HUGO GIOVANETTI VIOLA
primera edición WEB / elMontevideano Laboratorio de
Artes / 2018
obra
de portada: Haugussto Brazlleim
EPISODIO 15: PURIFICACIÓN
Esquela
El domingo 20 de
marzo María del Mar logró que Carolina Tomillo los acompañara a misa por
primera vez en el año, y cuando doña Julia Bruel se bajó de la volanta agitando
eufóricamente un diario que anunciaba la muerte de Julio Herrera y Reissig la novia viuda bruxó persignándose:
-Cómo la
degollaría.
La noche anterior
Florián Regusci y el maestro Dodera habían recibido un telegrama de Lucas Rosso
donde los noticiaba del escándalo provocado por los anarquistas en el
Cementerio Central, y entraron al templo alzando unos bigotes desafiantes casi
con alegría.
-Ahora es el
momento de concertar su recital purificador, Regusci -murmuró Dodera
contemplando la estatuilla de la Virgen del Carmen del Santander con la
expectativa sobredorada. -Hace mucho tiempo que la prometida de su hermano no
enfrenta a la desgracia con tanta lucidez.
Carolina Tomillo se
había quedado observando a la niña autista que lloraba arrodillada frente al
confesionario, y el sueco le hizo una seña a María del Mar para que obligara a
su madrina a sentarse.
-Es vergonzante que
el padre Larrique le siga permitiendo a la Manta
birostris montar este numerito digno de Torquemada -le secreteó el
Inspector Camacho a Jonás Erik Jönson. -Seguramente está recibiendo una limosna
muy suculenta para hacerle la vista gorda al diablo con tanta desfachatez. Y
hoy encima hubo que aguantarle los vivas por la muerte de nuestro máximo poeta
a este putón verbenero.
-Hoy lo único que
importa es que Florián Regusci pueda resucitarle el corazón a la dama más
triste de San Fernando con las monodias que escribió el imperator -se arrodilló entrelazando las manos muy curtidas sobre
su barbaza el sueco. -Y la Providencia está ayudando mucho a que se produzca
ese milagro póstumo. ¿Cómo íbamos a sospechar que justo este domingo Magdalena
decidiera volver tan sobria a la catedral?
-Pero tengo
entendido que hubo mediación de la niña-ángel.
-Es que la
arquitectura divina necesita de los ángeles para actuar, Camacho. Sean carnales
o etéreos.
Y no alcanzaron a
detectar que tres bancos más adelante la infanta constelada por los jazmines le
estaba pasando una esquela a la mujer-muchacha que no podía dejar de torcer el
perfil hacia el confesionario donde Natacha Regusci Tomillo se retorcía las
manos derramando goterones de cuarzo.
-Leé, madrina
-desenrolló María del Mar la hoja en la que había dibujado un corazón sobre
cada palabra. -Esta tarde hay una tertulia en casa y queremos que vengas.
La invitación había
sido redactada por la niña-poeta y rezaba:
-Se ruega concurrir con el corazón blanco
para homenajear a Julio Herrera y Reissig, que ya está con el Padre.
Carolina sonrió.
Bárbaros
-Como cuervos al olor de la muerte, las
sombras innobles de los mercaderes iban a mentir su duelo por vanidad o por
costumbre. Como cuervos, como cuervos al olor del cadáver, fueron allí los
filisteos, los cínicos, los que en la última hora creyeron hacer justicia
arrojando al poeta una migaja del banquete del presupuesto, una piltrafa
burocrática que él no alcanzó tampoco a digerir. Solo, solo en la infinita
soledad silenciosa de los no comprendidos, como vivió su alma, como estaba
anoche su cuerpo inmóvil bajo la mortaja, así está en esta hora ceremonial y
vana, rodeado por los mismos cínicos fariseos, sepulcros blanqueados, nidos de
serpientes, como decía Jesús -terminó de redondear Alberto Zum Felde el
quinto párrafo del discurso que se le había ocurrido declamar clandestinamente
en el entierro de Julio Herrera y Reissig.
-¿Y por qué tenés
que nombrar a Jesús? -ladró Lucas Rosso, que formaba parte del grupito de
indumentaria draculesca que se pasó toda la noche en una mesa del Polo Bamba
preparando el alegato cultural más revolucionario de la historia uruguaya.
-Porque Julio decía
que Jesús fue un canario anarquista capaz de perpejlizar a los ídolos -retrucó
Botana, pidiendo otra vuelta de café con gotas.
