CORREO AÉREO
Hombre que supo ser
capacitau pa los mensajes, aura que dice, Doritilo Manejo, el enamorau de Botánica
Tripleta, la mayor de las Tripletas que eran cuatro: Cabizbaja, Cejijunta,
Gutural y Botánica, que le decían “La mortadela” porque todo el mundo le sacaba
el cuero.
Doritilo se había enamorau
de Botánica, pero como era cortón pa la palabra conversada, gustaba hacerse
entender por señales.
Cuando la conoció, en
lugar de hablarle le hizo señales de humo. La conoció en un baile, la sacó a
bailar con un pucho entre los labios y empezó con las señales de humo. A la
china le lloraban los ojos con la humareda, y el otro contento porque creía que
con las señales la tenía emocionada.
Pa la madrugada, después
de bailarse una punta e piezas y fumarse medio paquete de tabaco, la china se
fue pa las casas con el padre, con los ojos a la miseria y muerta de las toses.
Salió amarillenta de nicotina.
Doritilo quedó enamorau y
preocupau, porque la china vivía como a diez leguas de su rancho y no era fácil
verla a menudo pa mandarle los mensajes.
Fue cuando se le ocurrió
lo de las bochas.
Pa que naides se diera
cuenta del mensaje que le iba a mandar, emparejó un potrerito, lo pisonó bien
apisonado, le puso unos tablones en cada punta, y le quedó flor y nata de
cancha e bochas. Como llegó gente de lejos pa verla, enseguida armó partido.
Pero antes agarró una bocha, le hizo un aujero, y adentro le encajó el mensaje
de amor pa la Botánica.
Una mañana se juntó con
varios vecinos, y de mientras se iba haciendo un asadito a las brasas, armaron
un partidito de bochas.
Bochazo va, arrime viene,
Doritilo esperó que le tocara bochar pal rumbo ande vivía su paloma. Cuando le
tocó, agarró la bocha con mensaje, revolió el brazo, se afirmó, y la bocha
salió como cañonazo pa aquel lau. Todos se la quedaron mirando de boca abierta,
hasta que se perdió en el horizonte.
La bocha iba echando
fuego en el aire de tan ligera que volaba. Cruzó valles y cañadas, cerros y
bañados, arroyos cantarines y montes de ucalitos, abrojales y espadañas,
rancheríos y trigales.
A la pasada embocó por la
ventana del boliche El Resorte y siguió de largo arrancando una tabla floja del
otro lau. En el boliche fue el disparramo de gente. Hasta el barcino hinchó el
lomo y salió a la disparada y los bufidos.
El tape Olmedo sentau en
una mesa con media botellita de vino, comentó:
-No hay por qué
asustarse. Eso es satélite clavau.
La bocha siguió como
pedrada rumbo a lo de Botánica Tripleta con el mensaje adentro, hasta que
perdió altura, se frenó en una loma, y llegó mansita rodando hasta la puerta
misma de la moza que se seguía sacando humo de los ojos.
Pero taba e Dios que esa
mujer no fuera pa Doritilo. La bocha la agarró el viejo Tripleta, y al ver que
tenía un aujero, se hizo un balero. Después, cada vez que el viejo embocaba
una, a diez leguas de distancia Doritilo sentía una puntada en el pecho.
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