DEL
BARRIO 4
hola hijito mío no puedo creer
todo el tiempo que ha pasado desde mi última carta bueno en realidad no sé
cuánto tiempo ha pasado y por eso no lo puedo creer seguramente hayas crecido
tanto mientras que yo sigo acá haciendo siempre lo mismo siendo visitada por
los médicos claro que hago siempre lo mismo así te extraño lo mismo pero eso no
quiere decir que no tenga cosas de las que hago siempre que te pueda contar por
ejemplo hoy nos vino a visitar un médico nuevo que trae un montón de pastillas
nuevas nos estuvo hablando de lo importante que es la salud y creo que con todo
este tiempo que ha pasado aunque yo no lo pueda creer ya es hora de que sepas
el secreto que una vez le conté a la mamá con la que estás ahora tus riñoncitos
tienen un problema que hace que no puedas comer algunas cosas ni tomar algunos
medicamentos ni ingerir algunas drogas pero no vayas a pensar que tu
cuerpo es peor o que tu vida es peor
sólo es diferente y no por eso dejes de ser feliz son un montón de cosas las
que podemos hacer y sólo unas pocas las que no pero siempre nos estamos fijando
en las que no qué raros que somos vos seguí siendo como sos y sobre todo
escribiéndome todo lo que sos para que cuando me las dejen recibir yo pueda
irme al pasado con tus cartas y vivamos juntos todo lo que no pudimos PD supe
lo de papá espero te duela sólo un poquito.
El sobre y el sello que mantuvieron encerrada la carta que llegó desde el
hospital psiquiátrico hasta las manos de Bauti estaban intactos luego de la
operación quirúrgica que el niño les había practicado para sacar la carta de su
madre.
-¿Estás cansado, hijo? Por qué no vas a lavarte la cara.
-Porque lavarse la cara quita el sueño y desde que maté a papá yo ya no
tengo ningún sueño que sacarme.
Mamá Lucha tragó saliva como pudo.
-¿Señora Lucía?
-Sí, mi cielo.
-¿Cómo se vive después de matar?
-No lo sé, Bauti.
-Ah.
-Pero es importante que- ¿Adónde vas?
-Voy al Colador.
-¿A qué vas ahí? Ese lugar es muy peligroso.
-Dicen que ahí podés encontrar de todo y yo necesito una respuesta.
-No podés ir. Vení para acá, Bautista. No podés-
La puerta del saloncito del Laberinto de Mamá Lucha ya se estaba cerrando
con delicadeza y el Bauti se perdía entre la noche fría. Mamá Lucha quedó
sufriendo sola con el rezongo atorado en el buche. Mirando las huellas todas
parejas que dejaba el niño en el barro comprobó una vez más que sus relaciones
iban en un solo sentido (como la vida misma).
No hay comentarios:
Publicar un comentario