14 / LA LECCIÓN DE LA FELICIDAD (6)
EKR (6)
La vida hace que nos
enfrentemos a toda clase de paradojas. Mike, un hombre de treinta y un años,
solía visitar a su padre, Howard, de sesenta y nueve, que padecía un cáncer de
colon. Los médicos no estaban seguros de qué le deparaba el futuro, porque la
enfermedad no remitía. Las visitas de Mike eran breves y poco frecuentes.
Aunque era un hombre cariñoso, Mike tenía muchas cuestiones pendientes con su
padre y no le gustaba la mujer con la que se había casado hacía cinco años.
Un día Mike pasó por la
casa de su padre al salir del trabajo. Su padre no estaba, pero sí su tío
Walter, el hermano de su padre.
-Entra y espérale -le
dijo Walter-. Volverá pronto del médico.
Mike se sentó en el
salón, pero se sentía inquieto y no dejaba de mirar el reloj. Transcurrieron
cinco, diez, veinte minutos. Al final, Mike telefoneó a un amigo y le dijo:
-Esperaré diez minutos
más, y si no ha llegado le dejaré una nota. Yo he cumplido mi parte, lo he
visitado, pero no es culpa mía si no está.
Su tío Walter, que estaba
en la cocina, no pudo evitar oír la conversación. Se disculpó por haberla
escuchado y le preguntó a su hermano si deseaba oír un consejo aunque no se lo
hubiera pedido.
-Desde luego -respondió
Mike-. ¿Por qué no?
-Mi padre, tu abuelo,
murió cuando yo tenía treinta y tantos años, más o menos tu edad. Ahora tengo
setenta y siete; han transcurrido cuarenta desde su muerte. Lo cierto es que tu
abuelo era de trato difícil. Cuando falleció experimenté sentimientos
encontrados hacia él. Ahora, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de una de
las paradojas de la vida: la vida es larga, pero el tiempo es corto. Después de
su muerte, y durante los treinta años siguientes, me fui dando cuenta del poco
tiempo que había pasado con él y deseé haber tenido más. No había comprendido
que mi vida era larga, pero que su tiempo no.
“Sé cómo te sientes
respecto a tu padre. Es mi hermano y sé que es fácil llevarse bien con él, ni
tampoco con tu madrastra. Quizá puedas resolver tus problemas con él o quizá
no, pero piensa que si tú crees que tenéis tiempo para resolverlos es porque
vas a vivir mucho tiempo. Pero tu padre tiene cáncer y quizá nos deje pronto.
Aquellas palabras
hicieron reaccionar a Mike. Se dio cuenta de que podía seguir enfadado con su
padre durante los cincuenta años siguientes, pero no podría estar con él tanto
tiempo. Decidió pasar más momentos con él, no necesariamente para solucionar
las diferencias, sino para aprovechar el tiempo de que disponían.
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