14 / LA LECCIÓN DE LA FELICIDAD (3)
EKR (3)
Una mujer llamada Audrey
se dio cuenta de esto cuando organizó un acto en favor de los enfermos de
esclerosis lateral amiotrófica o enfermedad de Lou Gehrig. Audrey organizaba el
acto para recaudar fondos, y ella misma padecía la enfermedad.
Era la segunda vez que
preparaba aquel evento. Cuando lo hizo por primera vez, diez años atrás, le
acababan de diagnosticar la enfermedad. Entonces tenía muchos años de vida por
delante, pero en esta ocasión la esclerosis había progresado drásticamente y
Audrey sabía que sería la última vez que podría asumir semejante tarea.
“Quería hacerlo una vez
más -dijo Audrey-. Había aprendido tanto en esos diez años… Cuando organicé el
primer acto me sentí utilizada. No me gustó la idea de ser la imagen de la
enfermedad. Antes era más ingenua, pero ahora había madurado y era más sabia.
La primera vez surgieron discusiones, egocentrismos y mucha estupidez, pero
ahora lo haría mejor. Tenía ganas de hacerlo. Sin embargo, pocas semanas
después de empezar a planificarlo todo, las situaciones empezaron a repetirse.
Yo no lograba entenderlo y lloré mucho. ¡No conseguía hacerlo mejor que diez
años antes!
“Empecé a censurarme a mí
misma. ¡Estaba tan convencida de que había madurado y cambiado! Entonces caí en
la cuenta: yo había cambiado, pero las circunstancias no. ¿Por qué había
pensado que no aparecerían problemas? Esa actitud era poco realista. Los
problemas no habían desaparecido, pero ahora podía manejarlos de una forma
diferente. Ese era el reto, y gracias a ese conocimiento todo se desarrolló de
un modo distinto. Cuando dejé de intentar cambiar las circunstancias, todo
funcionó mejor, yo me sentí más feliz y el acto constituyó un verdadero éxito.”
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