domingo

IRMA HOESLI - MOZART: LAS CARTAS DE UN GENIO DE LA MÚSICA (34)


LAS CARTAS DE MOZART COMO ESPEJO DE SU POSICIÓN FRENTE AL MUNDO (2)

REALISMO (7)

Mozart no siente necesidad de hacer abstracción del mundo concreto. Si para Beethoven, lo finito significa un peso y la meta está en el mundo ideal, Mozart vive, sin reflexionar mucho, las contingencias diarias con todas sus imperfecciones. Lo que para Beethoven es materia muerta, Mozart le confiere alma. Hasta lo más insignificante es digno de su amor.

Cuando manda un saludo a su amigo no olvida a Pimperl, su perro. Considera al animalito como si fuera una persona:

…a Pimperl dele usted una porción de tabaco español, un buen pan y tres besitos. (1)

Pero no sólo los animales, sino hasta los objetos reciben vida y son encerrados en su más tierno amor:

…este único día no nos ocasionó molestias, porque mi coche (quisiera darle un beso) es maravilloso. (2) Le ruego me mande de vuelta en la próxima diligencia la caja de sombreros, porque la he prestado. Para que la pobre loca no viaje tan sola le ruego vuelva a poner dentro el Rondeaux. (3)

El calificativo cariñoso de “pobre loca” muestra una vez más con qué humor Mozart atrae todo el círculo de los humanos sentimientos.

No se hunde en abstraída contemplación del retrato de su esposa Constanza como si tratara de convertirlo en realidad. No, el retrato mismo es un ser vivo, con el que juega tiernamente:

…si te contara todo lo que hago con tu querido retrato te reirías. Por ejemplo, cuando lo saco de su calabozo, le digo: ¡Buen días, tesoro!, buen día, buen día; mocosa, pícara, nariz en punta, chichecito -¡schluck! und druck!- y cuando lo vuelvo a guardar, lo dejo deslizar despacito, y digo siempre: ¡Stu! ¡Stu! ¡Stu!, pero con la determinada expresividad que requiere esta palabra tan significativa. Y por último digo rápidamente: Buenas noches, ratoncito, felices sueños. (4)

Todo lo que pasa por las manos de Mozart recibe vida. También saben cuidar y atesorar lo que se le regala, con su innato respeto por todo y por todos:

…hasta el momento Gylofsky no me ha traído ningún pañuelo, pero cuando me lo traiga no dejaré de ponerlo prolijamente y bien chato en el medio de la valija entre la ropa, para que no se arrugue o se arruine. (5)

Beethoven, en cambio, sólo parece apreciar medianamente los objetos, sólo los ama si le recuerdan a una persona querida.

En el final de mi carta me atrevo a un pedido: es que me gustaría volver a tener la felicidad de poseer un chaleco de pelo de conejo tejido por sus manos, querida amiga. Perdone usted este pedido tan poco modesto de su amigo. Nace de la gran predilección por todo aquello que sale de sus manos… (6)


Notas

(1) A su padre, Munich, 24-XI-1780, II, 17.
(2) A su esposa, Francfort del Mein, 28-IX-1790, II, 268.
(3) A su padre, Viena, 23-III-1782, II, 158.
(4) A su esposa, Dresde, 16-IV-1789, II, 256.
(5) A su padre, Viena, 28-IV-1781, II, 83.
(6) Beethoven a Eleonora v. Breuning, Viena, 2-XI-1793, pág. 62.

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