13 / LA LECCIÓN DEL PERDÓN (5)
EKR
Quizá deseemos practicar
el perdón en todas las situaciones, pero lo cierto es que resulta una tarea agotadora.
Y, puesto que somos seres humanos, puede que no resulte imposible perdonar por
completo a todo el mundo y por todas las cosas. Soy consciente de que tengo
dificultades para perdonar algunas cosas en mi vida, y si cuando muera no lo he
perdonado absolutamente todo, no pasará nada, porque no quiero morir siendo una
santa.
Cuando estaba muy enferma
y dependía de los demás, unas enfermeras venían a mi casa a cuidarme. Me di
cuenta de que sacaban una cantidad enorme de basura, grandes bolsas de
plástico, todos los días. En aquella época yo no podía levantarme de la cama, y
pensé que no podía producir tantos desperdicios.
Les pregunté sobre aquella
cuestión y me dijeron que era sólo basura. Cuando, más adelante, pude moverme
un poco más, me di cuenta de que me habían estado robando. No sólo se habían
llevado objetos de valor, sino también recuerdos que había salvado del incendio
de mi casa anterior. Entre los objetos desaparecidos había cuadros, diplomas y
otros títulos. Tengo un corazón fuerte y esto evitó que sufriera un infarto. Sé
que debería perdonar, pero no quiero. Todavía no. Ni siquiera lo estoy
intentando. Resulta obvio que aun no estoy preparada.
Aunque resulte irónico,
la persona a quien debemos perdonar con más frecuencia es a nosotros mismos.
Tenemos que perdonarnos por lo que hemos hecho y por lo que no hemos hecho.
Siempre que creamos que hemos cometido error tenemos que perdonarnos, y si
creemos que no hemos aprendido una lección, tenemos que perdonarnos por no
haberlo hecho.
Las cosas que tenemos que
perdonarnos no siempre tienen sentido y quizá ni siquiera sean verdaderas
equivocaciones. Con frecuencia, sobre todo cuando somos jóvenes, nos sentimos
responsables de las cosas que suceden a nuestro alrededor; por lo general, más
de lo que deberíamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario