Reemplazo la melancolía por el valor,
la duda por la certidumbre, la desesperación por la esperanza, la perversidad
por el bien, las quejas por el deber, el escepticismo por la fe, los sofismas
por la frialdad de la calma, y el orgullo por la modestia.
I (2)
Las perturbaciones, las
ansiedades, las depravaciones, la muerte, las excepciones en el orden físico o
moral, el espíritu de negación, los embrutecimientos, las alucinaciones
favorecidas por la voluntad, los tormentos, la destrucción, los trastornos, las
lágrimas, las insaciabilidades, las servidumbres, las imaginaciones
penetrantes, las novelas, lo inesperado, lo que no debe hacerse, las
peculiaridades químicas del buitre misterioso que acecha la carroña de alguna
ilusión muerta, las experiencias precoces y abortadas, las oscuridades con
caparazón de chinche, la terrible monomanía del orgullo, la inoculación de los
estupores profundos, las oraciones fúnebres, las irritaciones, los
despropósitos agresivos, la demencia, el spleen,
los terrores razonados, las inquietudes extrañas que el lector preferiría no
sentir, las muecas, las neurosis, las hileras ensangrentadas por las que se
hace pasar la lógica que no tiene salida, las exageraciones, la falta de
sinceridad, los parloteos, las vulgaridades, lo sombrío, lo lúgubre, los partos
peores que los asesinatos, las pasiones, el clan de los novelistas de
tribunales, las tragedias, las odas, los melodramas, los extremos presentados
perpetuamente, la razón silbada impunemente, los olores de gallina mojada, (1)
las insipideces, las ranas, los pulpos, los tiburones, el simún de los
desiertos, todo aquello que es sonámbulo, turbio, nocturno, somnífero, viscoso,
foca parlante, equívoco, tuberculoso, espasmódico, afrodisíaco, anémico,
tuerto, hermafrodita, bastardo, albino, pederasta, fenómeno de acuario y mujer
barbuda, las horas repletas de desaliento taciturno, las fantasías, las
acritudes, los monstruos, los silogismos desmoralizadores, las basuras, lo que
es irreflexivo como el niño, la desolación, ese manzanillo intelectual de
chancros perfumados, los muslos con camelias, la culpabilidad de un escritor
que rueda por la pendiente de la nada y se desprecia a sí mismo con gritos
jubilosos, los remordimientos, las hipocresías, las perspectivas imprecisas que
os trituran con sus engranajes imperceptibles, los severos escupitajos sobre
los axiomas sagrados, la piojería y sus cosquilleos insinuantes, los prefacios
insensatos como los de Cromwell, de la señorita de Maupin (2) y de Dumas hijo,
las educaciones, las impotencias, las blasfemias, las asfixias, las sofocaciones,
las rabias; frente a esos inmundos osarios que con sólo nombrarlos enrojezco,
es hora ya de reaccionar contra lo que nos ofende y nos doblega
autoritariamente.
Vuestro espíritu es
arrastrado perpetuamente fuera de quicio y sorprendido en la trampa de las
tinieblas con grosero artificio por el egoísmo y el amor propio.
El gusto es la cualidad
fundamental que engloba todas las otras cualidades. Es el nec plus ultra de la inteligencia. Sólo a él se debe que el genio
sea la salud suprema y el equilibrio de todas las facultades.
Notas
(1)
Poule mouillée:
expresión francesa para designar al timorato o pusilánime. (N. del T.)
(2) Señorita de Maupin:
personaje real del siglo XVIII, cantatriz y espadachina, que inspiró a T. Gauthier
la novela del mismo nombre. (N. del T.)
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