domingo

EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (14) - JOSEPH CAMPBELL


4 / EL OMBLIGO DEL MUNDO (2)


Para las culturas que todavía se nutren de la mitología, el paisaje, como cada una de las fases de la existencia humana, toma vida por medio de las sugerencias simbólicas. Las colinas y los bosques tienen protectores sobrenaturales y están asociados con episodios populares bien conocidos en la historia local de la creación del mundo. En diversos lugares constituyen santuarios. El lugar en que ha nacido un héroe, donde ha realizado sus hazañas o donde ha regresado al vacío, es señalado y santificado. Allí se le erige un templo, con el cual significa e inspira el milagro de la centralidad perfecta; porque este es el lugar donde se inicia la abundancia. Porque alguien en este lugar descubrió la eternidad. Por lo tanto, ese sitio puede servir como sostén para una meditación fructífera. Ese tipo de templo se construye, por lo general, simulando las cuatro direcciones del horizonte del mundo y el santuario o altar en el centro es el símbolo de Punto Inagotable. Aquel que entra al conjunto del templo y se acerca al santuario, está imitando la proeza del héroe original. Su finalidad es reproducir el modelo universal para evocar dentro de sí mismo el recuerdo de la forma que es el centro y renovación de la vida.

Las ciudades antiguas están construidas como templos, con portales en las cuatro direcciones, mientras que en el centro está el santuario principal del divino fundador de la ciudad. Los ciudadanos viven y trabajan dentro de los confines de este símbolo. Con el mismo espíritu los dominios de las religiones nacionales y mundiales están centrados alrededor del eje de alguna ciudad madre: el reino cristiano de Occidente alrededor de Roma, el del Islam alrededor de la Meca. Las reverencias que hace tres veces al día la comunidad de Mahoma están dirigidas como los rayos de una rueda del tamaño del mundo al centro de la Kaaba y así se construye un gran símbolo viviente de la “sumisión” (islam) de todos y de cada uno a la voluntad de Alá. “Ciertamente Tú -leemos en el Corán-, Tú eres el sabedor de los secretos.” (53) Hay otra posibilidad: un gran templo puede ser establecido en cualquier parte. Porque en última instancia el Todo está en todas partes y cualquier lugar puede convertirse en asiento del poder. Cualquier brizna de hierba puede asumir en el mito la figura del salvador y conducir al vagabundo al sancta, sanctorum de su propio corazón.


Notas

(53) Corán, V, 108 (el Corán se cita según la traducción de R. Cansinos Assens; Aguilar, Madrid, 1954).

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