domingo

LECCIONES DE VIDA (101) - ELISABETH KÜBLER-ROSS Y DAVID KESSLER


LA LECCIÓN DE LA RENDICIÓN (8)

DK (3)

Muchas personas que quieren cambiar de profesión recuerdan el dicho de “zapatero a tus zapatos” y llegan a la conclusión de que pueden aportar un estilo propio, una creatividad y un valor increíbles a su forma de trabajar actual en lugar de buscar algo distinto.

Hay ocasiones en que la necesidad de cambio es evidente, pero en otras no. Cuando no sepamos si ha llegado el momento de cambiar o de rendirnos, puede ayudarnos la oración de la serenidad:

“Dios, concédeme la serenidad de aceptar las cosas que no pueden cambiar, el coraje de cambiar las que sí puedo cambiar y la sabiduría para distinguirlas.”

A veces aprendemos la lección de la rendición en lugares y de formas insospechadas.

“Cuando tenía veintisiete años, trabajaba en Japón”, contaba Jeff. “Era un lugar apasionante, la vanguardia del mundo de los negocios. En mitad de un gran proyecto, empecé a perder el apetito y, después, a sentirme muy cansado. En un principio creí que era debido al exceso de trabajo, pero al final me hospitalizaron y me diagnosticaron una neumonía. Aquello me pareció malo… hasta que me dijeron que aquel tipo de neumonía lo provocaba el VIH. Los médicos estabilizaron mi estado físico para que pudiera volver a Estados Unidos.

“Cuando regresé sólo traje en mi mochila verde unas cuantas cosas; dejé en Japón el resto de mis pertenencias. También dejé allí toda mi vida anterior, pues había estudiado durante años la economía y los negocios japoneses y siempre había querido vivir en aquel país. Cuando me recuperé de la neumonía me sentí como si me hubieran arrebatado todos mis sueños. Era como oír: ‘Lo siento, pero no podrá tener lo que quiere nunca más.’ Y así era: ya no podía tenerlo. Habría resultado demasiado difícil vivir en un país extranjero, lejos del lugar donde recibía el tratamiento y el seguimiento que necesitaba. Ya es bastante duro batallar con el sistema sanitario de mi país.

“Al principio me sentí enojado y frustrado, pero descubrí que todavía podía elegir. Podía intentar vivir mi antiguo sueño, que ahora era imposible, o rendirme a mi nueva vida. Continuar con mi vida anterior podía suponerme un estrés enorme, así que tenía que rendirme. Me habían ofrecido una vida nueva.

“Cuando dejé de luchar contra la realidad, surgieron nuevas ideas y sueños. Los abogados con los que había trabajado siempre me habían impresionado y me di cuenta de que yo también podía serlo. La carrera de Derecho duraba tres años, pero gracias a los cuidados médicos yo tenía un futuro. Cuando me rendí descubrí aspectos de mí mismo que no conocía: mi valor, mi adaptabilidad. Ahora disfruto de una vida maravillosa y siento que todo es perfecto. Me gusta estar otra vez en estados Unidos y todo funciona de un modo estupendo. Me he establecido aquí de un modo que no esperaba. Muchas posibilidades nuevas y maravillosas surgieron cuando me rendí a este nuevo futuro.”

Jeff podría haberse sentido furioso y víctima de la situación durante los veinte años siguientes, pero eligió no hacerlo y rendirse a lo que la vida le ofrecía. Incluso él estaba asombrado por su falta de resentimiento.

“Pensaba que me sentiría amargado -dijo-, pero recibí un fantástico regalo. Comprendí que soy capaz de ver las cosas de un modo distinto y de desprenderme de mis ideas preconcebidas. Todos los tópicos se han cumplido: la vida es muy corta y no sabemos cuál será nuestro último día. Encontrar lo bueno en lo malo es una de las lecciones más gratificantes que he aprendido.”

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+