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EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (40) - JOSEPH CAMPBELL


1 / EL CAMINO DE LAS PRUEBAS (5)

“Un niño me mordía.” El paciente que soñaba sufría de infantilismo psicosexual. (19)

“Estaba encerrado con mi hermano en un cuarto oscuro. Él tenía en la mano un gran cuchillo y yo le tenía miedo. ‘Me vas a volver loco y me mandarás al manicomio’, le dije. Se rio, con malicioso placer y contestó: ‘Siempre estarás atrapado conmigo. Estamos unidos con una cadena’. Me miré las piernas y vi por primera vez una gruesa cadena de hierro que nos unía a mi hermano y a mí.” El hermano, comenta el Dr. Stekel, era la enfermedad del paciente. (20)

“Voy a pasar un puente muy angosto -sueña una joven de dieciséis años-. Repentinamente se rompe bajo mi peso y yo caigo en el agua. Un policía se echa detrás de mí y me trae con sus fuertes brazos, a la orilla. De repente me parece que soy un cuerpo muerto. El oficial también es muy pálido, como un cadáver.” (21)

“La persona que sueña está absolutamente abandonada y sola en el profundo agujero de un sótano. Las paredes de su cuarto van volviéndose cada vez más estrechas, hasta que ya no puede moverse.” En esta imagen están combinadas las ideas del vientre materno, de la prisión, de la celda y de la tumba. (22)

“Sueño que tengo que atravesar unos corredores interminables. Luego permanezco por largo tiempo en un cuartito que se parece a las bañeras de los baños públicos. Después me obligan a dejarlo, y tengo que atravesar un pasillo húmedo y resbaladizo, hasta que llego a una pequeña puerta por donde salgo. Me siento como quien acaba de nacer y pienso: ‘Esto significa para mí un renacimiento espiritual, logrado por medio de mi análisis.’” (23)

No cabe la menor duda de que los peligros psicológicos, a través de los cuales eran guiadas las generaciones anteriores por medio de los símbolos y ejercicios espirituales de su herencia mitológica y religiosa, ahora (si no somos creyentes o, si lo somos, en la medida en que nuestras creencias heredadas no representan los problemas reales de la vida contemporánea) debemos enfrentarlos solos, o en el mejor de los casos con una tentativa, impromptu, y a menudo sin una guía efectiva. Este es nuestro problema como individuos modernos, “ilustrados”, para quienes todos los dioses y los demonios han sido racionalizados como inexistentes. (24) Sin embargo, en la multitud de mitos y leyendas que se han conservado o reunido de diferentes partes de la Tierra, podemos ver delineado algo de nuestro tránsito todavía humano. Para saberlo y beneficiarse con ello, sin embargo, debe el hombre someterse de alguna manera a la purgación y a la renuncia. Y eso es parte de nuestro problema: cómo hacerlo. “¿O creéis que entraréis en el alchenna, y no os llegó el ejemplo de los que pasaron antes que vosotros, a los que cogió el mal y el daño, y se tambalearon…? (25)


Notas

(19) Ibid., p. 159.
(20) Ibid., p. 21.
(21) Stekel, Die Sprache des Traumes, p. 200. “Naturalmente -dice-, ‘estar muerto’ aquí significa estar vivo. Empieza a vivir y el policía ‘vive’ con ella. Mueren juntos. Esto ilumina un poco la fantasía popular del doble suicidio.” Debe notarse también que este sueño incluye la imagen mitológica universal del puente-espada. (El filo de la navaja, supra, p. 28), que aparece en la balada del rescate de la reina Ginebra del Castillo del Rey de la Muerte realizado por Lanzarote (ver Heinrich Zimmer, The King and the Corpse, The Bollingen Series, XI; Pantheon Books, 1948, pp. 1721-172; ver también D. L. Coomaraswamy, “The Perilous Bridge of Welfare”, Harvard Journal of Asiatic Studies,8).
(22) Stekel, Die Sprache des Traumes, p. 287.
(23) Ibid., p. 286.
(24) “Esta etapa del problema es nueva -escribe el Dr. Jung-, pues todas las épocas anteriores a la nuestra creyeron en los dioses de una manera o de otra. Sólo un empobrecimiento simbólico sin igual podría llevarnos a redescubrir los dioses como factores psíquicos, o sea, como arquetipos del inconsciente… El cielo se ha convertido en un espacio vacío para nosotros, en un agradable recuerdo de cosas que una vez fueron. Pero nuestro corazón se agita y hay una secreta inquietud en las raíces de nuestro ser.” (The Integration of the Personality, p. 72.)
(25) Corán, II, 210.

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