II
(9)
Varias cosas ciertas son
contradichas. Varias cosas falsas no son contradichas. La contradicción es el
sello de la falsedad. La no contradicción es el sello de la certeza.
Existe una filosofía de
las ciencias. No existe una de la poesía. No conozco ningún moralista que sea
poeta de primer orden. Es raro, dirá alguien.
Resulta horrible sentir
cómo se escurre lo que uno posee. Uno se aferra a eso, sólo con la idea de
investigar si hay algo que sea permanente.
El hombre es un sujeto
vacío de errores. Todos le muestra la verdad. Nada lo engaña. Los dos
fundamentos de la verdad, la razón y los sentidos, aparte de que no están
desprovistos de sinceridad, se aclaran uno a otro. Los sentidos aclaran la
razón mediante apariencias verdaderas. Este mismo servicio que le prestan, lo
reciben de ella. Cada cual toma su desquite. Los fenómenos del alma pacifican
los sentidos y les producen impresiones que no garantizo que no sean molestas.
Ellas no mienten. No engañan a su antojo.
La poesía debe ser hecha
por todos- No por uno. ¡Pobre Hugo! ¡Pobre Racine! ¡Pobre Coppée! ¡Pobre
Corneille! ¡Pobre Boileau! ¡Pobre Scarron! Tics, tics y tics.
Las ciencias tienen dos
extremos que se tocan. El primero es la ignorancia en que se encuentran los
hombres al nacer. El segundo es la que alcanzan las grandes almas. Estas han
recorrido lo que los hombres pueden saber, advierten que lo saben todo y se vuelven
a encontrar en la misma ignorancia de la que habían partido. Es una sabia
ignorancia, que se conoce. Entre ellos los hay que, habiendo salido de la
ignorancia primera, sin haber podido alcanzar la otra, tienen un barniz de
ciencia suficiente, se hacen los entendidos. No perturban el mundo ni juzgan
todo peor que los otros. El pueblo, los expertos, regulan la marcha de una
nación. Los otros, que la respetan, no son menos respetados.
Para conocer las cosas,
no es preciso conocer el detalle. Como este es limitado, nuestros conocimientos
son sólidos.
El amor no se confunde
con la poesía.
¡La mujer está a mis
pies!
Para describir el cielo,
no es necesario transportar allí los materiales de la tierra. Es necesario
dejar la tierra y sus materiales en el sitio en que están, a fin de embellecer
la vida con su ideal. Tutear a Elohim, dirigirle la palabra, es una bufonada
inconveniente. El mejor modo de mostrarle reconocimiento, no es bocinándole al
oído que tiene poder, que ha creado el mundo, que somos gusanos en comparación
con su grandeza. Lo sabe mejor que nosotros. Los hombres pueden dispensarse de
hacérselo saber. El modo mejor de mostrarle reconocimiento, es consolar a la
humanidad, entregarle todo, llevarla de la mano, tratarla fraternalmente. Es
más verdadero.
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