CARTAS SOBRE EL LENGUAJE
TERCERA CARTA
Dejando a un lado el tema
del talento, hay en el teatro europeo un error fundamental de principio; y ese
error es parte de todo un orden de cosas donde la ausencia de talento no es un
simple accidente, sino una consecuencia.
Si nuestra época se
aparta y se desinteresa del teatro, es porque el teatro ha dejado de
representarla. No espera ya que el teatro le proporcione mitos en que ella
pueda apoyarse.
Vivimos una época quizá
única en la historia, en la que el mundo, pasado por una criba, mira cómo se
derrumban los antiguos valores. La vida calcinada se deshace en sus fundamentos;
y en el plano moral o social se produce un monstruoso desencadenamiento de
apetitos, una liberación de los instintos más bajos, una crepitación de vidas
ardidas, prematuramente expuestas a las llamas.
En los acontecimientos
actuales no interesan los acontecimientos mismos, sino ese estado de
fermentación moral en que precipitan a nuestros espíritus; en esta extrema
tensión. Un estado de caos consciente en el que nos hunde incesantemente.
Y lo que perturba el
espíritu sin hacerle perder el equilibrio es un medio patético de traducir la
pulsación innata de la vida. Y bien, si el teatro se ha apartado de esta
actualidad patética y mítica, no es raro que el público se aparte de un teatro
que ignora la actualidad hasta ese punto.
Puede pues reprocharse al
teatro, tal como hoy se practica, una terrible falta de imaginación. El teatro
ha de ser igual a la vida, no a la vida individual (ese espectáculo individual
de la vida donde triunfan los CARACTERES), sino a una especie de vida liberada,
que elimina la individualidad humana y donde el hombre no es más que un
reflejo. Crear Mitos, tal es el verdadero objeto del teatro, traducir la vida
en su aspecto universal, inmenso, y extraer de esa vida las imágenes en las que
desearíamos volver a encontrarnos.
Y alcanzar, por ese
medio, una especie de semejanza general y tan poderosa que produzca
instantáneamente su efecto.
Que nos libere, a
nosotros, en un mito donde hayamos sacrificado nuestra pequeña individualidad
humana, como personajes del pasado, con fuerzas redescubiertas en el pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario