PRIMERA
PARTE “LAS
ENSEÑANZAS”
(Una forma yaqui de conocimiento)
X
(1)
En el mes de diciembre,
1964, don Juan y yo fuimos a recolectar las diversas plantas necesarias para
hacer la mezcla de fumar. Era el cuarto ciclo. Don Juan se limitó a supervisar
mis acciones. Me instaba a no precipitarme, a observar y deliberar antes de
cortar cualquiera de las plantas. En cuanto los ingredientes fueron reunidos y
almacenados, me sugirió que debía tener un nuevo encuentro con su aliado.
Jueves,
31 de diciembre, 1964
-Ahora que sabes un poco
más sobre la yerba del diablo y el humito, puedes decir con más claridad a cuál
de los dos prefieres -dijo don Juan.
-En serio, el humito me
da terror, don Juan. No sé exactamente por qué, pero no le tengo buen
sentimiento.
-Te gusta el halago, y la
yerba del diablo te halaga igual que una mujer, te hace sentir bien. El humito,
en cambio, es el poder más noble, el que tiene el corazón más puro. Ni incita a
los hombres ni los aprisiona; ni ama ni odia. Todo lo que requiere es fuerza.
La yerba del diablo también requiere fuerza, pero distinta. Algo parecido a ser
ardiente con las mujeres. En cambio, la fuerza que el humito requiere es la
fuerza del corazón. Él no es como la yerba del diablo, llena de pasiones, celos
y violencias. El humito es constante. No tienes que preocuparte de que a lo
mejor se te olvidó algo y te va a llevar la chingada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario