domingo

LECCIONES DE VIDA (113) - ELISABETH KÜBLER-ROSS Y DAVID KESSLER


14 / LA LECCIÓN DE LA FELICIDAD (6)

EKR (6)


La vida hace que nos enfrentemos a toda clase de paradojas. Mike, un hombre de treinta y un años, solía visitar a su padre, Howard, de sesenta y nueve, que padecía un cáncer de colon. Los médicos no estaban seguros de qué le deparaba el futuro, porque la enfermedad no remitía. Las visitas de Mike eran breves y poco frecuentes. Aunque era un hombre cariñoso, Mike tenía muchas cuestiones pendientes con su padre y no le gustaba la mujer con la que se había casado hacía cinco años.

Un día Mike pasó por la casa de su padre al salir del trabajo. Su padre no estaba, pero sí su tío Walter, el hermano de su padre.

-Entra y espérale -le dijo Walter-. Volverá pronto del médico.

Mike se sentó en el salón, pero se sentía inquieto y no dejaba de mirar el reloj. Transcurrieron cinco, diez, veinte minutos. Al final, Mike telefoneó a un amigo y le dijo:

-Esperaré diez minutos más, y si no ha llegado le dejaré una nota. Yo he cumplido mi parte, lo he visitado, pero no es culpa mía si no está.

Su tío Walter, que estaba en la cocina, no pudo evitar oír la conversación. Se disculpó por haberla escuchado y le preguntó a su hermano si deseaba oír un consejo aunque no se lo hubiera pedido.

-Desde luego -respondió Mike-. ¿Por qué no?

-Mi padre, tu abuelo, murió cuando yo tenía treinta y tantos años, más o menos tu edad. Ahora tengo setenta y siete; han transcurrido cuarenta desde su muerte. Lo cierto es que tu abuelo era de trato difícil. Cuando falleció experimenté sentimientos encontrados hacia él. Ahora, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de una de las paradojas de la vida: la vida es larga, pero el tiempo es corto. Después de su muerte, y durante los treinta años siguientes, me fui dando cuenta del poco tiempo que había pasado con él y deseé haber tenido más. No había comprendido que mi vida era larga, pero que su tiempo no.

“Sé cómo te sientes respecto a tu padre. Es mi hermano y sé que es fácil llevarse bien con él, ni tampoco con tu madrastra. Quizá puedas resolver tus problemas con él o quizá no, pero piensa que si tú crees que tenéis tiempo para resolverlos es porque vas a vivir mucho tiempo. Pero tu padre tiene cáncer y quizá nos deje pronto.

Aquellas palabras hicieron reaccionar a Mike. Se dio cuenta de que podía seguir enfadado con su padre durante los cincuenta años siguientes, pero no podría estar con él tanto tiempo. Decidió pasar más momentos con él, no necesariamente para solucionar las diferencias, sino para aprovechar el tiempo de que disponían.

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