PRIMERA
PARTE “LAS
ENSEÑANZAS”
(Una forma yaqui de conocimiento)
IX
(3)
Jueves,
24 de diciembre, 1964
Hoy narré toda la experiencia
a don Juan. Como de costumbre, escuchó sin interrumpirme. Al final tuvimos el
siguiente diálogo.
-No te fue bien porque
hiciste algo muy malo.
-Lo sé. Fue un error
estúpido, un accidente.
-Con la yerba del diablo
no hay accidentes. Te dije que la yerba te probaría hasta lo último. Una de
dos: o eres muy fuerte, o de veras la yerba te quiere. El centro de la frente
es sólo para los grandes brujos que saben manejar su poder.
-¿Qué pasa cuando un
hombre se pasa la pasta en la frente, don Juan?
-A menos que el hombre
sea un brujo de primera nunca vuelve del viaje.
-¿Se ha frotado usted la
pasta en la frente, don Juan?
-¡Jamás! Mi benefactor me
dijo que muy pocas personas vuelven de un viaje así. Uno podría quedarse solos
meses enteros y tener que ser atendido por otros. Mi benefactor decía que las
lagartijas pueden llevar a un hombre al fin del mundo y enseñarle los secretos
más maravillosos, si así lo pide.
-¿Conoce usted a alguien
que haya emprendido ese viaje?
-Sí, mi benefactor. Pero
nunca me dijo cómo volvió.
-¿Es tan difícil volver,
don Juan?
-Sí. Por eso lo que tú hiciste
de veras me sorprende. No sabías el camino, y debemos seguir ciertos pasos,
porque es en los pasos donde el hombre halla fuerza. Sin ellos no somos nada.
Permanecimos horas en
silencio. Él parecía sumergido en una meditación muy profunda.
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