CREACIÓN HUMORÍSTICA (2)
Cuando se le brinda la
oportunidad para lograr un efecto gracioso la toma por los cabellos con esa
alegría primitiva que causa la ridiculización prominente del cuerpo humano.
…lo
siento mucho por la querida, hermosa, hábil, inteligente y joven señorita Luisa
Lodron, que vaya a ser parte de semejante barrigón. Seguramente ha de bailar
con él, el principio de la segunda parte del minué que aprendí de Bach, pues,
para el final no ha de servirle mucha, por lo menos será muy incómodo. (1)
El efecto cómico que
causa el barrigón tan distinto de la bonita muchacha es subrayado por Mozart
con la cita de unos compases de música. Los pasitos son muy graciosos y
subrayan los torpes movimientos del agitado gordinflón al que cualquier paso
más largo tiene que causar incomodidad.
Una de las virtudes más
excitantes de la broma es decir cosas de otro modo serían improcedentes:
La
mama arde ira, rabia y celos, pues el papa no necesita más que correr el arcón
y abrir la puerta para poder llegar hasta la hermosa doncella. Puedo decir que
me remuerde la conciencia haberme ido de Salzburgo, pues ahora tendría una
hermosa oportunidad de olvidar todos mis pesares en brazos de tan hermosa,
amable muchacha de nariz azulada! (2)
La comicidad de la “nariz
azulada” demuestra que la impertinente suposición acerca de su padre es pura
broma. Esta parte poco armónica del rostro de la muchacha, que está en absoluta
discrepancia con los calificativos abstractos de “hermosa” y “amable”, se sale
del marco de la fingida hermosura y resulta bien desproporcionada.
No
se asuste porque encuentre mi letra en lugar de la de mi padre; las causas son
las siguientes: 1º, estamos en lo del señor Von Aste y el barón Cristiani está
aquí, así que tienen demasiadas cosas que hablar y de ningún modo tendría
tiempo para escribir, y 2º, es demasiado… haragán. (3)
Donde esperábamos causas
significativas aparece la humana pereza.
La falta de armonía entre
lo que aguardamos y aquello con lo que nos sorprende Mozart puede ser llevada
al extremo. Una de sus bromas predilectas consiste en diluir repentinamente el
suspenso en la nada.
Tengo
que contarle rápidamente algo: hoy no he almorzado en casa, sino en lo de un
señor Wendling. Debe saber usted que este siempre almuerza a la una y media; es
casado y tiene una hija, que siempre está medio enferma. Su mujer canta en la
futura ópera y él toca la flauta. Pues figúrese usted que a la una y media nos
sentamos a la mesa, todos, menos la hija, que se quedó en cama, y comimos. (4)
¿No se sobreentiende
acaso el final de la historia ya en la primera frase? Todos los indicios que al
parecer son necesarios para la comprensión de lo que sigue resultan
innecesarios. Esperamos un chisme sensacional y el autor no nos permite
disfrutar de ese placer por un instante. El resultado no es nada extraordinario, lo que sigue ya es
conocido, carente de importancia, pero Mozart se ha divertido a costa del
lector.
P.D.
A N. N. dile de mi parte lo siguiente:
……………………………………………………………………………………………………….……………………………………………………………………………………………………….……………………………………………………………………………………………………….……………………………………………………………………………………………………….
¿qué
le parece?, ¿le gusta?, no mucho creo yo: son expresiones duras y difíciles de
entender. Adiós. (5)
Evidentemente no se puede
producir por medio de signos que nada significan la resolución del interés
despertado por “dile de mi parte lo siguiente”.
Notas
(1) A su padre, Minich, 5-XII-1780.
(2) A su padre, Mannheim,
6-XII.1777, I, 327.
(3) A su padre y hermana,
Milán, 7-XI-1772, I, 138.
(4) A la primita,
Mannheim, 3-XII-1777, II, 337.
(5) A su esposa, Viena,
9-VII-1791, II, 289.
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