por Alejandra M. Zani
Páginas de Espuma reúne los cuentos de la escritora de 'La edad de la inocencia'
Si se dijera que una persona que
vivió a fines del siglo XIX era abiertamente bisexual, que recorrió en moto el
frente durante la I Guerra Mundial, que cruzó el Atlántico más de 60 veces y
que ganó un Premio Pulitzer, nadie pensaría que se trata de una mujer. Mucho
menos de una que se consideraba a sí misma "antifeminista".
Esta mujer fue Edith Wharton (Estados
Unidos, 1862 - Francia, 1937). Ahora, la editorial Páginas de Espuma ha
realizado una labor de exégesis al publicar el primer tomo de sus Cuentos Completos (1891-1908), como hicieron
anteriormente con autores como Henry James, Antón Chéjov y Edgar Allan Poe,
para traer a España los relatos de la autora en un momento en el que el
feminismo es el gran asunto. "Feminista a su pesar, es una escritora que no necesita
defensa", alega Clara Obligado, escritora argentino-española y prologuista
del libro.
Este primer volumen se compone de
todos los cuentos compilados por Richard Warrington Baldwin Lewis en The collected short stories (1968), por primera
vez traducidos al español y presentados en una misma colección. La autora que
pasó a la historia de la literatura con La edad de la inocencia,
novela que le valió el Pulitzer y que fue adaptada cinematográficamente por
Martin Scorsese, aplicó a las protagonistas de sus escritos las mismas
convicciones que guiaban sus quehaceres cotidianos. Como Lydia, la protagonista
de su cuento Almas vencidas, también ella fue
una de las primeras mujeres en obtener el divorcio de su marido. En el cuento, la
protagonista se pregunta: "Puede que sea necesario que el
mundo se rija por convenciones..., pero si creíamos en ellas, ¿por
qué escapamos?".
Wharton fue la primera en lograr
muchas cosas: en obtener el Pulitzer de no ficción, en ser nombrada Doctor Honoris
Causa en la Universidad de Yale y en alcanzar la medalla de oro en el Instituto
Nacional de las Artes y las Letras en Estados Unidos. Aun así, su nombre es
apenas conocido si se lo compara con otros autores de su misma época, como
James Joyce o Ernest Hemingway. "A las mujeres de la historia se las
cuenta en su relación con los hombres de la historia", explica Obligado.
"Durante mucho tiempo se la consideró una segundona de Henry James,
pero quién sabe, también pudo haber sido al revés", agrega.
A pesar de esto, su buena fortuna y
su estatus social le permitieron dedicarse a la escritura. Y su talento la
posicionó como una autora de renombre, dos veces candidata al Premio
Nobel. "Wharton era todo un hombre", ironiza la
prologuista del libro. "Estaba acostumbrada a ser poderosa, se identificaba en gran parte con los hombres y su
error fue no haber sido más sensible a los movimientos feministas de su
época", explica. Fue esto lo que le costó que la erradicaran de la
literatura por tanto tiempo, primero por ser mujer, y luego por no haber
entrado más abiertamente en los conflictos de su época.
Sin escalas: del siglo XIX al siglo XXI
La pregunta es: ¿cómo traer a una
autora de fines del siglo XIX al tiempo de la lectura fugaz y de la atención
fragmentada? Para Emma Cotro, una de las encargadas de la traducción del libro,
esto no es un problema porque "se trata de una autora que ve con ojos
de vanguardia, moderna y divertida".
Según Cotro, la lectura de Wharton es
justa y necesaria porque sus conflictos son los de las chicas de hoy: una sexualidad compleja, la búsqueda de trabajo, un hombre
que la engañó, pero también la preocupación por su casa y su jardín. En sus
cuentos, lo pequeño es símbolo de lo grande hasta el punto en el que un
sombrero llega a ser la expresión de la cultura. "Hay personajes de sus
novelas que nos enteramos de su estatus social, de si era una mujer vulgar de
quien se estaba burlando, o una reprimida o una mojigata, por la descripción
de su sombrero", explica la traductora.
Para Clara Obligado, los cuentos de
Wharton han llegado mucho menos al público porque son "para
mejores lectores". Para la prologuista del libro publicado por
Páginas de Espuma, "los grandes éxitos editoriales son novelas porque son
más fáciles de seguir, pero el cuento pide un lector más sofisticado".
Pero, como expresa la escritora
argentino-española, ha llegado el momento de leer a todas esas "abuelas de
la escritura" sin las cuales no existiría la literatura de mujeres de hoy:
Virginia Woolf, Jane Austen y Emily y Charlotte Brontë. "Las mujeres hemos
leído a los hombres, pero ellos no nos han leído a nosotras", explica.
"Ellos han leído una media literatura, y nosotros hemos leído una literatura completa, porque hemos leído a
hombres y a mujeres. Nuestra visión es más completa", agrega.
(EL MUNDO / 5-4-2018)
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