domingo

CÁNTICO ESPIRITUAL (40) - SAN JUAN DE LA CRUZ


CANCIÓN 16

A zaga de tu huella
las jóvenes discurren al camino.
al toque de centella,
al adobado vino,
emisiones de bálsamo divino.

DECLARACIÓN (2)

4 / En los versillos primeros habemos declarado que las almas a zaga de la huella discurren al camino con ejercicios y obras exteriores, y ahora en estos tres versillos da a entender el alma el ejercicio que interiormente estas almas hacen con la voluntad, movidas por otras dos mercedes y visitas interiores que el Amado les hace, a las cuales llama aquí “toque de centella” y “adobado vino”; y al ejercicio interior de la voluntad que resulta y se causa de estas dos visitas, llama “emisiones de bálsamo divino”. Cuanto a lo primero, es de saber que este “toque de centella” que aquí dice, es un toque sutilísimo que el Amado hace a la alma a veces, aunque cuando ella está más descuidada, de modo que la enciende el corazón en fuego de amor, que no parece sino una centella de fuego que saltó y la abrasó; y entonces, con gran presteza, como quien de súbito recuerda, enciéndese la voluntad en amar y desear y alabar y agradecer  y reverenciar y estimar y rogar a Dios con sabor de amor. A las cuales cosas llama “emisiones de bálsamo divino”, que responden al “toque de centella”, que es el bálsamo divino, que conforta y sana al alma con su olor y substancia.

5 / De este divino toque dice la esposa en los Cantares de esta manera: “Dilectus meus misit manum suam per foramen, et venter meus intrmuit ad tactum eius; quiere decir: “Mi Amado puso su mano por la manera, y mi vientre se estremeció a su tocamiento” (5,4). El “tocamiento” de el Amado es el toque de amor que aquí decimos que hace al alma; la “mano” es la merced que en ello le hace; la “manera” por donde entró esta mano, es la manera y modo y grado de perfección que tiene el alma, porque al modo de eso suele ser el toque en más o en menos, y en una manera o en otra de cualidad espiritual de el alma; el “vientre” suyo que dice se estremeció, es la voluntad en que se hace el dicho toque, y el “estremecerse”, es levantarse en ella los apetitos y afectos a Dios de desear, amar y alabar, y los demás que habemos dicho, que son las emisiones de bálsamo que de ese toque redundan, según decíamos.

Al adobado vino.

6 / Este adobado vino es otra merced muy mayor que Dios algunas veces hace a las almas aprovechadas, en que las embriaga en el Espíritu Santo con un vino de amor suave, sabroso y esforzoso; por lo cual le llama “vino adobado”, porque así como el vino adobado está cocido con muchas y diversas especias olorosas y esforzosas, así este amor, que es el que Dios da a los ya perfectos, está ya cocido y asentado en sus almas, y adobado con las virtudes que el alma ya tiene ganadas; el cual con estas preciosas especias adobado, tal esfuerzo y abundancia de suave embriaguez pone en el alma en las visitas que Dios la hace, que con grande eficacia y fuerza la hace enviar a Dios aquellas emisiones o enviamientos de alabar, amar y reverenciar, etc., que aquí decimos; y esto con admirables deseos de hacer y padecer por Él.

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