TEATRO ORIENTAL Y TEATRO OCCIDENTAL (4)
En el teatro oriental de
tendencias metafísicas, opuesto al teatro occidental de tendencias
psicológicas, las formas asumen sus sentidos y sus significaciones en todos los
planos posibles: producen una vibración que no opera en un solo plano, sino en
todos los planos del espíritu a la vez.
Y el teatro oriental, por
esta misma multiplicidad de aspectos, puede así perturbar y encantar y excitar
continuamente al espíritu. Porque no se ocupa del aspecto exterior de las cosas
en un único plano, ni se contenta con la confrontación o el impacto de los
aspectos de las cosas con los sentidos, y tiene en cuenta el grado de
posibilidad mental de donde nacieron esos aspectos, el teatro oriental
participa de la intensa poesía de la naturaleza y conserva sus relaciones
mágicas con todos los grados objetivos del magnetismo universal.
La puesta en escena es
instrumento de magia y hechicería; no reflejo de un texto escrito, mera
proyección de dobles físicos que nacen del texto, sino ardiente proyección de
todas las consecuencias objetivas de un gesto, una palabra, un sonido, una
música y sus combinaciones. Esta proyección activa sólo puede realizarse en
escena, y sus consecuencias se descubrirán sólo ante la escena y sobre ella; el
autor que sólo emplea palabras escritas nada tiene que ver en el teatro, y debe
dar paso a los especialistas de esta hechicería objetiva y animada.
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