RECUPERAR NUESTRO LADO OSCURO MEDIANTE LA INTUICIÓN, EL ARTE Y EL RITUAL
45: EL APRENDIZAJE DE LA IMAGINACIÓN
ACTIVA
Barbara Hannah (2)
Todos
nosotros hemos experimentado el hecho de que nuestras intenciones conscientes
se ven interferidas de continuo por motivaciones desconocidas -o relativamente
desconocidas- procedentes del inconsciente. Quizás la definición más simple de
la imaginación activa consiste en decir que nos brinda la posibilidad de
entablar negociaciones -y, a su debido momento, llegar a un acuerdo- con las
fuerzas y figuras del inconsciente. En este sentido la imaginación activa
difiere del sueño porque, en este último caso, no tenemos el menor control
sobre nuestra conducta. En la mayoría de los casos basta con analizar nuestros
sueños para restablecer el equilibrio entre la conciencia y el inconsciente
pero existen algunos casos, no obstante, en la que eso no es suficiente. Antes
de seguir adelante, sin embargo, convendría describir sucintamente las técnicas
que suelen utilizarse en la imaginación activa.
La
primera condición consiste en estar a solas y sin posible perturbación.
Entonces debemos sentarnos y concentrarnos en cualquier imagen o sonido
procedente del inconsciente. Cuando esto ocurre -y tal cosa no suele ser
sencilla- debemos evitar que regrese de nuevo el inconsciente dibujando,
pintando o escribiendo lo que hayamos visto u oído (aunque, en ocasiones,
quizás resulte más adecuado recurrir al movimiento o a la danza). Hay personas
que tienen dificultades para conectar directamente con el inconsciente. Para
ellas quizás resulta más apropiado escribir una historia sobre otras personas,
una historia que, en definitiva, revela invariablemente facetas totalmente
inconscientes del psiquismo del narrador.
En
cualquiera de los casos, el objetivo consiste en llegar a establecer contacto
con el inconsciente, lo cual supone una oportunidad para que este se exprese.
(Quién esté convencido de que el inconsciente no tiene vida propia debería
probar este método alguna que otra vez.) Para ello casi siempre resulta
necesario superar un mayor o menor nivel de “dificultad consciente” y permitir
que las fantasías -que de un modo u otro siempre pueblan el inconsciente-
emerjan en la conciencia. (En cierta ocasión Jung me dijo que, en su opinión,
el sueño siempre está presente en el inconsciente pero que para registrarlo
plenamente en la conciencia debemos dormir y retirar nuestra atención del
exterior). La primera regla de la imaginación activa consiste pues en aprender,
por así decirlo, a ver o escuchar el sueño mientras estamos despiertos.
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