domingo

LECCIONES DE VIDA (78) - ELISABETH KÜBLER-ROSS Y DAVID KESSLER


10 / LA LECCIÓN DEL JUEGO (2)

DK (2)

Durante los años que hemos acompañado a pacientes al borde de la muerte, no hemos encontrado nunca a nadie que nos dijera que si hubiera podido trabajar un día más a la semana o nueve horas al día en lugar de ocho, habría sido más feliz. Los moribundos recuerdan sus éxitos laborales y otros logros con un sentimiento de orgullo, pero también se dan cuenta de que la vida consiste en algo más. Descubren que si sus logros laborales no han estado equilibrados con buenos momentos en su vida personal, esos logros resultan vacíos. Se dan cuenta, con frecuencia, de que han trabajado duramente, pero que no han vivido de verdad. Como alguien dijo: “Mucho trabajo y poco juego hacen de la vida un aburrimiento.” En efecto, sin el juego la vida resulta aburrida y carece de equilibrio.

Estamos en este mundo para divertirnos y jugar… a lo largo de toda la vida. El juego no es sólo un pasatiempo para niños, es la fuerza que mueve la vida. El juego mantiene joven nuestro corazón, hace que nos apasionemos por el trabajo y que nuestras relaciones sean mejores. El juego nos rejuvenece, y jugar es vivir la vida con plenitud.

Por desgracia, normalmente damos al juego poca importancia. Otorgar al trabajo una prioridad alta resulta útil, puesto que todos debemos cuidar de nosotros mismos y de nuestra familia, pero hemos llevado esta prioridad demasiado lejos. Muchas personas adultas sienten una necesidad imperiosa y continua de ser productivas y eficaces y de alcanzar metas. Nuestra generación sabe cómo hacer, pero no siempre sabe cómo ser. El problema no consiste en que alguien trabaje ocho horas al día en su trabajo principal y cuatro noches extra para pagar la hipoteca y llenar la nevera de la familia. Si no hay más remedio que tener dos trabajos para llegar para llegar a fin de mes, debe hacerse. Sin embargo, hay personas que trabajan por las noches y los fines de semana no para salir adelante, sino porque creen que deben hacerlo así. Si se trata de una situación temporal, quizá merezca la pena, pero si se trata de una forma de vida y no van a tener ninguna noche ni finde semana libres, quizá deban preguntarse si les compensa vivir así.

Muchas personas trabajan todo el día y también por las noches para progresar, aunque han olvidado por qué quieren progresar. Esas personas, cuando salen, es para asistir a un acontecimiento social que les proporcione oportunidades de mejora laboral en lugar de ir a una reunión sólo para divertirse. Los fines de semana se convierten en tiempo extra para ponerse al día y seguir progresando en el trabajo. Cuando estas personas intentan divertirse durante los fines de semana, no pueden evitar la persistente sensación de que están perdiendo el tiempo.

Para progresar, dejamos de lado a nuestros seres queridos. Creemos que nuestro deseo es darles algo más cuando, en realidad, lo que ellos quiere es a nosotros.

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