ELECTRONES DE LA OBRA DE ARTE
Todos sabemos que la poesía
es intraducible. La poesía es tono, oración verbal de la vida. Es una obra
construida de palabras. Traducida a otras palabras, sinónimas pero nunca
idénticas, ya no es la misma. Una traducción es un nuevo poema, que apenas se
parece al original.
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Lo que importa
principalmente en un poema es el tono con que se dice una cosa y,
secundariamente, lo que se dice. Lo que se dice es, en efecto, susceptible de
pasar a otro idioma, pero el tono con que se dice, no. El tono queda inamovible
en las palabras del idioma original en que fue concebido y creado.
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Los mejores poetas son, en
consecuencia, menos propicios a la traducción. Lo que se traduce de Walt
Whitman, son calidades y acentos filosóficos y muy poco de sus calidades
estrictamente poéticas. De él sólo se traduce las grandes ideas, pero no se
traduce los grandes movimientos animales, los grandes números del alma, las
oscuras nebulosas de la vida, que residen en un giro del lenguaje, en una “tournure”,
en fin, en los imponderables del verbo.
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Se puede traducir
solamente los versos hechos de ideas. Son traducibles solamente los poetas que
trabajan con ideas, en vez de trabajar con palabras, y que ponen en un poema la
letra o texto de la vida, en vez de buscar el tono o ritmo cardíaco de la vida.
Gris me decía que en este error están también muchos pintores modernos, que
trabajan con objetos, en lugar de trabajar con colores. Se olvida que la fuerza
de un poema o de una tela, arranca de la manera con que en ella se disponen y
organizan artísticamente los materiales más simples y elementales de la obra. Y
el material más simple y elemental del poema es, en último examen, la palabra,
como lo es el color en la pintura. El poema debe, pues, ser concebido y
trabajado con simples palabras sueltas, allegadas y ordenadas artísticamente,
según los movimientos emotivos del poeta.
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Lo mismo ocurre con la
arquitectura, la música, el cine, etc. Un edificio se construye con piedra,
acero, madera, etc. pero no con objetos. Sería absurdo un palacio fabricado de
mesas, animales, tambores, trenes, barcos, con sus movimientos y toles peculiares.
La música, asimismo, resulta de una ordenación de simples sones sueltos y no de
frases sonoras. Sería absurda una rapsodia fabricada de mugidos de ganado, de
chirridos de `puertas, de risas, pasos, rumores vegetales, estruendos meteorológicos.
En la “Consagración de la Primavera”, de Stravinski, se puede constatar -como
en una vivisección- el libre nacimiento de los sones, independientes de todo
organismo sonoro y de toda combinación armónica y melódica. El cine embrionario trabajaba con escenas y episodios enteros, es decir, con masas de
imágenes. Hoy empieza a trabajar con elementos más simples, con imágenes
instantáneas y al millonésimo de segundo, combinadas y “découpées” según el
sentido cinemático del realizador. Ejemplos: “Los tres espejos”, corrido en el
cinema de la vanguardia de las Ursulines de París y, en más ancha y esencial
medida, “El operador”, de Tziga Vertov, y gran parte del cinema ruso (1).
Notas
(1) Agregar capítulo
observando que el poeta trabaja con palabras (el poeta revolucionario, con
palabras expresivas de la vida e ideales proletarios). (N. del A.)
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