domingo

JULIO CÉSAR CASTRO (JUCECA) - LA VUELTA DE DON VERÍDICO (29)


CORREO AÉREO


Hombre que supo ser capacitau pa los mensajes, aura que dice, Doritilo Manejo, el enamorau de Botánica Tripleta, la mayor de las Tripletas que eran cuatro: Cabizbaja, Cejijunta, Gutural y Botánica, que le decían “La mortadela” porque todo el mundo le sacaba el cuero.

Doritilo se había enamorau de Botánica, pero como era cortón pa la palabra conversada, gustaba hacerse entender por señales.

Cuando la conoció, en lugar de hablarle le hizo señales de humo. La conoció en un baile, la sacó a bailar con un pucho entre los labios y empezó con las señales de humo. A la china le lloraban los ojos con la humareda, y el otro contento porque creía que con las señales la tenía emocionada.

Pa la madrugada, después de bailarse una punta e piezas y fumarse medio paquete de tabaco, la china se fue pa las casas con el padre, con los ojos a la miseria y muerta de las toses. Salió amarillenta de nicotina.

Doritilo quedó enamorau y preocupau, porque la china vivía como a diez leguas de su rancho y no era fácil verla a menudo pa mandarle los mensajes.

Fue cuando se le ocurrió lo de las bochas.

Pa que naides se diera cuenta del mensaje que le iba a mandar, emparejó un potrerito, lo pisonó bien apisonado, le puso unos tablones en cada punta, y le quedó flor y nata de cancha e bochas. Como llegó gente de lejos pa verla, enseguida armó partido. Pero antes agarró una bocha, le hizo un aujero, y adentro le encajó el mensaje de amor pa la Botánica.

Una mañana se juntó con varios vecinos, y de mientras se iba haciendo un asadito a las brasas, armaron un partidito de bochas.

Bochazo va, arrime viene, Doritilo esperó que le tocara bochar pal rumbo ande vivía su paloma. Cuando le tocó, agarró la bocha con mensaje, revolió el brazo, se afirmó, y la bocha salió como cañonazo pa aquel lau. Todos se la quedaron mirando de boca abierta, hasta que se perdió en el horizonte.

La bocha iba echando fuego en el aire de tan ligera que volaba. Cruzó valles y cañadas, cerros y bañados, arroyos cantarines y montes de ucalitos, abrojales y espadañas, rancheríos y trigales.

A la pasada embocó por la ventana del boliche El Resorte y siguió de largo arrancando una tabla floja del otro lau. En el boliche fue el disparramo de gente. Hasta el barcino hinchó el lomo y salió a la disparada y los bufidos.

El tape Olmedo sentau en una mesa con media botellita de vino, comentó:

-No hay por qué asustarse. Eso es satélite clavau.

La bocha siguió como pedrada rumbo a lo de Botánica Tripleta con el mensaje adentro, hasta que perdió altura, se frenó en una loma, y llegó mansita rodando hasta la puerta misma de la moza que se seguía sacando humo de los ojos.

Pero taba e Dios que esa mujer no fuera pa Doritilo. La bocha la agarró el viejo Tripleta, y al ver que tenía un aujero, se hizo un balero. Después, cada vez que el viejo embocaba una, a diez leguas de distancia Doritilo sentía una puntada en el pecho.

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