-¡Señores! -siguió repitiendo en voz alta
lo que escribía el seudonimizado Aurelio del Hebrón. -Yo no he venido aquí a hacer el panegírico de un muerto ilustre. No he
venido a entonar loas ni a bordar bellas frases. No he venido a hacer
simplemente literatura. He venido a lanzar una verdad que tengo en la
conciencia, he venido a decir una verdad pura y sencilla como fue el alma del
que yace. La única venganza digna de su inmenso dolor y de su inmensa alma, es
que ahora os obligue a escuchar la verdad, es que ahora os ponga frente a la
verdad.
-¿Y si acentuás el
embanderillamiento adjuntándole algo como la
indiscreta, la impertinente verdad? -sugirió Ernesto Herrera, muy atacado
de asma.
-¿Y eso a quién va
a importarle? -resopló un odio humoso el manco de Paso del Parque.
-Y la verdad es que vosotros, todos o casi
todos los que rodeáis este cadáver, fuisteis sus enemigos -insertó el
agregado propuesto por Herrerita y siguió escribiendo sin prestarle la menor
atención al compinche de Sabino Regusci el muchacho poseído por una especie de terribilità galante mucho más heredada
del imperator que de su ex-ídolo
Roberto de las Carreras. -Por vosotros
sufrió, por vosotros le fue amarga la vida. Este que aquí reposa libre de las
miserias de los hombres, fue siempre un paria entre vosotros. Y no creo que sea
el hondo homenaje al poeta lo que inspira vuestras elegías hipócritas. Es,
quizás, la vanidad patriótica, que quiere reivindicar para sí un nombre
literario que no le pertenece, que no le pertenece porque no ha sabido conquistarlo.
-¿Y vos estás
seguro de que vas a animarte a espetar todas estas barbaridades? -tentó Alberto
Lasplaces con morigeración de educador al muchacho melenudo.
-Los bárbaros son
los que acaban de aprovechar el velatorio para conocer la jaula de la fiera
-entornó su desprecio el merovingio hacia el primer soplo del alba que irrumpía
en el desértico Boulevard Sarandí.
Danza
La tertulia
organizada por los Dodera en homenaje al imperator
empezó a las cinco de la tarde, entre una luz frutal que lamía los ventanales
del coqueto salón con remozado techo de bovedilla.
-Prepárese para
escuchar tres monodias sublimes -recibió en el portal siempre arenoso Dodera a
la novia viuda, que usaba una
capelina con pájaros y flores como en los bailes suspirados en Las Delicias y
no tenía las uñas franjeadas por el excremento perpetuo ni eructaba el reflujo
del mate de cognac.
-Hoy ya abandoné
dos veces a mis enfermos y a Guillermito -se culpabilizó alisándole el vestido demodé la prometida de Justo Regusci.
-Pero anoche soñé que nos juntábamos con María del Mar y las garzas rosadas en
lo alto de la Torre del Vigía para sobrevolar cantando este valle de lágrimas.
-Qué insólito.
Entonces éramos como dos equilibristas con alas -le tintineó la sonrisa
giocondesca a la infanta justo cuando llegaban del patio Florián Regusci y
Jonás Erik Jönson.
-Bienvenida, Ma Dame -le besó la mano el sueco a
Carolina y enseguida señaló el resplandor de la estrellera como si le ofreciera una primicia del reino del arte resucitador que obsesionó a Julio
Herrera y Reissig hasta el último día de su viacrucis.
-Espero hacerla
sonar como usted se lo merece -fingió no ver los diminutos pezones de llanto
que le rodaron bajo el velo a la moza que se quedó esperando toda la vida al
servidor saravista caído en Paso del Parque.
El trovero recibió emocionadísimos
aplausos después de interpretar Requiem y
Luna blanca sobre una luna negra, y
explicó que la milonga intitulada Purificación
había sido concebida por Julio como una especie de elogio de la danza.
