta aquí por lo menos. (2)

Mozart no estudia filosofía, pero no para su vergürenza. Lo que a Beethoven le hace falta está de más para él. Llega al conocimiento del mundo por medio de la experiencia: no necesita de teorías ni de la sabiduría de los libros.

El último refugio para Beethoven es la naturaleza:

¡Qué afortunado es usted que ha podido ir al campo! Sólo el día 8 podré disfrutar yo de esa felicidad; lo ansío como un niño. ¡Qué contento estoy de poder andar entre arbustos, bosques, bajo los árboles, entre los pastos y las rocas! Ningún ser humano puede amar la naturaleza tato como yo, pues los bosques, los árboles, las rocas, dan el eco de lo que el ser humano desea. (3)

Allí, donde apenas si hay un obstáculo que vencer se siente Beethoven feliz. Lejos de toda discusión con la gente se encuentra a sí mismo en la naturaleza que, sumisa, refleja su disposición. También con las personas sólo es posible la amistad cuando existe “la mayor semejanza de almas y de corazones”. (4)

Aconseja a su amada de esta manera:

Oh, Dios, echa una mirada a la bella naturaleza y tranquiliza tu ánimo acerca de lo que hay que hacer. (5)

En la conjunción lírica con la naturaleza busca Beethoven remediar su hastío de la vida. Quiere lograr por la fuerza aquello que sólo confiere como gracia una disposición feliz. Tales remedios heroicos no los necesita Mozart. En todas sus cartas describe solamente una vez una impresión suya sobre la naturaleza. ¡Qué significativa es su manera de escribir!

La casita no vale nada. ¡Pero la región!, el bosque, en medio del cual he construido una gruta como si fuera natural. Es magnífico y muy agradable. (6)


Notas

(1) Beethoven a Gleichenstein, Viena, 1809-1810, pág. 62.
(2) Beethoven a Emile M. en II, Teplitz, 17-VII-1812, pág. 90.
(3) Beethoven a Teresa Malfatti, Viena, fines de abril 1810, pág. 64.
(4) Beethoven a Ries, Baden, 24-VII-1804, pág. 39.
(5) Beethoven a ?, Teplitz, 6-VII-1812, pág. 86.
(6) A su padre, Reisenberg, 13-VII-1781, II, 109.

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