domingo

JAMES GEORGE FRAZER - LA RAMA DORADA (14)


SIMPATÉTICA *

2. MAGIA HOMEOPÁTICA O IMITATIVA (4)

Uno de los grandes méritos de la magia homeopática está en permitir que la curación se ejecutada en la persona del doctor en vez de la de su cliente, quien se alivia de todo peligro y molestia mientras ve al médico retorcerse de dolor. Por ejemplo, los campesinos de Perche, en Francia, obran bajo la impresión de que los espasmos prolongados del vómito son efecto de la caída del estómago, por haberse descolgado, según dicen ellos, y de acuerdo con esto, llaman a un práctico en estas cuestiones para que devuelva el órgano a su lugar propio. Después de escuchar los síntomas, el práctico se entrega a las más espantosas convulsiones con el propósito de desenganchar su propio estómago. Habiendo tenido éxito en un esfuerzo, vuelve en seguida a colgar su estómago con otra serie de contorsiones y batimanes mientras el paciente experimenta el correspondiente alivio; precio, cinco francos. Con semejante método un médico dayako, llamado por un enfermo, se tiende en el suelo y pretende estar muerto, y, suponiéndolo así, se le trata como corresponde a un cadáver, envolviéndolo en esterillas, sacándole de la casa y tendiéndole en el suelo. Pasada una hora, los otros curanderos desenvuelven de sus cubiertas y devuelven la vida al pretendido muerto; según va recobrándose este, suponen que se mejora también al enfermo. En los principios de la magia homeopática se funda la cura de un tumor prescrita por Marcelo de Burdeos, médico de la corto de Teodosio I, en su curiosa obra sobre medicina. Dice así: “Tómese una raíz de verbena, córtese por la mitad y cuélguese una parte alrededor del cuello del paciente y la otra sobre el fuego de la chimenea. Conforma va secándose la raíz entre el humo del hogar, va secándose el tumor hasta desaparecer. Si después el paciente es ingrato para el buen médico, el diestro conocedor puede vengarse muy fácilmente sin más que arrojar la verbena al agua, pues, a medida que la raíz absorbe otra vez la humedad el tumor se reproduce”. El mismo escritor sapiente recomienda que si está molesta por la erupción de barrillos, se aceche la caída de una estrella y en aquel momento preciso en que la estrella corre todavía por el cielo, se restrieguen rápidamente los granos con la primera tela que se encuentre a mano. Del mismo modo que las estrellas caen del cielo, así caerán los barrillos del cuerpo, pero tendrá el paciente mucho cuidado de no restregarlos con mano desnuda, pues los granos pasarían a ella.

Por otra parte, la magia homeopática y en general la simpatética juegan una gran parte en las precauciones que el cazador o pescador toma para asegurar una abundante provisión de alimento. Según la máxima de que “lo semejante produce lo semejante”, él y sus compañeros hacen muchas cosas imitando deliberadamente aquello que quieren conseguir y, por el contrario, evitan otras con cuidado por su parecido más o menos imaginario a las que serían desastrosas si se realizasen.

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