14 / LA LECCIÓN DE LA FELICIDAD (8)
DK
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El descubrimiento de la
vacuna contra la polio por Jonas Salk, en la década de los cincuenta,
constituyó un acontecimiento histórico innegable. Le preguntaron si tenía la
intención de patentar la vacuna, pues si lo hacía se convertiría en uno de los
hombres más ricos de la tierra. Él respondió que no podía patentar la luz del
sol porque no era suya y que tampoco lo era su descubrimiento.
Muchas personas pensarían:
“¡Qué gran sacrificio, qué gran momento! Esto es lo que uno espera conseguir en
la vida. Si gozara de un momento como ese, si tuviera la oportunidad de ser tan
noble y sabio, sentiría que tengo una vida real, una vida auténtica e
importante, me sentiría poderoso y feliz.”
Solemos esperar a los
grandes momentos para “vivir la vida de verdad”. Sin embargo, durante una mesa
redonda en la que participé junto al doctor Salk en los años ochenta, y en la
que fuimos tomando decisiones de poca relevancia, pude comprobar el gran amor,
atención, importancia y poder que otorgaba a todas las circunstancias, por
nimias que fueran. En los aspectos más insignificantes de la vida encontraba la
mayor relevancia. En lo común, encontraba lo especial.
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