Amy Goodman entrevistó al reconocido economista chileno Manfred
Max-Neef en Bonn, Alemania. Max-Neef ganó en 1983 el Right Livelihood
Award, dos años después de haber publicado su libro Economía Descalza
Señales desde el Mundo Invisible.
MANFRED MAX-NEEF: Bueno, es una metáfora, pero es una metáfora que se
originó en una experiencia concreta. Yo trabajé alrededor de diez años de mi
vida en áreas de pobreza extrema, en las sierras, en la jungla, en áreas
urbanas en distintas partes de Latinoamérica. Al comienzo de este periodo,
estaba un día en una aldea indígena en la sierra de Perú. Era un día horrible;
había estado lloviendo todo el tiempo. Estaba parado en una zona muy pobre y
enfrente de mí estaba otro hombre parado sobre el lodo (no en el barrio pobre
sino en el lodo). Y bueno, nos miramos. Este era un hombre de corta estatura,
delgado, con hambre, desempleado, cinco hijos, una esposa y una abuela. Yo era
el refinado economista de Berckeley, maestro de Berckeley, etc. Nos mirábamos
frente a frente y de pronto me di cuenta de que no tenía nada coherente que
decirle en esas circunstancias; que todo mi lenguaje de economista era
obsoleto. ¿Debería decirle que se pusiera feliz porque el producto interno
bruto había subido un 5% o algo así? Todo era completamente absurdo. Entonces
descubrí que no tenía un lenguaje para ese ambiente y que teníamos que inventar
un idioma nuevo. Ese es el origen de la metáfora “barefoot economy” o economía
descalza, que, en concreto, significa la economía que un economista usa cuando
se atreve a meterse en los barrios bajos. El punto es que los economistas
estudian y analizan la pobreza desde sus oficinas lujosas, poseen todas las
estadísticas desarrollan todos los modelos y están convencidos de que saben
todo lo que hay que saber sobre la pobreza. Pero ellos no entienden la pobreza.
Ese es el gran problema. Y es también el motivo por el cual la pobreza aún
existe. Esto cambió completamente mi vida como economista. Inventé un lenguaje
coherente para esas condiciones de vida.
¿Y cuál es ese
idioma? ¿Cómo aplicas un sistema económico o haces que las circunstancias
expliquen esos cambios?
No, la cosa es mucho más profunda. Es decir, no es como una típica
receta que te da alguien de tu país, en donde te dicen "te garantizamos
quince clases o la devolución de tu dinero." Ese no es el punto. Deja
ponértelo de esta manera. Hemos alcanzado un punto en nuestra evolución en el
que sabemos muchas cosas. Sabemos muchísimo pero entendemos muy poco. Nunca en
la historia de la humanidad ha habido tanta acumulación de conocimiento como en
los últimos cien años. Mira cómo estamos. ¿Para qué nos ha servido el
conocimiento? El punto es que el conocimiento por sí mismo no es suficiente.
Carecemos de entendimiento. La diferencia entre conocimiento y entendimiento te
la puedo explicar con un ejemplo. Vamos a pensar que tú has estudiado todo lo
que puedes estudiar desde una perspectiva teológica, sociológica,
antropológica, bioquímica y biológica sobre un fenómeno llamado amor. El resultado
es que tú sabrás todo sobre el amor, pero tarde o temprano te vas a dar cuenta
de que nunca entenderás el amor a menos de que te enamores. ¿Qué significa
esto? Que sólo puedes llegar aspirar a entender aquello de lo que te vuelves
parte. Como dice la canción latina, somos mucho más que dos. Cuando perteneces,
entiendes. Cuando estás separado, solo acumulas conocimiento. Y esa ha sido la
función de la ciencia. Ahora bien, la ciencia se divide en partes pero el
entendimiento es completo. Holistico. Eso sucede con la pobreza. Yo entendí la
pobreza porque estuve allí; viví con ellos comí con ellos y dormí con ellos.
Entonces comienzas a entender que en ese ambiente hay distintos valores, y
diferentes principios -comparados con los que existen allí de donde tú
provienes- y te das cuenta de que puedes aprender cosas fantásticas de la
pobreza. Lo que he aprendido de los pobres supera lo que aprendí en la
universidad. Pero pocas personas tienen esa oportunidad, ¿te das cuenta? Ellos
ven la pobreza desde afuera en lugar de estarla viviendo desde adentro.
