CANCIÓN 23
No
quieras despreciarme
que,
si color moreno en mí hallaste
ya
bien puedes mirarme
después
que me miraste,
que
gracia y hermosura en mí dejaste.
DECLARACIÓN
(1)
1
/
Animándose ya la esposa y preciándose a sí misma en las prendas y precio que de
su Amado tiene, viendo que, por ser cosas de él -aunque ella suyo sea de bajo
precio y no merezca alguna estima-, merece ser estimada por ellas, atrévese a
su Amado y dícele que ya no la quiera tener en poco ni despreciarla, porque, si
antes merecía esto por la fealdad de su culpa y bajeza de su naturaleza, que ya
después que Él la miró por primera vez en que la arreó con su gracia y vistió
de su hermosura, que bien la puede ya mirar la segunda vez y más veces, aumentándole la gracia y
hermosura, pues hay ya razón y causa bastante para ello en haberla mirado
cuando no lo merecía ni tenía partes para ello.
No
quieras despreciarme.
2
/
Como si dijera: pues así es lo dicho, no quieras tenerme ya en poco;
que,
si color moreno en mí hallaste.
3
/
que si antes que me miraras, hallaste en mí fealdad de culpas e imperfecciones,
y bajeza de condición natural,
ya
bien puedes mirarme
después
que me miraste.
4
/
“Después que me miraste”, quitando de mí ese color moreno y desgraciado con que
no estaba de ver, “ya bien puedes mirarme” más veces, porque no sólo me
quitaste el color moreno mirándome la primera vez, pero también me hiciste más
digna de ver, pues con tu vista de amor
gracia
y hermosura en mí dejaste.
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