domingo

IRMA HOESLI - MOZART: LAS CARTAS DE UN GENIO DE LA MÚSICA (15)


DRAMÁTICA (5)


Alguien sorprende a Mozart con una serenata nocturna y este escribe a su padre:

Los caballeros se habían ido a abrir la puerta de entrada y, después de haberse formado en el patio, me sorprendieron, pues estaba a punto de desvestirme, con el primer acorde si mi de la manera más agradable del mundo. (1)

En cuatro sencillas frases parasintácticas se podría decir lo mismo aunque a costa del suspenso. En la forma de expresión elegida por Mozart en cambio hay una “y” que incluye la perspectiva del cumplimiento de algo esperado, separado del predicado por una frase subordinada y, además, por el sujeto “me”, aislado entre comas y del que depende también otro complemento. Lo que le parece a Mozart necesario para comprender la situación lo pone entre el expectante “y” y el final. La expectación se resuelve en el evidente “me”, siendo la meta de la oración “sorprendieron”.

Al conocer mi determinación de marcharme se me opusieron verdades, las que no estaba en condiciones de combatir ni vencer con otras armas que mi cariñoso y verdadero amor por mi buen padre, por lo que naturalmente no podían hacer otra cosa que alabarme, pero con el agregado de que, si mi padre conociera mis actuales condiciones y buenas perspectivas (no por intermedio de un buen amigo ajeno, pero equivocado), seguramente no me escribiría de esa manera, que yo no puedo resistirme en lo más mínimo… (2)

Variadísimos son los componentes de la oración: oraciones de relativo, concesivas, consecutivas, en ágil sucesión, se ordenan en una estructura hasta que se llega al final en que se afloja la tensión: Los signos de puntuación, comas, paréntesis, guiones, subrayar la articulación de las partes. Sólo una fuerza formativa superior es capaz de redactar tan claramente, y, al mismo tiempo, tan certeramente.

¿El apuntador? estaba desesperado cuando le dije que no podía corregirlas yo mismo, sino que tenía que dar comisión a otro por ello, -¿por qué?
Porque el señor Grimm, cuando yo le dije, que, (porque no puedo estar 3 días más en su casa) me voy a vivir a casa del conde Sückingen por las sonatas, me contestó, con los ojos chispeantes de furor: -Oiga usted-, si se marcha de mi casa sin abandonar París, no le volveré a mirar la cara en mi vida. (3)

La manera como se han separado del predicado los sujetos “señor Grimm” y “yo”, por medio de su posición y distintos signos de puntuación, los hace aparecer como indicaciones de personas que hablan en un texto teatral. La locución directa es separada del verbo “contestó” por medio del complemento “con los ojos chispeantes de furor”, el que podría figurar en un drama como indicación de la persona que habla y que aquí confiere mayor fuerza.

Por más complicada que parezca la oración está claramente construida y contiene extraordinario suspenso, que disminuye con las palabras bruscas del señor Grimm. Todo se concentra sobre la consecuencia de una suposición, subordinada como las escenas aisladas al fin de un drama.

…entonces silbaron a las dos primeras actrices, madame Toscani y madame Urban, y había tanto ruido que el propio elector se asomó por sobre el palco e hizo -she-, y como nadie le hizo caso, mandó abajo a alguien. Y como el conde Seeau, después de decir a varios oficiales que no hicieran tanto barullo, que al elector no le gustaba, recibió esta contestación: -Ellos estaban allí porque habían pagado y nadie tenía porqué darles órdenes. (4)

Quién puede dejar de notar el parecido con la prosa kleistiana (5). También hay aquí una estructura lógica múltiple, apoyada por numerosos signos de puntuación. Nuevamente vemos la aislación del sujeto (conde Seeau); otra vez se ha colocado la suposición de una frase subordinada mientras que la consecuencia lleva el peso mayor. El tempo se va acrecentado hacia el final, donde se brinda un resultado sorpresivo con la contestación desvergonzada.


Notas

(1) A su padre, Viena, 3-XI-1781, II, 136.
(2) A su padre, Estrasburgo, 15-X-1778, I, 546.
(3) A su padre, Estrasburgo, 26-X-1773, I, 552.
(4)A su padre, Mannheim, 12-XI-1778, I, 553.
(5) E. Staiger, “Heinrich von Kleist”: Das Bettelweb von Locarno”, en Meisterwerke deutscher Sprache, Atlantis Verlag, 1943.

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