Aprendes cosas extraordinarias. Lo primero que aprendes y que los que quieren
mejorar el sistema de vida de los pobres no saben, es que dentro de la pobreza
hay mucha creatividad. No puedes ser un tonto si quieres sobrevivir. Cada
minuto tienes que estar pensando, ¿qué sigue? ¿qué puedo hacer aquí? ¿qué es
esto y lo otro y lo otro? Así que el estado creativo es constante. Además,
están los contactos, las cooperativas, la ayuda mutua y toda una gama de cosas
extraordinarias que ya no se encuentran en las sociedades dominantes, las
cuáles, son individualistas, avaras, egocentristas, etc. Allá encuentras
exactamente lo opuesto de lo que ves acá. Y es sorprendente porque a veces
llegas a encontrar gente más feliz entre los pobres que la que encontrarías en
tu propio ambiente. Lo que ya te dice que la pobreza no solo es una cuestión de
dinero. Es algo mucho más complejo.
¿Qué crees que
debamos cambiar?
¡Oh!, casi todo. Somos dramáticamente idiotas. Actuamos sistemáticamente
en contra de las de las evidencias que tenemos. Conocemos todo lo que no
debemos hacer. No hay nadie que no sepa esto. Especialmente los grandes
políticos saben exactamente lo que no se debe hacer. Y aún así lo hacen.
Después de lo que pasó en octubre del 2008, tú pensarías que van a cambiar
porque se han dado cuenta de que el modelo económico no funciona. Que incluso
tiene un alto nivel de riesgo. Es drásticamente peligroso. Y uno se pregunta: ¿Cuál
fue el resultado de la última reunión de la Comunidad Europea? Ahora son más
fundamentalistas que antes. De tal modo que de lo único de lo que se puede
estar seguro es de que ya viene la próxima crisis y que será mucho más fuerte
que la actual. Pero para entonces ya no habrá suficiente dinero. Esas son las
consecuencias de la estupidez humana.
Si tú estuvieras al
cargo de la economía ¿qué harías para evitar otra catástrofe?
Primero que nada, necesitamos economistas más cultos, que sepan
historia, de dónde vienen, cómo se originan las ideas, quién hizo qué y así
sucesivamente. Lo segundo es que un economista se percibe como un subsistema
dentro de un sistema más grande que es finita: la biosfera. También entiende
que el crecimiento económico es imposible. En tercer lugar, un sistema que
entiende lo anterior sabe que no puede funcionar sin tomar en serio los
ecosistemas. Pero los economistas no saben nada de ecosistemas. No saben nada
de termodinámica, ¿sabes? Nada de biodiversidad. Quiero decir, son totalmente
ignorantes con respecto a estos temas y otra cosa así. Realmente no entiendo en
qué puede dañar a un economista saber que si los animales desaparecen, él
también desaparecerá porque entonces ya no habrá qué comer. Pero él no lo sabe,
que dependemos completamente de la naturaleza ¿te das cuenta? Sin embargo, para
los economistas que tenemos hoy en día, la naturaleza es un subsistema de la
economía. Es completamente absurdo. Además, debemos acercar al productor con el
consumidor. Yo vivo en el sur de Chile y esa es una zona fantástica, tenemos
toda la tecnología para la creación de productos lácteos de calidad. Hace unos
meses estaba en un hotel desayunando. Noté estos paquetitos de mantequilla
sobre la mesa. Tomé uno y descubrí que la mantequilla venía de Nueva Zelanda.
Es absurdo ¿sabes? ¿y por qué sucede una cosa así? Porque los economistas no
saben calcular costos. Traer mantequilla desde un lugar que queda a 20,000
kilómetros a un lugar en donde se produce la mejor mantequilla bajo el pretexto
de que es más barato es una estupidez descomunal. ¿No toman en cuenta el
impacto que causan esos 20,000 km de transporte sobre la naturaleza? Por si
fuera poco, es más barato porque está subsidiado. Es un caso muy claro en el
que los precios no revelan la verdad. Todo tiene un doble fondo ¿sabes? Pero
ésos causan mucho daño. Si se acerca al productor con el consumidor, uno comerá
mejor, tendremos mejores alimentos y sabremos de dónde vienen. Incluso podrías
llegar a conocer a la persona que lo produjo. Se humaniza el proceso ¿sabes?
Pero hoy en día lo que los economistas hacen está totalmente deshumanizado.
¿No crees que la
misma tierra nos forzará a actuar de diferente modo? ¿Estamos llegando al fin?
Sí, claro. Ya algunos científicos lo están diciendo pero yo aún no he
llegado a ese punto. Pero muchos lo creen y piensan que es definitivo: estamos
fritos. Dentro de algunas décadas no habrá más humanos. Yo personalmente no creo
haber llegado a ese punto, pero si diré que ya cruzamos el primero de los tres
ríos. Y si observas lo que está pasando en todos lados, sí es alarmante cómo la
cantidad de catástrofes ha ido en aumentando. Y se manifiestan de todas formas:
tormentas, terremotos, erupciones volcánicas. El número de eventualidades crece
dramáticamente y nosotros seguimos haciendo lo mismo.
