¿EXISTE EL ARTE SOCIALISTA? (1)
Pero ¿existe actualmente
el arte socialista? Evidentemente, sí. El arte socialista existe. Ejemplos:
Beethoven, muchas telas del Renacimiento, las pirámides de Egipto, la
estatuaria asiria, algunas películas de Chaplin, el propio Bach (en Rusia, se
toca Bach), etc.
¿Por qué tales obras
corresponden a la noción y el contenido del arte socialista? Porque, a nuestro
parecer, responden a un concepto universal de masa y a sentimientos, ideas e
intereses comunes -para emplear
justamente un epíteto del sustantivo comunismo- a todos los hombres sin
excepción.
¿Quiénes son todos los
hombres sin excepción? En esta denominación entran los individuos cuya vida se
caracteriza por la preponderancia de los valores humanos sobre los valores de
la bestia. Esta preponderancia de la melaza humana sobre el estado animal,
basta a capacitar a un individuo para figurar entre “todos los hombres sin
excepción”, cuyos sentimientos, ideas e intereses le son comunes y
orgánicamente solidarios. Dicho está que no figura “entre los hombres sin
excepción” el individuo cuya conducta denota un estado mórbido o de
insuficiencia psíquica que le coloca lejos por igual del hombre y de la bestia.
La vía y los medios que
siguen los valores estrictamente humanos para nacer y desenvolverse, varían
necesariamente según una serie de condiciones de medio telúrico y social,
condiciones que en la historia producen otros tantos tipos de humanidad,
diversos en las peripecias y accidentes de su desarrollo, pero idénticos en sus
leyes y destinos generales. Cuando una obra de arte responde, sirve y coopera a
esta unidad humana, por debajo de la diversidad de tipos históricos y
geográficos en que esta se ensaya y realiza, se dice que esa obra es
socialista. No lo es cuando, por el contrario, la obra limita sus raíces y
alcances sociales a la psicología e intereses particulares de cualquiera de las
fracciones humanas que en la especie se pluraliza según el medio espacial y
temporal.
El arte socialista no es,
entonces, una realidad que vendrá, como parecen pensar algunos críticos
marxistas, sino que es ya, como acabamos de decirlo, una realidad existente,
según los ejemplos que he citado. Aunque andamos aun lejos de la sociedad
socialista, no podrá negarse que existen diversos aspectos de la vida social,
cuya forma, estructura e irradiación colectivas son manifiestamente
socialistas. Ejemplos: la técnica de producción en cadena, el monocultivo, el combinat y otras formas avanzadas del
trabajo; el tipo standard de gran
número de productos industriales, muchas costumbres cotidianas, las grandes
viviendas obreras, y, finalmente, el gran arte. Se trata, desde luego, de
formas socialistas rudimentarias e incompletas dado que se hallan frenadas por
los antagonismos del sistema capitalista en que se producen. La masa misma es
acaso la forma más sugestiva, por ahora, de vida socialista.
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