domingo

EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (13) - JOSEPH CAMPBELL


4 / EL OMBLIGO DEL MUNDO (1)


El efecto de la aventura del héroe cuando ha triunfado es desencadenar y liberar de nuevo el fluir de la vida en el cuerpo del mundo. El milagro de esta fluencia puede representarse en términos físicos como la circulación de la sustancia alimenticia, en términos dinámicos como una corriente de energía, y espiritualmente como una manifestación de la gracia. Tales variedades en la imagen se alternan fácilmente y representan tres grados de concentración de la única fuerza vital. Una cosecha abundante es el signo de la gracia de Dios; la gracia de Dios es el alimento del alma; la luz del relámpago es el presagio de la lluvia fertilizante y al mismo tiempo la manifestación de la energía de Dios puesta en movimiento. Gracia, sustancia alimenticia, energía, son derramadas sobre el mundo vivo, y adonde no caen, la vida se descompone en muerte.

El torrente surge de una fuente invisible y su punto de entrada es el centro del círculo simbólico del universo, el Punto Inmóvil de la leyenda del Buddha, (46) alrededor del cual puede decirse que el mundo gira. Bajo este punto se halla la cabeza de la serpiente cósmica que sostiene la Tierra, el dragón, símbolo de las aguas del abismo que son la divina energía creadora de la vida y sustancia del demiurgo; el aspecto generador del mundo del ser inmortal. (47) El árbol de la vida, por ejemplo, el universo mismo, crece en este punto. Está enraizado en la oscuridad que lo sostiene, el dorado pájaro del sol en su copa, un arroyo, la fuente inagotable bulle a sus pies. La figura puede ser también la de una montaña cósmica, con la ciudad de los dioses, como un loto de luz, sobre su cumbre; y en su base, las ciudades de los demonios, iluminadas por piedras preciosas. O bien la figura puede ser la del hombre o la mujer cósmicos, (por ejemplo el Buddha mismo o la diosa danzarina hindú Kali) sentados o de pie en este punto, o clavados en el árbol (Attis, Jesús y Wotan), porque el héroe como encarnación de Dios es el ombligo del mundo, el centro umbilical a través del cual las energías de la eternidad irrumpen en el tiempo. De este modo el ombligo del mundo es el símbolo de la creación continua; el misterio del mantenimiento del mundo por medio del continuo milagro de la vivificación que corre dentro de todas las cosas.

Entre los pawnees del norte de Kansas y del sur de Nebraska, durante el ceremonial de Hako, el sacerdote dibuja un círculo con la punta del pie. “El círculo representa un nido -se ha informado que dice el sacerdote-, y se dibuja con la punta del pie porque el águila construye su nido con garras. Aunque estamos imitando al pájaro que hace su nido, hay otro significado de esta acción; pensamos en Tirawa haciendo el mundo para que la gente viva en él. Si vais a una colina alta y miráis alrededor, veréis que el cielo toca la tierra por todas partes y dentro de esta envoltura circular vive la gente. De manera que los círculos que hemos hecho no son sólo nidos, sino que también representan el círculo que Tirawa ha hecho para señalar el lugar en que viven los pueblos. Los círculos son también para el grupo emparentado, para el clan y para la tribu.” (48)

El reino de los cielos descansa en las cuatro esquinas de la Tierra, algunas veces sostenida por cuatro cariátides que pueden ser reyes, enanos, gigantes, elefantes o tortugas. De aquí la tradicional importancia del problema matemático de la cuadratura del círculo; contiene el secreto de la transformación de las formas celestes en las terrenas. El hogar en la casa, el altar en el templo, es el centro de la rueda de la Tierra, el vientre de la Madre Universal, cuyo fuego es el fuego de la vida. La abertura en el techo de la casa, o la corona, el pináculo o la linterna de la cúpula, es el centro o punto medio del cielo, es la puerta del sol, a través de la cual las almas regresan del tiempo a la eternidad, como el olor de las ofrendas quemadas en el fuego de la vida, y elevadas en los ejes del humo ascendente del centro de la Tierra al centro de la rueda celestial. (49)

Una vez lleno de esa manera, el sol es el recipiente donde come Dios, el cáliz inagotable, colmado de la sustancia del sacrificio, cuya carne es alimento y cuya sangre es bebida. (50) Al mismo tiempo es el que nutre a la especie humana. El rayo solar que enciende el fuego simboliza la comunicación de la divina energía al vientre del mundo y es de nuevo el eje que une y hace girar las dos ruedas. A través de la puerta del sol la circulación de la energía es continua. Dios desciende y el hombre asciende por ella. “Yo soy la puerta, el que por mí entrare se salvará, y entrará y saldrá y hallará pasto.” (51) “El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él.” (52)


Notas

(46) Supra, p. 36.
(47) Esta es la serpiente que protegió al Buddha la quinta semana después de la Iluminación. Ver supra, p. 38.
(48) Alice C. Fletcher, Tha Hako: A Pawnee Cereminy (Twenty Second Annual Report, Bureau of American Ethnology, parte 2; Washington, 1904), pp, 243-244. “En la creación del mundo -le dijo un alto sacerdote pawnee a la señorita Fletcher al explicar las divinidades adoradas en dicha ceremonia- se decidió que hubiera fuerzas menores. Tirawa-atius, la fuerza poderosa, no podía acercarse al hombre, no podía ser visto ni sentido por él, y por lo tanto se permitió la existencia de poderes menores. Su objeto era mediar entre el hombre y Tirawa.” (Ibid., p. 27)
(49) Véase Ananda K. Coomaraswamy, “Symbolism of tfae Dome”, The Indian Historical Quarterly, vol. XIV, Nº 1 (marzo de 1938).
(50) Juan, 6:55.
(51) Ibid., 10:9.
(52) Ibid., 6:56.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+