¿Qué has aprendido en
las comunidades en las que has trabajado que te de esperanza?
La solidaridad de la gente. El respeto por los otros. Ayuda mutua. Nada
de avaricia. Este es un valor inexistente dentro de la pobreza. Y uno pensaría
que allí es donde estaría más presente. Que la avaricia la poseen los que menos
tienen. No, al contrario, entre más tienes más quieres. Esta crisis es el
producto de la avaricia. La avaricia es el valor dominante del mundo actual.
Mientras persista, estamos acabados.
¿Cuáles serían los
principios que enseñarías a los jóvenes economistas?
Los principios de los economistas deberían estar fundamentados en cinco
postulados y un valor esencial.
Primero: la economía está para servir a las personas y no las personas
para servir a la economía.
Segundo: el desarrollo es para las personas, no para las cosas.
Tercero: crecimiento no es lo mismo que desarrollo y el desarrollo no
necesariamente requiere de crecimiento.
Cuarto: no hay economía que sea posible en la ausencia de servicios de
ecosistema.
Quinto: la economía es un subsistema de un sistema mayor y finito: la
biosfera. Por ende, el crecimiento permanente es imposible.
Y el valor esencial para sostener una nueva economía debería ser que
ningún interés económico, bajo ninguna circunstancia, puede estar por encima de
la reverencia de la vida.
Explica lo que acabas
de mencionar.
Nada puede ser más importante que la vida. Y digo vida, no seres humanos
porque, para mí, el centro es el milagro de la vida en todas sus
manifestaciones. Pero hay un interés económico, es decir, uno no solo se olvida
de la vida y otros seres vivientes sino, de los humanos. Si recorres esta lista
que acabo de mencionar, uno a uno, verás que lo que tenemos ahora es
exactamente lo contrario.
Ve al tercer punto,
crecimiento y desarrollo y explícalo por favor.
El crecimiento es una acumulación cuantitativa. Desarrollo es la
liberación de posibilidades creativas. Cada sistema vivo de la naturaleza crece
hasta cierto punto y para de crecer. Tú ya no estás creciendo, ni él ni yo.
Pero continuamos desarrollándonos. De otro modo no estaríamos dialogando en
este momento. El desarrollo no tiene límites pero el crecimiento sí. Y este es
un concepto muy importante que políticos y economistas no entienden. Están
obsesionados con el crecimiento económico. He estado trabajando a lo largo de
varias décadas y se han hecho muchos estudios. Soy el autor de una famosa
hipótesis: la hipótesis liminal, que dice que en cada sociedad hay un periodo
de crecimiento económico -entendido convencionalmente o no- que trae una mejora
en la calidad de vida ; pero sólo hasta cierto punto, el punto liminal, a
partir del cuál, si hay crecimiento, la calidad de vida comienza a decaer. Esta
es la situación en la que nos encontramos actualmente. Es decir, tu país es el
ejemplo más extremo que puedes encontrar. En una parte de un capítulo de mi
libro que saldrá publicado el próximo mes en Inglaterra, titulado La economía desenmascarada, se encuentra
un capítulo llamado “Estados Unidos,
una nación en vías de subdesarrollo” la cual es una nueva categoría. Tenemos el
concepto de desarrollado, subdesarrollado y en vías desarrollo. Ahora tenemos
el nuevo concepto de en vías de subdesarrollo y tu país es el mejor ejemplo. El
1% de los americanos cada vez están mejor y el 99% va en decadencia y se
refleja en todo tipo de manifestaciones. Las personas que viven en sus autos,
ahora duermen en sus carros, ¿sabes? estacionados enfrente de la casa que fue
suya. Millones de personas que uno conoce han perdido todo. Pero aquellos que
especularon, los que trajeron consigo todo el problema, esos están muy bien.
Para ellos no hay problemas.
¿Entonces, cómo
cambiarías las cosas?
Bueno, no sé cómo cambiarlas. Es decir, solitas van a cambiar ¿sabes?
pero de forma catastrófica. No entiendo cómo no hay millones de personas en las
calles de Estados Unidos destruyendo las cosas. Pero podría suceder. No lo sé.
La situación es dramáticamente mala. Se supone que es el país más poderoso del
mundo. Y a pesar de las condiciones, siguen con sus guerras absurdas gastando
billones y trillones. Trece trillones de dólares se especularon y ¡ni un
centavo se fue para las personas que perdieron sus casas! ¿Qué tipo de lógica
es esa?
.
Traducción: Rose Mary Salum
Fuente: Literal magazine. La entrevista original en inglés se encuentra
en la página de Democracy Now.
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