-La verdad es que
va a ser muy difícil que vuelva a aparecer un hombre tan dispuesto a alquimizar
al dolor en oro puro y duro -empezó a bordonear la introducción Florián Regusci
y de golpe cantó con frescura criollista: -Meta
y ponga / milonga y conga / que Dios disponga de mi dolor / y ahora escuche y
luche y no desembuche / más que la fe de una pena en flor. / Ya perfuma el
cielo la voz del suelo / y el desconsuelo se irá de vuelo / la luna sabe lo que
vendrá / su trigal celeste le sonreirá / y ya brilla hermano el jardín humano /
mañana el llanto se irá temprano / la tierra sabe lo que vendrá / su verdor
amargo le sonreirá. / Hoy / no queda cielo por perder / yo sólo busco amanecer
/ mirando a Venus florecer / entre las ruinas del dolor. / Soy / aquel que supo
revivir / y que al morir podrá sentir / su calavera sonreír en primavera y esta
noche / habrá luna y luna y no habrá ninguna / paloma muerta en el corazón. / Y
ahora luche y luche y no desembuche / más que la fe de una pena en flor.
Y cuando el cantor le
metió uña al chispeante intervalo instrumental la niña les agarró los brazos a
Carolina y a su madre para improvisar una especie de cadena de pericón y Jonás
Erik Jönson y Dodera se miraron como quien agradece la aparición del arcoíris
después de un temporal desguazador de pueblos.
-El cielo siempre
piensa -le sonrió el sueco al maestro.
Espejo
-La jaula de la mejor de las fieras humanas -corrigió Alberto Zum
Felde / Aurelio del Hebrón atorándose atabacadamente. -Y no quiero pensar en lo
poco que lo entendimos nosotros mismos a Julio.
-A esa gente no se la
entiende -se inclinó sobre su pocillo Lucas Rosso para no tener que usar la
mano boba. -Pero uno sabe que esa fe
quijotesca que ellos dicen que sube
desde el Fondo del Mundo hasta el Sol Eterno es más alta que la muerte.
-Falou bom -relojeó Botana a Lasplaces y a Herrerita, que hacía rato
que cabeceaban con ronquidos babeantes.
-Sigo -anunció el
muchacho ojeroso incapaz de sospechar que aquel discurso iba a constituirse en
la página más perfecta que produjo en su vida: Muchos de los que estáis aquí habéis venido sólo porque el muerto lleva
un apellido distinguido y porque su familia es de abolengo en el país. Pero
sabed, los que tal pensáis, que Julio Herrera y Reissig está muy por encima de
su apellido; que la majestad del poeta ríe de esas vanidades sociales y que por
otra parte, los mismos que hoy se visten de luto, renegaron muchas veces de él.
-¿Y acaso a vos te gusta
la Tertulia lunática? -bostezó el
servidor saravista, midiendo la imposición ya compacta del alba.
-A mí lo único que me
importa es haber podido asistirlo al pie de su pasión como un Juan Zebedeo -volvió
a armar otro pitillo sin parar de toser el dandy de voz metálica. -Y acá va otro
bombazo: No; entre todos los que aquí
hacemos acto de presencia, somos pocos los que podemos llamarnos amigos del que
ha muerto. ¿Cuántos somos? ¿Cuántos los que le queremos? ¿Cuántos los que
amamos su orgullo y su locura? ¿Los que sentimos un solemne respeto por su
existencia de exilado?
-Merde -se despabiló de golpe Herrerita, irradiando un chillido
broncoespasmódico con timbre de cordeona. -Acabo de soñar que el vapor del
espejo que circunvalaba anoche el ataúd de Julio era la condensación de su alma
ya perteneciente a la eternidad viva.
-Lástima que no sea verdad tanta belleza -citó el verso más trillado
por el nihilismo fisicalista Lasplaces.
-Pues Julio siempre
comentaba que el soneto de la mujer que
se afeitaba y estaba hermosa era un pedo más grande que el culo que se
habían tirado a dúo los funestamente miopes hermanos Argensola -carcajeó
Botana. -Y que pensar que la belleza
no es la verdad es dudar de la
existencia de los brazos invisibles de la Venus de Milo.
-Déjenme concentrarme en
los dos últimos párrafos, muchachos -se acodó sosteniéndose la frente el dandy
que parecía haberse catapultado hacia la adultez en menos de tres horas. -Ahora
llegó el momento de clavarle la galante calavera a la comitiva que ya se debe
estar emperifollando para celebrar la comédie
frente al Panteón Nacional.
-Y pensar que anoche
escuché a Julieta comentarle a su madre que iban a tener que pedir prestada una
tumba -chistó Herrerita, calenturientamente asfixiado.
-Pues de lo único que me pudo
convencer en la vida Sabino Regusci es de que la luz no se entierra -jadeó Lucas Rosso. -Y eso sí que es la pura
verdad, aunque no creas en nada.
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