JUEGO (7)
Con grandielocuencia
completamente inadecuada y exagerado patetismo que, al declamarlo, se convierte
casi en una aria operística, escribe el joven Mozart a su hermana Nannerl:
Empero,
mi reina, que estarás gozando del más alto grado de salud y que de vez en
cuando, o mejor dicho a veces, mejor dicho a ratos o aun mejor dicho qualche
volta, como el que escribe, me sacrifiques algunos de tus importantes y
apremiantes pensamientos, los que surgen siempre de la más hermosa y segura
razón, la que posees además de tu hermosura, a pesar de que a tan tierna edad y
en una moza generalmente no se exige nada de lo dicho más arriba, y que tú, oh
reina, posees en tal alto grado que avergüenzas a los hombres, sí, hasta a los
ancianos. (1)
A pesar de que se trata
de una broma no se puede negar que la oración tiene una disposición
premeditada. Con cuánta maestría se ha logrado el aumento del volumen de la voz
en “tú, oh reina”, lo que, juntamente con la acentuación del “posees” que le
sigue, logra el efecto penetrante del final de la frase “a los hombres, sí,
hasta a los ancianos”. Esto viene a ser el acento final del tema que ya ha
tenido su primera variación ascendente en “de vez en cuando”. Es de imaginar
que de esta misma manera ha de escribir el compositor el texto de una aria, en
la que la voz implorante del barítono dé una modulación a otra hasta hacerla
brillar en la exclamación final.
Para comunicar a su padre
la visita de una señorita conocida en Munich, Mozart imita el estilo cerradamente
comercial de la señora, esposa de un comerciante:
…si
Vuestra Merced no se digna rogar a la razonabilísima Sra. Von Robinig que
posponga un poco su digno viaje a Munich, Vuestra Merced no podrá oír nada de
mi ópera, aunque opino que Vuestra Merced se dignará razonabilísimamente
quedarse más tiempo para hacer el gusto a su digno señor hijo… (2)
Mozart no sólo se las
arregla con los estilos idiomáticos más dispares, sino que crea, por chacota,
nuevas palabras, une varias para formar otras, hasta historias enteras.
Con humor feroz concibe
realmente drásticos nombres con los que designa los miembros de la “nobleza” de
la sociedad de Augsburgo:
…la
duquesa de Culero, la condesa de Pedone y luego la grande duquesa de Hediondes,
con sus dos hijas, las que ya están casadas con los dos príncipes de Cólico de
Rabo de Chancho… (3)
Constanza recibe nombres
cariñosos; sonidos juguetones, sibilantes, alegres y explosivos, tan pronto
restallando ligera, suavemente, como respiración agitada, que luego acarician
blandamente. Todos los stu! – Knaller Paller
Schnip schnap schnur schnepeperl sani (4); los stru! Stri! (5); el Plumpi
Strumpi (6), y aquella palabrita enloquecedoramente cariñosa: Schlumba… (7) Una palabra para pensar.
Notas
(1) A la primita,
Mannheim, 3-XII-1777, II, 335-36.
(2) A su hermana, Viena,
14-VIII-1773, I, 168.
(3) A su padre, Munich,
13-XII-1780, II, 37.
(4) A su mujer, Viena,
5-VII-1791, II, 287.
(5) A su mujer, Dresde, 16-IV-1789,
II, 258.
(6) A su mujer, Viena,
6-VI-1791, II, 278.
(7) A su mujer, Viena,
11-VI-1791, II, 279.
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